Capítulo 27

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Pasaron cuatro horas en las que Shōyō se mantuvo encerrado en la habitación. Quería estar con Tadashi para acompañarlo en aquel momento, pero le era aterrador. Recordando aquello que lo tenía todavía perturbado.

El dolor en su vientre era tan vívido cuando lo recordaba y la imagen mental de su propia sangre desparramándose en aquel baño mientras lloraba desesperado a gritos.

Apretó sus uñas en su cabeza, sólo un poco.

Odiaba actuar de esa manera.

La puerta de la habitación fue abierta y Shōyō miró a su madre entrar. Quiso preguntar por Tadashi, por su estado y por el bebé.

Pero las palabras de su boca no salieron. En cambio, un nudo que lo ahogó por un breve momento lo hizo temblar de pies a cabeza.

Kiyoko se acercó para abrazarlo y sobó su espalda.

— ¿No quieres ver a tu sobrina?

Se alejó de su madre al escucharla y la miró a los ojos. Shōyō se levantó del piso enseguida, casi corriendo escaleras arriba y al entrar en la habitación, pudo ver a un Tadashi con su bebé en brazos y a Atsumu a su lado, ayudándolo.

Shōyō se acercó, sentándose en la cama y Tadashi no podía ocultar su alegría, con una sonrisa de oreja a oreja.

— Mírala. — él susurró mientras le descubría el rostro.

Ahí la vio.

Su diminuto rostro todavía rojo por haber llorado. Arropada con una manta que, si no se equivocaba, Atsumu la compró apenas llegaron al pueblo.

— ¿Ya elegiste su nombre?

Tadashi miró a Atsumu, quien asintió emocionado.

— Airi. Se llamará Airi. — acercó a la pequeña a su rostro y besó su cabeza con sumo cuidado.




A pesar de que Airi nació mucho antes de lo esperado, todos estaban más que preparados por la llegada de un bebé a la casa. Algunos vecinos que ya conocían vinieron a conocerla, dejando algunos regalos y en su mayoría era ropa, lo que venía muy bien recibida.

Al estar ya en primavera, el frío estuvo disminuyendo y aquello era algo que aliviaba mucho a Tadashi, que estaba muy nervioso día y noche. Casi no dormía y cuando lo hacía, despertaba asustado por el estado de la bebé.

Cinco días después de que Airi naciera, en mitad de la madrugada, Atsumu la intentaba hacer dormir mientras que Tadashi los veía desde la cama, sin poder pararse todavía. Su recuperación sería larga, pero estaría bien.

— ¿Tendrá hambre?

Preguntó Shōyō al despertar por el movimiento a su alrededor.

— ¿Quizá? — susurró Tadashi, que empezaba ya a dormitar — Pero recién le di de comer. — se sentó con mucho cuidado y Atsumu se acercó para pasársela, ayudándolo para que no hiciera fuerza.

Pero no era pecho lo que ella quería.

Tadashi miró con ansiedad al licántropo, que intentaba guardar la calma.

Ambos miraron a Shōyō.

— ¿Y si le hablas?

Shōyō parpadeó y Atsumu se acercó con la bebé en brazos.

— Eh, yo, ¿qué? — miró los ojos rojos de la pequeña que lo miraba como podía con la poca luz que daba el candil de la cómoda a un lado de la cama improvisada que tenía — Chicos, ¿por qué mejor no llaman a una de mis madres? Ellas saben mejor de esto.

Rompecabezas | Haikyū!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora