15. Viaje.

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LIAM

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LIAM.

—¿Cuántos pares de calcetines planeas llevarte? —preguntó Nate, serio.

Le di una mirada rápida.

—No lo sé, tampoco es que nos iremos a quedar mucho.

La época navideña había terminado. Recibimos el año nuevo la semana pasada, lo que significaba que muy pronto tendríamos que regresar a la escuela. Y lo prefería muchísimo más que estar en casa. Ni mi familia ni yo pudimos disfrutar al cien de las festividades porque hubo tormentas de nieve. Así que nos toco quedarnos encerrados casi dos semanas, y fue horrible. No ayudaba el hecho de que Nate y Sara estuvieran aquí, especialmente por la segunda.

Lo único bueno de estas últimas semanas fue que Tyler y Liana habían arreglado su relación, agradecía el hecho de que este idiota viviera tan cerca, aun así, se quedó unos días a dormir en mi casa, para disfrutar más con Nate. Mi hermana melliza no había dirigido palabra con Sara, la verdad era muy incómodo cuando estábamos reunidos todos juntos, se formaba un ambiente demasiado tenso.

Por otro lado, me había enterado de que Hayden y Josh habían llegado de sus vacaciones, planeaban llegar antes, pero la tormenta los retrasó. Como no habíamos podido compartir con ellos como era debido en el tiempo de descanso, planeamos pasarnos un fin de semana juntos fuera, aprovechando que el ambiente invernal se había calmado y que esta era la última semana de nuestras vacaciones navideñas.

Toda la planeación debíamos agradecerla a Liana. Había convencido a mis padres de que rentaran una cabaña para acampar. Si, acampar. Pudo haber pedido un hospedaje en un hotel, podíamos permitirnos esos tipos de caprichos, pero NO, ella había insistido en que fuera una cabaña a mitad de la nada. Ya tenía un mal presentimiento y ni siquiera había salido de casa.

Con respecto a Cassia, habíamos hablado todos los días por videollamada o por mensaje. Como tampoco podía salir pintaba para distraerse. No podía borrar mi sonrisa cuando hablábamos y me mostraba emocionada los dibujos que había hecho o cuando la veía llena de pintura tras la pantalla.

—Aún así, me llevaré varios, uno nunca sabe.

Mire con los ojos entrecerrados a Nate que arreglaba su maleta en el suelo.

—¿Por qué necesitarías tantos calcetines? —cuestioné en broma.

—Podrían romperse —argumentó.

—Creo que el termino que buscas es perderse —dije, sonriendo—. Recuerdo que cuando íbamos a la escuela llevabas de diferentes colores.

—¡Lo hacía a propósito!

—Si, claro.

—Implementaba una nueva moda, y no se diga más.

Dio por zanjada la conversación, levanté mis manos en señal de rendición.

¿Y si contamos las estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora