Liam Danvers es un chico inteligente, amable y guapo. Por diferentes circunstancias, se ve en la obligación de mudarse a una nueva ciudad junto con su familia. Él, se verá en la obligación de adaptarse, no solo al nuevo lugar que llamará hogar. Si n...
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CASSIA.
Solté un gruñido mientras intentaba abrir mis ojos. El colchón se había hundido a mi lado, no necesitaba levantarme para saber quién era. Había dos opciones, mi mascota o mi mejor amiga. Teniendo en cuenta que Olaf no podía girar el pomo de la puerta, llegué a la conclusión que sería la segunda.
—Se que estás despierta —Hayden me pinchó la mejilla con un dedo.
—No, no lo estoy —Dije aún con los ojos cerrados.
—¡Las personas dormidas no hablan!.
—¡Pues soy sonámbula!
—Cassie.
La ignoré categóricamente, estaba soñando que me casaba con Gilbert Blythe, GILBERT BLYTHE ¡Y me interrumpió!
—Casieeeee.
Era una boda preciosa.
—¡Cassia Paola Cooper!
—¡No digas mi segundo completo! —exclamé enfurruñada.
—Pues no me ignores —puso los ojos en blanco—. Tengo que contarte cómo me fue en mi viaje por Europa.
Dijo haciendo un puchero,como si así fuera a convencerme.
Obvio no me va a convencer.
Espera...
No funcionará.
Un momento...
—Vale, pero primero voy a ir al baño —dije antes de incorporarme en la cama.
Débil.
Ella se levantó de la cama y comenzó a dar saltitos en dirección a la ventana, cuando me coloqué de pie Hayden abrió la ventana de par en par, cerré los ojos por la luz solar que se coló en mi habitación, cuando di un paso no me fijé que tenia la sábana enredada en uno de mis pies y terminé cayendo de bruces al suelo.
Efe.
Solté una maldición por lo bajo.
—Cassie, ¿te caíste? —escuché a Hayden preguntar.
Puse los ojos en blanco. La próxima vez iba a cerrar la puerta con pestillo.
Quedé acostada en el piso boca arriba, aproveché la posición para sacarle el dedo corazón a la rubia que me miraba riendo.
—Me gusta más el piso, creo que me quedaré aquí un rato —bromeé.
La pereza me invadió, sinceramente, no tenía ganas de levantarme aún, si no era en mi cama pues en el piso sería.
—Bueno, ahora sí. Te contaré todo.
Y así comenzó a contarme cómo hizo un tour por toda Europa y como en cada hotel conoció a un chico distinto. Me dijo que estuvo en varios conciertos de bandas, que compró ropa en las mejores tiendas. Incluso me mostró fotos. Y oh, sorpresa, asistió al concierto de mi boyband coreana favorita. Parecíamos dos niñas fangirleando sobre lo guapos y talentosos que eran.
