13. Ho ho ho feliz navidad.

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LIAM

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LIAM.

—¿La casa está limpia? —preguntó mamá caminando de un lado a otro.

La miré.

—Si mamá, el ama de llaves ya se encargó de eso.

—¿Y mi colección de porcelana navideña? ¿creen que está bien el decorado? —preguntó de nuevo pero está vez a Liana.

—Todo se ve perfecto, mamá —respondió ella.

Mi madre asintió satisfecha y se dirigió hacia la cocina, pobre de quién estuviese en ella.

Desde que amaneció mi madre comenzó a preparar todo para la cena navideña, no paraba de caminar de un lado a otro preparando la casa, aunque esta ya estaba decorada desde inicios de mes. Como si no fuera suficiente, sacó su juego de porcelana navideña, aunque eso era ya como una tradición familiar. Básicamente Liana y yo habíamos tenido que lidiar con todo eso porque mi padre había salido con los mocosos.

Después de estar unos segundos jugando con un peluche de elfo que se encontraba en la mesita de sala de estar me giré para encontrarme a Liana al otro lado del sofá de terciopelo azul. Tenía los codos apoyados en la rodillas y con sus manos sostenía sus mejillas.

—Y tú ¿me vas a decir por qué estás así? —reproché.

Ya había pasado más de un mes desde la fiesta de Rachel y Liana estaba rara desde ese día. Ella y Tyler no se podían ni ver, se notaba que algo había pasado y por más que insistía ninguno de los dos me decían nada. Normalmente cuando ellos discutían se reconciliaban a las horas, incluso a los días. Pero ya había pasado mucho tiempo y nada, lo que significaba que había sido algo grave.

Liana me miró con mala cara.

—No me pasa nada.

Y hasta me daba la misma respuesta, Pellizqué la punta de mi nariz.

—Eres mi hermana. Te conozco, literalmente, desde que nací —dije —. Podrás decirle a cualquier persona que estás bien, pero sé perfectamente que no lo estás.

Liana evadió mi mirada.

—Vamos, dime la verdad.

—No es tú problema, Liam.

Suspiré agotado. Si hay algo que no me gustaba era ver a Liana molesta o triste. Debía terminar con eso ahora mismo. 

—¿Estás embarazada? —solté de golpe.

Mi hermana abrió los ojos como platos. Era digna de fotografiar, que lástima que no tenía mi móvil a la mano, así tendría dos fotos vergonzosas suyas, una de ella llena de babas y esta.

—¡¿ESTÁS LOCO?!¡CLARO QUE NOOO!

—Vale, con un "No" era más que suficiente ¿sabes? Me hubieses ahorrado la rotura de tímpano.

¿Y si contamos las estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora