28. No te atrevas

263 38 13
                                    

-Creo que este es muy lindo- Mali llegó a mi lado con un pañalero con diseños de mariquita, lo tomé de sus manos para empezar a revisarlo

-¿Hay dos iguales?- ella asintió y desapareció de nuevo por los pasillos de la tienda.

Estábamos en el centro comercial, ella había estado convenciendome para venir a comprar cosas para las niñas, en casa de Michael ya tenía un montón de cosas por parte de mis padres, Michael y Crystal pero tal parece que nunca eran suficientes

-A los niños no les duran para nada los cambios de ropa- me había dicho Crystal- fácilmente les podrás poner un cambio o más por día y apenas estarías usando todos

Comencé a pasar mis dedos en busca de calcetines, baberos y guantes de bolsita.

-Aquí tienes- Tomé el otro traje de las manos de Mali y asentí con una sonrisa

-Quedará perfecto- lo dejé en mis manos y empezamos a revisar más cosas

-¿Ya te han dicho cómo nacerán?- me preguntó mientras pasábamos por los artículos de cuidado

-Mi doctora me ha dicho que sí todo sigue bien será parto natural- intentaba no pensar en aquellos vídeos donde me habían mostrado el parto de Crystal. Mis manos comenzaron a sudar- aunque realmente prefiero eso a que vuelvan a abrirme el estómago

-¿Tienes hambre ya? Podemos ir a casa o a un restaurante aquí mismo- di un salto en mi lugar cuando sentí un par de patadas, hice una mueca de dolor y Mali rio levemente

-Creo que eso es un si- pasamos por la caja a pagar, la fila llena de chicas y señoras embarazadas. Algunas acompañadas de amigas mientras que otras estaban acompañadas de sus parejas.

-¿Irán de regreso a Nueva York o se seguirán quedando en San Francisco?- me preguntó cuando salimos de la tienda, ella me ayudaba a cargar la bolsa.

Ya lo habíamos hablado Calum y yo el hecho de que era tiempo de volver a Casa. Teníamos a Duke solo por mucho tiempo y sí lo pensábamos queríamos saber sí podría adaptarse a la idea de dos personitas corriendo tras él en un futuro. Yo debía regresar a mis pinturas y él debía mantener su trabajo constante en Nueva York.

-Iremos a Nueva York- contesté- nos costará un poco de trabajo encontrar a otro doctor para que se ponga al corriente con mis cuidados pero debemos intentarlo. Mi hermano necesita su espacio con su esposa e hijos, Hanna está mucho mejor por lo que me iré un poco más tranquila.

Mali y yo caminamos hasta un local de comida casera, hacía un poco de calor por lo que nos sentamos bajo un ventilador. Mi teléfono comenzó a sonar y sonreí levemente antes de contestar

-¿Qué puedo hacer por ti, ángel?- una suave risa se escuchó al otro lado de la bocina. Mali rodó sus ojos y comenzó a revisar su teléfono.

La teníamos harta.

-¿Cómo va todo, Annie, ya han comido?- pasé mi mano por mi barriga mientras soltaba un suspiro

-Estamos en ello, hoy necesito que hables con tus hijas, Calum- fruncí el ceño ante el olor a grasa quemada

-No metas a mis hijas en tus problemas, Annie- me reprochó- ellas no hacen nada malo

-No dirías eso sí te patearan el intestino- ahogué una risa- aunque realmente lo que van a patearte van a ser las pelotas cuando empiecen a salir con chicos- se escuchó un respingo en frente de mí y vi a Mali intentando no soltar una carcajada

-Maldita sea Annie, ¿Por qué siempre haces eso?- sí de algo estaba segura es de que él jamás iba a soportar que algún tipo les rompiera el corazón

-¿Llegarás a cenar?- le cambié el tema antes de que empezara a histericarse

-Ya estoy en casa, estoy con mis padres- alcé mis cejas en sorpresa

-¿Y eso que llegaste temprano?- casi pude verlo encogiéndose de hombros

-Hoy me sentía más ansioso de lo normal- mis labios se fruncieron

-¿Te sentirías mejor sí voy a la casa?

Lo conocía, sabía que cuando decía que se sentía demasiado ansioso era porque presentía que algo iba a pasar. Era por eso que había ido a la casa temprano, quería asegurarse de que estuviera bien así como también sabía que por eso me había llamado

-No pasa nada, sé que estás con Mali- soltó un suspiro- come bien y te veré aquí, te esperaré para que tomes tu siesta- entrecerré mis ojos y él empezó a reír

-No tengo la culpa de que me dé más sueño luego de comer- sentí mis mejillas arder.

El mesero comenzó a dejarnos nuestros platos de comida y la boca se me hizo agua ante el exquisito olor. Asentí en agradecimiento y escuché a Mali musitar un pequeño gracias

-Y ahora ahí vas de nuevo, vas a culpar a mis hijas- no pude evitar sonreír y podría jurar que sonrió él igual

-Nos veremos en un rato más, ¿Está bien?- asintió con su voz- te amo

-Con todo mi corazón, Annie

Con eso terminamos la llamada, pero lo gracioso era que ahora era yo la que se sentía más ansiosa de lo normal.

-Un día de estos ustedes van a hacerme vomitar

Comimos entre platicas y burlas, la comida estaba realmente buena y apetitosa. Pero cuando terminé maldije por lo bajo cuando mis ojos comenzaron a pesarme.

-Odio tanto esto- me tallé mis ojos con fuerza mientras estos empezaban a lagrimear. Ella soltó una pequeña risa mientras nos levantábamos para irnos.

-Tal vez deberíamos dormir en el camino de regreso así no le darías el gusto de verte con sueño- me sugirió y yo no le vi fallas a su lógica. Salimos al estacionamiento en dónde el calor era insoportable.

-Señoritas- ambas nos detuvimos pero de un momento a otro me encontraba detrás de Mali siendo ella un bloqueo entre el hombre que estaba en frente y mi cuerpo

-¿Qué es lo que quieres?- le espetó a Aarón. Él sonrió con malicia y pasó sus ojos a través de mi

-Escuché rumores... Quiero saber sí son ciertos- mis manos comenzaron a sudar

-¿Y cuáles rumores serían esos?- ella intentaba parecer despreocupada pero yo podía sentir su cuerpo empezar a temblar

-Me han dicho que tu hermano daría cualquier cosa por su pequeña Annie- mi boca se secó

-No te atrevas- le dijo ella pero era tarde.

Sentí unas manos que sujetaron mis brazos por detrás, mi cuerpo se paralizó de miedo mientras veía cómo  dejaban inconsciente a Mali con un golpe en su cabeza. Él volteó a verme y sus ojos brillaron con diversión

-Estará bien, ahora nosotros tenemos que irnos

OJOS DE UN ÁNGEL (Calum Hood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora