EPÍLOGO

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-Tardas demasiado- escuché su voz al otro lado de la habitación. Reí por lo bajo ante la impaciencia en su voz

-No, tú eres demasiado impaciente- me di un último vistazo al espejo antes de dirigirme a la puerta.

Cuando sus ojos hicieron contacto con los míos pude ver cómo brillaron, mordí mi labio inferior conforme me acercaba a él. Una media sonrisa apareció en sus labios.

-¿Qué te pusiste, Annie?- le tendí mi mano y él la aceptó pasando sus dedos por mi anillo de bodas

-¿Recuerdas que te hablé acerca de que podías decirme tus fantasías, Calum?- la sonrisa desapareció de sus labios cuando pasé mi otra mano por su cabello. Un suspiro salió de sus labios- Ahora yo tengo que decirte la mía, la fantasía que ha estado formándose en mi cabeza desde hace tiempo- Calum se puso de pie así que mi cabeza se inclinó hacia atrás para verlo mejor

-¿Y cuál sería esa?- sus pupilas estaban dilatadas y su voz se puso ronca.

-¿Recuerdas ese dibujo que hice cuando aún estaba embarazada?- asintió con la cabeza solo una vez- No puedo sacarlo de mi cabeza

Con ayuda de Crystal busqué en las mejores boutiques de París el vestido que estaba utilizando. Intenté que se pareciera lo más a ese dibujo así como también la tiara que estaba en mi cabeza. Hice que lo pusieran en mi habitación de hotel para la luna de miel y así poder pasar desapercibida justo como él lo hizo aquella vez en Italia.

-Así que has decidido vestirte como la chica de tu dibujo para que podamos hacerlo contra la pared- era afirmación. Asentí y la sombra de una sonrisa apareció en sus labios conforme comenzaba a guiarnos hacia la pared a un lado de la ventana.

La ciudad se iluminaba conforme caía la noche, por la ventana se veía la torre en múltiples colores radiantes, pero la luz que realmente me encantaba era la luz de sus ojos cuando me miraba.

El bello en mis brazos se erizó cuando sus brazos me acercaron a él por mi cintura, sentí su cálido aliento viajar por mi cuello así que le dejé espacio para así poder darle acceso a este. Rozó sus labios por mi cuello antes de sentir cómo sus dedos empezaban a meterse entre mi cabello para jalar levemente esta hacia atrás. Solté un jadeo cuando empujó su cuerpo hacia el mío. Alcé mi pierna para engancharme a su cadera y lo que sentí fue su mano por debajo del vestido comenzando a pasearse por mi muslo con una lentitud exquisita.

-Jamás vas a dejar de sorprenderme Annie...- dió un beso por detrás de mi oreja haciendo que yo cerrara los ojos. Ese era mi punto-... Pero yo igual tengo mis trucos

Tomé la corona de mi cabeza, una tiara de plata que no era específicamente para mí. La había elegido con mucho cuidado, él al notarlo me miró con una sonrisa de oreja a oreja. Tenía los mismos diseños que tenían nuestros anillos de bodas, con Esmeraldas y pequeños detalles que aún tenía que descifrar.

-Tú di cómo lo haremos, mi rey- sus ojos se oscurecieron antes de que sus labios chocaran contra los míos con ansia.

Su lengua se encontró con la mía para iniciar nuestro baile, su aliento caliente llenó cada parte de mi boca mientras pude sentir el sabor a fresas con chocolate

-¿Te has comido lo que nos han dejado de regalo?- le pregunté entre besos, él rió levemente

-Estaba delicioso- me sostuvo la mirada mientras trazó con sus dedos mi escote- pero no se va a comparar con el banquete principal

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Tiempo después

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El lugar olía a polvo y a guardado. Fruncí levemente el ceño mientras mis pies me llevaban hacia el interior del edificio. Estaba casi en ruinas, pero aún podía rescatarse para ser el tan esperado proyecto que había empezado con Calum

-¡Mamá!- Artemis llegó corriendo hacia mí con el pánico reflejado en su rostro

-¿Qué hiciste?- le pregunté mientras se escondía detrás de mi, no pasó ni un segundo cuando Marie entró corriendo al igual con sus mejillas ardiendo en color rojo mientras su overol color menta estaba lleno de lodo

-No fue mi intención, no vi que ella estaba acercándose- comenzó a saltar sobre sus pies mientras veía a su hermana llegar con sus ojos inyectados en sangre por las lágrimas

-¡Mamá!- sollozó y yo solté un respiro pesado cuando pude notar que realmente había quedado estropeado

-Lo siento, lo siento- balbuceó Artemis- Yo no quise hacerlo, Marie

-Me lo regaló Luke- se quejó y yo puse los ojos en blanco

-Ya te he dicho que podías hacerle lo mismo al mío- le dijo Artemis aún escondiéndose detrás de mi

Por Dios, ellas solo tenían seis años y peleaban como sí ya fueran adolescentes

-Marie no tiene qué hacer eso sí sabe que fue un accidente- les dije a ambas. Marie miró hacia el suelo- Está bien cielo, podemos llevarlo a la tintorería, quedará como nuevo.

-Está bien- le tendí mi mano y ella la aceptó así como Artemis tomó la otra- ¿Qué vas a hacer aquí, mamá?

-Vamos a crear algo nuevo- le dije conforme avanzabamos.

Calum y yo lo habíamos platicado, era demasiado dinero en aquellas cuentas congeladas, tal vez pudiéramos hacer algo productivo. Como accionista de bienes raíces, tenía acceso a una interminable lista de lugares en venta o en alquiler, edificios que estaban en demolición y servirían para algún otro uso así que junto con Calum compramos un edificio que estaba abandonado en Nueva York. Los dueños habían ido a la quiebra así que lo habían puesto a la venta, ahí entrábamos nosotros, para convertirlo en una casa hogar. Fue una plática larga, hubo pros y contras, pero estaba segura de que haríamos un buen trabajo. Éramos una familia, yo sabía lo que era crecer con una familia y Calum aprendió a valorar cada parte de la suya. Sí podíamos hacer que los niños y las niñas se sintieran en casa antes de ingresar a una lo haríamos sin titubear. Era una nueva etapa, era un nuevo reto, pero estábamos juntos en esto.

-Escucho unos ángeles- ambas niñas a mi lado soltaron un respingo antes de empezar a correr hacia la figura de Calum en frente de nosotras

-¡Papá!- gritaron ambas y él las recibió con un abrazo.

-¿Se han portado bien?- les preguntó, cuando su vista cayó en Marie su ceño se frunció- ¿Qué te pasó, cariño?

-Solo fue un accidente- le respondió ella mientras tomaba la mano de su hermana, él me miró y pude ver orgullo en sus ojos

-Qué bueno que ambas están aquí, vamos a empezar con los diseños de las salas de juegos, ¿Quieren participar?- ellas asintieron frenéticas y corrieron hacia donde Mali revisaba unos papeles con el ingeniero. Calum me recibió con sus brazos abiertos y me estrechó contra sus brazos- ¿Estás lista para esto?

-Lo estoy- dije confiada. Él se apartó y me miró con una sonrisa antes de pasar su mano por mi creciente barriga.

-Hagamozlo entonces, Annie

OJOS DE UN ÁNGEL (Calum Hood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora