27. Renuncia

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El tintinear del reloj en la pared conforme avanzaban los segundos, el aire de la oficina olía a la vela de manzana verde que Annie había encendido apenas hace unas horas. Casi se había acabado para ese momento, el momento en el que la puerta se abrió dejando a la vista una Sam con un poco de pánico en sus ojos.

-Está aquí- dijo lo más audible que pudo. Ella conocía esa mirada en Calum y sabía que no habría un buen momento entre él y Jackeline.

-Deja que pase- se limitó a decir, recargó su cuerpo contra su asiento y soltó un respiro para intentar controlar su ira- y por favor Sam ve a tomar tu desayuno

Ella sabía lo que eso significaba, él no quería que supiera lo que iba a pasar ahí dentro. Ella asintió y salió dejando la puerta abierta para Jackeline, esta pasó su mano por la falda de cuero mientras hacía sonar sus tacones al entrar a la oficina. Cerró la puerta detrás de sí y esperó en silencio a lo que sea que él quisiera decirle.

-¿Disfrutaste la galería anoche, Jack?- hacía solía decirle en aquellos tiempos donde compartían la pasión y la cama. Ella lo miró ceñuda sin entender la pregunta, dudaba que la hubiera llamado solo para preguntarle los intereses que tuvo con los cuadros

-Creo que la he pasado mejor- ella empezó a caminar hacia el escritorio sintiendo la mirada insistente de él en su cuerpo.

Sus recuerdos la traicionaron haciéndola recordar las veces en que ella modelaba para él antes de tener sexo. Él pareció al igual recordarlo pero sí lo hizo no lo mostró.

-¿Cuándo fue que nos conocimos, Jack?- él desvió su mirada hacia el techo seguramente haciendo memoria- Teníamos alrededor de dieciocho años cuando te salvé de aquellos que iban a abusar de ti- ella reprimió el recuerdo apretando sus manos en puños

-¿Cuál es tu punto?- le espetó ya ansiosa. Él se puso de pie y comenzó a caminar con lentitud

-Siempre me causaste demasiados problemas, más de los que debí tener- resopló contando en su cabeza cada ocasión que había tenido una pelea que no quería porque ella no podía dejar de alardear sobre el chico que la había salvado y que tenía de novio- ¿Sabes al montón de terapias a las que tuve que asistir luego de esa noche en el bosque?- él la miró con unas sombras bajo sus ojos, ella apretó sus dientes y apartó la mirada hacia un punto muerto en la pared

-No fuiste el único que tuvo que vivir con pesadillas ni el único con fantasmas- ella se encogió de hombros y él sonrió con amargura

-Pero si eres la que no tuvo que jalar del gatillo- ella se tensó antes de verlo de golpe. Apenas y reaccionó hasta que lo tuvo a él a escasos centímetros de su cuerpo con una mano tomando bruscamente de su rostro para obligarla a que lo viera

-¿Qué haces? Suéltame- ella intentó apartarse pero él aumentó su agarre en sus mejillas

-¿Qué pensaste que iba a pasar al chantajear a Annie de ese modo?- ella se quedó quieta al escucharlo. Sólo lo había escuchado hablar así una vez y había terminado con ocho tipos muertos en menos de un pestañeo- ¿Creíste que ella no iba a decirmelo?

-Sabía que iba a decirlo- le dijo ella con precaución. Sus ojos penetraron su alma y estaba segura de que le estaba calando en el alma

-¿Entonces creíste que accedería sin más a darte ese puesto de trabajo solo para evitar que llenaras los pasillos de la editorial con chismes a cerca de mi prometida y madre de MIS hijas?- recalcó cada palabra lentamente, ella al escuchar lo último palideció antes de que su cuerpo empezara a llenarse de celos

Sus hijas.

-Qué bajo caíste- le dijo ella ignorando el hecho de la posición en que se encontraba- ¿te liaste a una prostituta para cumplir tus deseos sexuales, Calu?- ella intentó acercar sus labios a los de él pero la mantuvo a raya- ¿Sabes acaso sí esas niñas son tuyas al menos o te está engañando para cubrir gastos?

Él explotó, la soltó de golpe y dió varios pasos hacia atrás intentando frenar los deseos de aventar a Jackeline por la ventana. Ya había sido demasiado el haberla tocado, no caería más bajo y menos con alguien que sabía que  no valía la pena. Ella lo miró con ira y él le regresó la mirada.

-¿Tan resentida estás de que no quise casarme contigo que intentas sabotear mi matrimonio?- le preguntó con incredulidad ella se encogió de hombros y él comenzó a caminar hacia su silla de nuevo bajo su mirada- No confundas las cosas, Jackeline. Cuando éramos jóvenes nos acostabamos, creímos que nos amábamos pero éramos demasiado jóvenes y tontos como para saber lo que realmente es el amor

-Yo quería pasar mi vida contigo, tu decidiste que querías irte- ella lo atacó y él se sentó relamiendo sus labios con suavidad al sentir su boca seca y amarga

-¿Quedarme aquí para casarme contigo cuando aún no tenía ni siquiera un suspiro de lo que tengo ahora?- rodó sus ojos y le indicó que se sentara pero ella se quedó ahí de pie

-Eso a mí no me importaba- había rencor en su voz

-A mí si- le respondió sin más- yo no quería estar dependiendo del dinero de tus padres y los míos- comenzó a rebuscar entre sus cajones y sacó una carpeta antes de empezar a revisar las hojas una por una

-¿Qué es lo que le viste a An...?- dejó la palabra en el aire y en su lugar soltó un respingo cuando él dió un golpe contra el escritorio

-No te atrevas siquiera a mencionar su nombre de nuevo- ella abrió sus labios en desconcierto y él la fulminó con la mirada- te voy a ser completamente claro, Jackeline- su estómago se revolvió al mencionar su nombre- cuando yo me fui de aquí yo esperaba no tener que verte jamás en lo que me quedaba de vida, el volverte a ver sabía que iba a traerme malos ratos así que dejé a Mali encargada de la Editorial para así evitar venir a Londres. ¿No lo entiendes? Ya me causaste problemas en el pasado y ahora no estás siendo más que otro grano en el culo- Jackeline cruzó sus brazos contra su pecho sintiendo cómo la vergüenza comenzó a llenarle las mejillas de color rojo y le dejaba la boca amarga.

>>Y para tu información yo amo a Annie, no me importa lo que tú o los demás opinen de ella pero no voy a pasar por alto el chantaje ni las amenazas a su persona. Eso deberías saberlo- comenzó a revisar de nuevo en los papeles hasta que sacó una hoja y se la extendió por el escritorio junto con una pluma -es por eso que acepto tu renuncia a la editorial

-¿Qué?- ella dió un paso atrás y él la miró amenazante- no voy a firmarte nada

-Claro que lo harás- dijo él con burla- a menos que quieras una demanda por chantaje emocional, Annie está embarazada, ¿Crees que la corte no verá un tanto catastrófico el que la hayas amenazado? Sabes que nunca pierdo mis demandas- ella miró la hoja recelosa y él puso otro papel en el escritorio- ahí está tu liquidación también, justo lo que mereces pero será lo último que recibirás de mi o mi familia- soltando un jadeo tomó la pluma y garabateo la hoja con su firma antes de tomar el cheque - ahora por favor vete, ya tuve suficiente de ti

-¿Te sientes bien al hacer esto?- sus ojos se cristalizaron al sentir la rabia llenarle los ojos. Él la miró despreocupado

-¿Tú te sentiste bien al decirle prostituta a la dueña de los condiminios donde vives?- ella abrió su boca mientras la sangre abandonaba su cara, él soltó una pequeña carcajada de burla- si, eso creí. Ahora vete.

OJOS DE UN ÁNGEL (Calum Hood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora