Tic Toc marca el reloj, Tic Toc suena otra vez, Tic Toc te jalan los pies.
¿Alguna vez te contaron la historia de que si te portabas mal el boogyman saldría debajo de tu cama? ¿Del clóset? ¿O del rincón más oscuro de tu habitación?
Pues damas y caba...
Una tranquila mañana de verano a orillas del río yangtzé se podía sentir la tranquilidad, se escuchaba el agua correr...los pajarillos revolotear... y el fresco aroma de las flores inundaba el lugar. En la orilla del río había sólo una manta y sobre ella descansaban Hades y Perséfone que después del tormento que pasaron ya llevaban un año de tranquilidad, habían cumplido su primer aniversario de su nuevo intento de matrimonio que sin lugar a dudas "iba de lujo" según Hades. Aunque si le preguntaban a Perséfone le faltaba un detalle, era feliz no lo negaba pero era algo que siempre había querido...
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Los rayos del sol comenzaron a molestar en los párpados de Hades que comenzó a mover su mano de arriba a abajo en busca de su esposo, la ansiedad de no sentirlo cerca hizo que se despertara de un salto sólo para ver que Perséfone estaba caminando hacia él con su vista favorita... así es, iba totalmente desnudo agitando una rosa que llevaba en su mano.
Al ver la mirada de su esposo Perséfone puso la rosa en su boca y se sentó encima de él. –Buen día mi señor del inframundo –dijo poniendo sus manos sobre el cuello de su esposo.
Hades acarició su suave espalda. –Buen día delicia andante –respondió dándole un beso en el cuello.
–Este... yo... lamento interrumpir pero hay un caso que requiere su atención –solicitó Kihyun con los ojos cerrados.
Perséfone no soportó la risa. –Vamos Kihyun nos has visto en peores situaciones como la vez que nos atoramos con las esposas y la soga.
Kihyun asintió un poco avergonzado. –En todo caso mejor los espero en la cohorte mis señores.
Perséfone se puso de pie y se colocó su bata que estaba en el pasto, con una sonrisa en su rostro tomó la bata de Hades y justo antes de dársela la aventó al río.
–¡¿Espera qué?!, ¿cómo voy a regresar así? –preguntó Hades señalando su cuerpo desnudo.
Perséfone le dio la rosa. –Úsala.
Enseguida Hades se quedó parado viendo como su esposo desaparecía, intentó aparecer ropa pero le fue imposible, pensó y pensó en el motivo y hasta que miró la rosa y comprendió "¡Aghhh hechizó la rosa para que no pudiera convocar ropa!". Resignado decidió regresar al inframundo... específicamente su habitación donde Perséfone no pudo aguantar la risa al verlo.
–Muy gracioso, te voy a atar la rosa al cuello –le dijo Hades mientras se vestía.
–Atrévete a hacerlo, sabes que no me incomoda –respondió guiñándole el ojo.
🐇
En la cohorte los jueces estaban muy relajados platicando con el hombre que deberían de estar juzgando, un hombre vestido con un traje elegante azul marino y una sonrisa muy característica.Hades entró y se sentó directo en su trono: –Bien, ¿qué tenemos aquí?