Capítulo 13.

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Tal como lo había dicho Hades, el mes de diciembre es un mes lleno de trabajo. Hay muchos suicidios, generalmente involucra casos tristes pero el dios no los castiga, los manda al Eliseo por un mes antes de darles una nueva oportunidad mandándolos en sentido contrario al río para que renazcan y puedan enmendar sus errores.

La vez que YiBo le mencionó al dios que quería decorar el árbol de navidad con él comenzó a generarle cierta curiosidad a Hades por lo que mandó a comprar ornamentos para decorar su estudio y sí, entre las cosas que ordenó iba incluido un pino natural para decorarlo.

–Mi señor ¿por qué pidió el árbol si no le interesa la navidad? –preguntó el curioso asistente.

–Si tanto le gusta a los humanos, supongo que algo bueno ha de tener. ¿o será la comida?

–¿O los regalos?

Ambos se quedaron analizando la situación, nunca antes se habían propuesto festejar navidad, por lo que éste año sería su primer experimento. Repartieron las actividades que encontraron: Kihyun sería el encargado de cocinar, Hades se encargaría de los regalos y su mejor opción para decorar era llevar al culpable de su experimento... YiBo.

🐇

El culpable estaba felizmente en casa disfrutando de sus vacaciones. La casa de los Wang estaba inundada por el aroma de galletas de jengibre, las decoraciones hechas por la propia señora Wang y YiBo eran cálidas y definitivamente quedaban perfectas para su hogar.

Una par de noches antes de navidad Hades fue a visitar a YiBo el cual se encontraba en el patio de su casa practicando con su patineta.

–Vaya si que aprendiste a controlarla.

YiBo levantó la mirada y sonrió. –No es control, la convertí en mi amiga.

–Supongo que después de tantos golpes que te atendí de pequeño algo tenía que surgir, hola patineta novia de YiBo. –dijo saludando a la patineta que el mortal llevaba en la mano.

–Terco con eso. ¡te voy a pedir una pareja de regalo de navidad! –repuso YiBo haciendo pucheros.

"¿Quién se cree para pedirme que le consiga una pareja?"–pensó indignado Hades.

–Pues muy tarde, ya conseguí el árbol de navidad.

El mortal se sorprendió ante el detalle. –Pero dijiste...

–Sé lo que dije, vendré por ti en la mañana del día de navidad para celebrar en mi castillo y por la noche te traeré con tus padres ¿te parece bien?

–Sí pero dime ¿por qué cambiaste de parecer?

–Dijiste que querías decorar el árbol...

YiBo sonrió ligeramente. –El temible dios ¿en serio decorará conmigo?

–Pues si no quieres no. –el dios estaba a punto de mover sus dedos para desaparecer cuando fue interrumpido por la mano del mortal que lo detuvo sólo para decirle –Sí quiero.

El dios le sonrió y le guiñó un ojo antes de desaparecer.

YiBo corrió con su madre totalmente entusiasmado, subió las escaleras casi derrapando con su corazón lleno de felicidad.

–Hijo ¿qué pasa? –preguntó sonriendo su madre al verlo tan entusiasmado.

–Ayúdame a escoger un regalo, por favor.

–¿Lo verás en navidad?

YiBo asintió. –Regresaré en la noche lo prometo.

–Te creo, mañana busquemos el regalo ¿te parece?

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