Estaba en un lugar frío, era un bosque, árboles enormes formaban sombras tenebrosas, la luna llena alumbraba el lugar en que me encontraba, escuchaba susurros, miles de susurros inintelegibles inundaban mi cabeza, me causaban jaqueca.
Avance por el único camino marcado, pisé espinas, eran tallos de cientos de rosas. Seguí caminando, el dolor era fuerte pero no podía quedarme quieta, las voces seguían molestando
- debo despertar - dije para mi - debo hacerlo - nada, no lograba hacerlo, el frío se volvió más fuerte, de alguna manera recordaba este lugar pero aun no entendía. Frente a mi apareció una cabaña de madera, tenía ese olor particular que desprende ese material al tallarla, parecía vieja, unas lámparas de queroseno alumbraban el interior, toqué, nadie respondió. Decidí que debía entrar.
Había una mesa vieja, parecía de pino, en ella un tarro vacío y un frutero, había manzanas rojas. No había sillas, no había nada más. Estaba por salir
- siempre hay una manzana podrida - volteé otra vez, una mujer con capucha había tomado una manzana ya pasada - ¿quién es la manzana podrida de tu familia? - tenía el cabello canoso, enredado, al levantar la cabeza noté sus ojos negros, la nariz respingada, como la de las brujas.
- ¿quién eres? -
- ¿escuchas las voces? - asentí - ¿sabes quienes son? -
- no ¿me dirás quién eres? - se acercó, por instinto di un paso atras cayendo a una cueva, ella volvía a estar delante de mi con la misma manzana
- ¿quién es la manzana podrida del clan Hathaway? - sonrió - Irania Belikov - levanté la vista, comenzó a reírse - eres débil, eres la más débil -
Vi frente a mi una imagen, era la torre del la corte, mi madre obtenía un poder descomunal, con él había salvado a toda nuestra gente, en el suelo un charco de agua me mostró a mi padre y a mi madre en un lugar oscuro, habían vencido a alguien poderoso: Alistair.
Frente a mi había un espejo, mis hermanas habían derrotado a un strigoi, juntas y delante de mi estaba yo siendo derrotada en Baia, en la corte y en el bosque
- ¿qué quieres? - pregunté
- cientos de años de gloria, cientos de años gobernando con fuerza y depronto llegas tú -
- ¡no soy débil, entrenaré y seré mucho mejor cualquiera! - comenzó a burlarse, comenzó a alejarse
- ni siquiera puedes despertar y esperas ser más fuerte - me lanzó la manzana, despareció
- de acuerdo, estoy en el mismo lugar de cuando era pequeña, algún camino lleva a donde se encuentra Nasor y Nefeter - me dije - solo debo encontrar el camino.
Caminé en la misma dirección que la anciana, escuchaba alguna gotera, seguí el sonido, sabía por experiencia que en esta situación debía seguir cualquier pista por más ambigua que pudiese ser.
Estaba en la corte, la gotera era sangre, al ver el lugar del que provenía vi a un hombre muy parecido a Aiden, estaba con la mirada perdida, su piel pálida y la mirada perdida me aterró, pronto estaba delante de mi. Tenia la boca entreabierta, de ella goteaban gotas de sangre, una estaca le había atravesado el corazón pero no era strigoi al ser herido, no se movía. Sentía mi cuerpo temblar, el miedo que me provocaba él era enorme. No podía moverme.
Levantó los brazos en mi dirección, un grito espeluznante salió de esa boca ensangrentada, corrió hacia mi, grité también mientras me encogía, comence a llorar. Me atravesó.
- ¡paren, por favor! ¡BASTA! - Me quedé sola nuevamente, seguí llorando, cerré los ojos, no deseaba abrirlos.
Unas risas alegres y el sonido de feria me hizo reaccionar, era la escuela media, el festival que le hacían a mi madre, varías niñas peleaban por ser mi madre, muchos puestos de comida y juegos.
- ¿quieres ser ella? - me dijo una de las pequeñas - eres muy parecida a ella - me entregó una estaca bañada de sangre, miré a la pequeña, era un ser horrible, el cuello parecía estar roto, su rostro ya no era infantil - ¿quieres ser como ella? - preguntó con una voz infernal, me tomó de las piernas hasta ponerse en pie, era una mujer pelirroja - ¿quieres ser como ella? - traté de estacarla pero ya no estaba, ahora me encontraba arriba de la torre, mi padre corria a la batalla y cientos de strigoi me atacaban a mi. Al tratar de pelear u estacarlos el arma se había vuelto un tallo de espinas, me lastimé ellos se burlaron de mi y comenzaron a morderme, me aventaron de ahí, choqué contra el suelo, si esto fuese en la realidad ya estaría muerta, aun así dolió y mucho.
- por favor... solo quiero despertar - pedí llorando - solo quiero despertar - no pude ponerme en pie
- así que esto es lo que sueñas - Isaac estaba delante de mi - me bloqueaste - sonrió, volví a tratar pero nada - me costó mucho encontrar un punto vulnerable en tu escudo -
- tú hiciste todo esto - dije
- verte suplicar es algo satisfactorio - al fin logré sentarme, era algo, en mi pie tenía una cadena - pero no, no fui yo. Llevo mucho tratando de volver a entrar en tus sueños -
- entonces largate - le dije
- ¿por qué no despiertas? tus sueños son espantosos - bajé la cabeza - no puedes despertar - sonrío, pude notar que comenzaba a fraguar un plan nuevo - tal vez debería irme - se agachó hasta levantar mi rostro - creo que no soy bien recibido aquí - avanzó pero se detuvo - Eva está muy interesada en saber qué haces con su marido - levanté la vista sorprendida - tal vez te visite pronto -
Traté de romper la cadena pero era casi imposible - es tu sueño, Irania, tú puedes controlar lo que pasa aquí - me dije, traté de desaparecerla pero nada.
A mi alrededor comenzaron a pasar cientos de personas, ninguna me miraba, empezó a llover, un rayo me tumbó, comencé a sentir la descarga.
- ¿esta es nuestra guardiana? - alguien se agachó a verme - creo que mejor nos defendemos solos - se burlaron todos - ha llegado la hora de olvidar que existes - me sonrió - no eres una amazona -
ESTÁS LEYENDO
Irania (Academia de vampiros)
Teen FictionInteligente y con carácter, toda una Hathaway