Me quedé sola nuevamente, era extraño ver a tantos en mi cabeza ¿Había sido real?
Ya no me sentía atormentada, no tenía ese zumbido ni la voz que repetía una y otra vez que ellos estarían mejor sin mí. Realmente las visiones no fueron malas en su mayoría. Vi a Joel con Fernanda, vi a Jonathan feliz en su escuadrón. Vi a todos felices pero de alguna manera esa voz en la cabeza decía que ese futuro solo existiría si yo no estaba, de verdad llegué a creerlo.
El paisaje se volvió lindo, un sitio con nieve, tal vez Baia, no había nada alrededor, solo la nieve, yo vestía del mismo color.
- Irania... necesitabas que te salvaran - Isaac estaba vestido de blanco, tenía el cabello peinado hacía atrás - si no fuera por tu madre habría logrado mi objetivo.
- volveré a bloquearte, ¿quieres pelear? - avancé hacía él - hazlo de frente - su mirada me hizo saber que no podía - ya no tienes un ejercito para luchar, después del incendio te dejaron solo ¿no es así? - caminé hacía él temiendo que volviera a utilizar compulsión, sabía que lo notaría por mi aura, tomé su mano buscando el futuro, la realidad solo fingí, después de lo que pasé cuidaría mucho más mi don, sonreí y caminé hacía atrás - nos vemos, Isaac - no dejé de sonreír - esto me lo cobraré, te lo juro -
Desperté con mis padres al lado, ambos observaban con calma como si fuese a atacarlos, seguía cansada, deseaba seguir durmiendo. Busqué a los demás de mi sueño pero solo estaban ellos dos.
— Jonathan fue a su casa a descansar y ver a su hijo, Joel se marchó con él, abajo están los demás esperando a que despiertes — mamá se sentó en la cama, toqué su mano sin ver el futuro, me sentí aliviada por ello.
— hija, hay que hablar — mi camarada tenía ese rostro atormentado que recordaba de niña, ellos no se separarían después de años ¿Verdad? — hija, ¿Qué pasa? ¿Por qué no me dijiste cómo te sentías después de años?
— porque no fue tu culpa, cuando mamá desapareció hacías todo por cuidarme. Aprendiste a peinarme, me ayudaste a ser una niña feliz. No fue tu culpa que esa gente desquiciada quisiera dañarnos.
— pero debí hacerlo mejor, no tomar y no dejar que esa mujer entrara en nuestra vida.
— tampoco me hubiese gustado que si mamá no regresaba te quedarás solo.
— ¿Por qué no me dijiste que Catalina te maltrató? — abrí los ojos dándome cuenta que ellos lo vieron en mi sueño, mamá esperaba una respuesta, no tenía esa jovialidad que tanto me gustaba, este era un asunto serio.
— porque ya sufrías por papá, tratabas de curarme. A veces no dormías cuidándome y sabía que ella te enviaba notas, además de las que te envió conmigo. Si le decías algo a ella o a papá él volvería a decirte que solo buscabas pretextos para hacerlo regresar y entonces sufrirías más.
— y a mí, yo te habría creído — papá se acercó hasta tomar la mano de mamá y la mía.
— pensé que no sería así, creí que pensarías que yo lo inventaba porque mamá me dijo o porque no quería que salieras con ella.
— perdón, perdón a ambas. No debí comportarme como lo hice en ese entonces, debí cuidarlas y ayudarlas a salir adelante, no debí huir.
— ya pasó, camarada, son cosas del pasado que no necesitamos revivir — mamá me observó con calma — siempre quise que fueran felices, tú y las gemelas son lo más importante en mi vida y lamento que todo lo malo lo cargaste desde pequeña y sola.
— pero me ayudó, enseñé a las gemelas a defenderse, las enseñé a no caer en las situaciones de adultos y las cuidé.
— sí, lo hiciste bien, ellas han tenido una infancia maravillosa hasta que ese tipo se las llevó. Te lo agradezco, sin embargo, no debió ser así por lo que también te pido perdón, por cada cosa que pasó cuando eras pequeña, te juro que jamás fue mi intención que salieras afectada por situaciones que no te competían.
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Irania (Academia de vampiros)
Teen FictionInteligente y con carácter, toda una Hathaway