Irania (Academia de vampiros)

23. Nuevamente strigoi

La princesa y el guardián Belikov andaban a prisa organizando a los demás, miraban los planos de la propiedad que había descrito Irania.

— ¿sigue durmiendo? — me preguntó la princesa

— sí, aunque inquieta — me pasé la mano por el cabello — ¿quiere que vaya por ella? — asintió.

Fui hasta la mansión, esperaba que siguiera dormida, no quería que notara mi ausencia. Al entrar a la mansión pude observar a la reina caminar de un lado a otro en su oficina, el señor Mazur estaba con ella. Subí hasta la habitación, entré con cuidado, no quería despertarla, pero ya no estaba. Mi corazón se aceleró con locura, un escalofrío me recorrió por todo el cuerpo. Traté de llamarla, no respondió.
Baje corriendo para encontrarme con la reina de frente.

— ¿sucede algo? — me tomó por los hombros.

— no, solo que Irania despertó — traté de estar lo más calmado posible — sus padres la buscan. Iré a su taller, seguro está ahí —

— no ha salido de la casa — me aclaró el señor Mazur — hemos estado aquí desde que te fuiste — algo en mis ojos denotaba la preocupación que sentía en ese instante porque pronto la reina llamó a todos los trabajadores pidiéndoles que buscaran a Irania. Yo salí hacia el taller, en el camino Michael me tomó del brazo.

— alguien vio merodeadores en el este, debemos ir —

— debo encontrar a Irania — traté de avanzar — mis tíos se encargarán. Vamos — asentí poco convencido. Corrimos hacia el bosque — ¿aún quedaron intrusos? —

— eso parece —

Los árboles cubrían en sombras el lugar, era perfecto para los strigoi. Debía mentalizarme en caso de volver a ver a Eva, esta vez debía actuar y acabar con ella. Necesitaba ser fuerte por mi hijo y por mí. Ella no era la mujer que yo tanto había amado, ya no quedaba ni rastro alguno de mi esposa. Suspiré, todo parecía en calma.

— no hay nada — Gideon.

— eso parece — Paul nos hizo señas para volver.

— Tanner —

— aquí Tanner — era el guardián Belikov .

— deben volver inmediatamente, Hay una emergencia aquí —

— Vamos — los radios comenzaron a sonar, se estaba llamando a todos los guardianes, incluso los que estaban descansando

— Irania Hathaway ha desaparecido — alguien más dijo.

Miré a sus primos, todos estaban consternados, comenzaron a correr sin decir más. Yo los seguía con temor por ella ¿era posible que la hubiesen secuestrado?

No supe ni como llegamos a la corte tan rápido. Un estruendo nos hizo llegar hasta otra zona cerca del hospital. Pero al llegar no parecía haber nada solo un local dañado.

Ahí fue cuando la vi, el cabello negro y largo recogido en una cola de caballo, su piel estaba pálida, en sus ojos resplandecía el rojo carmesí y esa  sonrisa... esa sonrisa no era la que tanto amaba, esa sonrisa brillaba de ironía, me miró por unos segundo y pronto volvió hacia los demás.

Sus padres la observaban congelados, Michael y Paul tomaron sus estacas pero los vi dudar y yo... me sentí en pedazos otra vez. Cuando comencé a fijarme en ella fue incluso mientras buscábamos a Eva, verla sonreír, los momentos en que los recuerdos la inundaban. Ella era hermosa pero más que eso era inteligente, aguerrida, rebelde, gentil, maravillosa. Me enamoré de ella sin notarlo y me pareció tan natural, era como si las piezas de mi alma hicieran clic, y ahora estaba delante de mi muerta en vida.

— Irania — alguien dijo, no supe quién fue, ella sonrió ladeando la cabeza — Hija —

— muy mal, papá — su voz era tan gélida, tan impropia de ella — me enseñaste a no hablar con el enemigo — se acercó — dijiste que eso me haría dudar — nadie pensaba atacarla, me miró, se acercó a mi, yo mantenía la estaca en mi mano, ella la vio y soltó una leve carcajada pasó su mano por mi rostro — ¿crees poder hacerlo? — al ver que no lo haría comenzó a reírse. Se fue, tan rápido como su nueva condición se lo permitía, vi a la princesa arrodillarse y al guardián maldecir. Yo... yo solo era un ser que respiraba, mi Irania ya no estaba.