La última semana fue relativamente tranquila, Demir era un capitán de temer: estricto; serio; muy perfeccionista y demasiado comprometido con su trabajo. Las pocas veces en que sonreía era cuando su esposa, Lydia, lo buscaba, o su hija, también estaba relajado cuando convivía con la princesa Rose o con el capitán Belikov.
Con todo y el trabajo extenuante estaba bien, contento dentro de mis posibilidades pues aún pensaba en Eva, sin embargo, ya me había resignado a su perdida. Estar en la corte me causaba sentimientos encontrados pues aquí Eva hubiese sido muy feliz, al fin tendríamos algo seguro y nuestros hijos tendrían un futuro, pensar en ello me causaba melancolía, pero por otro lado ver a parejas de guardianes como la princesa y el capitán Belikov o como Demir y Lydia causaba una ensoñación enorme sobre mi futuro con Irania. Estos días habían sido dulces, Irania tenía mucha paciencia con Raphael y se llevaba bien con mi mamá y con mi hermano, los momentos en los que estábamos solos me encantaban.
El guardián Belikov habló conmigo, era la clase de hombre que hacía temblar aunque fue educado, muy educado en realidad, cuando me dijo que Irania era su pequeña y que no permitiría que la dañaran. El señor Mazur fue un poco más explícito con la descripción de cómo podría desaparecer si lastimaba a Irania, al parecer los pantanos y los animales salvajes eran sus opciones favoritas.
Caminé por el parque, había quedado en ver a mi novia y a mi mamá en ese sitio. Me detuve al observarla, tenía el cabello recogido en una coleta, un short negro y una blusa entallada color azul, se mantenía jugando con mi hijo, ambos la estaban pasando de lo lindo con un carrito. Mamá caminó hacía mí.
— lo trata con mucho amor — dijo sabiendo el hilo de mis pensamientos — hoy me ayudó a cambiarlo, a peinarlo y le compró esos juguetes. Creo que hiciste la elección correcta, hijo.
— es preciosa, mamá, no solo físicamente sino por dentro, es preciosa.
— Después de comer puedo llevar a mi niño conmigo, pasa tu tiempo libre con ella. Es justo.
Irania dejó a Raphael para que se acercara pero él le dio la mano esperando a que ella lo acompañará. Podía ver en sus ojos lo mucho que le gustaba pasar tiempo con mi bebé.
— cuéntale a papá a dónde iremos mañana, si no sucede nada extraño — el comenzó a decir palabras que no entendía por mucho que me esforzara — sí, justo ahí iremos, ¿Qué opinas? — me preguntó.
— ¡Me parece perfecto! — respondí, ella comenzó a reír al darse cuenta de que no había entendido nada.
— iremos a ver caballitos — aclaró — las gemelas deben mostrarle a mis papás dos mascotas nuevas así que esperan que Raphael calme a mamá, piensa que volverán la corte una granja.
— bien, espero poder ir también.
Después de convivir otro rato mamá llevó a Raphael a dormir la siesta, nosotros caminamos por la corte hasta su bosque secreto.
No pude evitar abrazarla y besarla, la calma que transmitía era increíble, mi lugar perfecto.
— ¿Por qué eres tan linda?
— porque estás en la fase enamoramiento, aún no ves mi lado oscuro — sonrió dejando que paseara mis manos sobre su cintura.
— me gustas... Demasiado en verdad.
— también me gustas.
Estar con ella elevaba mis emociones a un nivel que no creía posible y saber que ella se sentía así conmigo causaba felicidad en mi ser.
— ¿Cómo te va con Demir? — preguntó mientras jugaba con una flor pequeña.
— creo que bien, es un gran guardián, pensé que te quedarías con alguno de tus padres.
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Irania (Academia de vampiros)
Teen FictionInteligente y con carácter, toda una Hathaway