Avancé hasta el centro de la habitación, habían transformado el lugar de tal modo que parecía un palacio, al menos en el interior.
La sonrisa de Isaac mostraba lo complacido que estaba al tenerme ahí, avanzó fastidiosamente lento hacia mi, quitó de mi rostro el cabello negro, sostuvo su mirada con la mía y acarició mi rostro, le aparté la mano sin despegar mis ojos de los suyos.
- tenemos una nueva aliada - le avisó a los demás, utilizaba el tono más histriónico que había visto en mi vida, acompañado de movimientos a ritmo. Ladeé mi cabeza sin intención de mirar a nadie más aunque sabía que ellos sí miraban hacia mí - la princesa de Rosemarie Hathaway y Dimitri Belikov ha decidido unirse, de manera voluntaria, a nosotros. Esperaba ver más... vida en ella pero así la aceptaremos - tomó mi mano, me guió hasta una silla semejante al trono de mi abuela. Eva estaba ahí, verla gruñir por mi llegada fue... no gratificante pero algo en mi disfrutó observar la envidia que despertaba en ella y en otros de ahí - ¿quieres alimentarte? - trajeron a un hombre de, al menos, veinticinco años.
- ¿por quién me tomas? - dije - no esperaras que alguien de la realeza como yo se alimente como una salvaje - sonrió.
- no te comportas como cualquier strigoi - observó.
- no soy "cualquier strigoi" ¿debo recordarte quién soy? - me puse en pie con muchas ganas de romperle el cuello. A pesar de mantener la calma pude verlo tragar saliva, sonreí de modo descarado - tenemos un trato, Isaac, y espero el cumplimiento de él -
- pensé que al transformarte lo olvidarías -
- ¿olvidarlo? Jamás. No permitiré que me veas la cara de estúpida - dos strigoi se acercaron a mi con el fin de detenerme, volví a sonreír.
- regresen a sus puestos - me guió hasta un sótano. Ahí estaban mis hermanas, ambas se abrazaban y se protegían con un escudo - como te prometí nadie les ha hecho daño -
- Irania... - Aiden me miró asustado y mi tío movia la cabeza de un lado a otro sin poder creer lo que veía - tú no puedes... - me acerqué a él, coloqué mis nuevos colmillos en su cuello -
- puedo - le dije. Me giré a Isaac - cumple tu palabra. Mis hermanas por mi -
- ¿a caso mi nueva strigoi tiene sentimientos? -
Lo tomé del cuello azotándolo a la pared - no juegues conmigo moroi porque tengo sed y tu sangre ahorita mismo me parece muy apetitosa. Teníamos un trato, lo cumples o te obligaré a cumplirlo y créeme que te dolerá - lo solté.
- las dejaré libres pero no prometo que lleguen a salvo -
- ese será asunto de ellas - las observé - este mundo no es para débiles - sus ojos mostraban el miedo que les ocasionaba verme.
Me alejé mirando a mi tío y a Aiden - si tienen suerte alguien de la corte podría encontrarlas, si no... bueno, el mundo ya está muy poblado - Estaba disfrutando esta versión de mi, y mucho. Ser strigoi abría un panorama distinto de mi misma, era la misma pero sin debilidades, sin temores, sin sensaciones que estorbaran a mi mente, podía hacer lo que quisiera cuando quisiera, sí, renunciar a la luz del sol era un problema pero en mi mundo había renunciado a ella desde que nací.
Subí a la planta alta, por primera vez sentí el aire, la sensación era distinta, no había frío.
- así que la realeza se codea con los plebeyos - Eva se colocó a mi lado. - te acostumbras - hizo alusión al viento. Asentí - tengo curiosidad ¿qué llevó a alguien como tú a fijarse en lo mío? - sonreí al recordar a Jonathan, sería bueno ver con quién se quedaría el dhampir.
- ¿qué te hace pensar que fui yo? - dije de modo retador.
Me alejé para dirigirme a la que sería mi habitación - ¿¡podría alguien llevarme la cena a mi alcoba!? - empujaron a un dhampir de unos veinte años hasta mi - siéntete halagado, serás alimento de una infanta - lo arrastré al interior, el sonido que emitía a causa del terror era gratificante.
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Irania (Academia de vampiros)
Novela JuvenilInteligente y con carácter, toda una Hathaway