35. Final y comienzo de nuestra historia

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Observé en el espejo a esa chica de cabello oscuro y ojos chocolate. Me parecía irreal que fuese yo. Esa noche tendríamos nuestra ya esperada fiesta de navidad. Opté por un lindo vestido azul de tirantes; suelto de abajo y arriba de la rodilla, en la cintura tenía unos adornos bordados. Me veía linda, lo sabía.

Cuando bajé sonreí al ver a mis hermanas luciendo vestidos iguales, salvo por un detalle en la cintura que las distinguía. Mamá se veía hermosa, mi papá la sostenía de la mano admirandola como si fuese el amanecer más maravilloso de su vida.

Mis abuelas arreglaban los últimos detalles antes de la llegada de nuestros invitados.

Michael me abrazó contento de verme sonreír.

- así que al final volviste con Jonathan.

- no, no regresamos, solo somos civilizados el uno con el otro - no mentí, él y yo no retomamos nuestra relación y aunque era lo que más deseaba tampoco pensaba forzar las cosas, ninguno de los dos quería tomar el tema.

- son raros...

La familia comenzó a llegar, éramos muchos, y eso que Scarlett no vendría pues su esposo quería visitar a su familia, los veríamos para año nuevo.

Me gustaba ver la decoración, mis abuelas habían colocado lámparas y luces, todo en blanco, dorado y rojo.

El árbol quedó divino, Raphael le dió un toque especial con un carrito, las gemelas lo dejaron en su sitio. Ellas estaban encantadas con él, iban por todos lados diciendo que era su sobrino.

Adoré ver la mirada de Jonathan para mí, subió y bajo tantas veces como le fue posible, aún así al primero que saludé fue al bebé pues en cuanto me vio pidió a "Nana".

Al fin escuché a Joel y Jonathan cantar y tocar juntos, eran buenos. Al parecer todos tenían talento menos yo.

- te compré una pijama muy bonita - le avisé a Jonathan, me miró extrañado - ya sabes, a juego con la de Raphael y Joel, tu mamá y todos.

- te tomas muy en serio está celebración - entrecerré los ojos - bien, la usaré, ¿Sabes que cuando tratas de parecer seria haces un puchero?

- se lo he dicho - Michael se burló - le resta credibilidad a su enojo.

- vamos a fuera y te muestro si es creíble y no - amenacé.

- y ahí, otra vez el puchero - ambos coincidieron.

- vente, príncipe - tomé a Raphael - vamos a bailar, ignoremos a estos dos que se burlan de mí - él comenzó a hablarme - bien nuestros asuntos son de mucha seriedad.

- al parecer te gustan mucho los niños - mamá sonrió - serás una mamá muy linda, solo espera unos años más antes de hacerme abuela.

- si aún pienso en Jonathan no creo que haya más nietos que Raphael.

- no lo sé, tus hermanas y tú tienen magia, las dignas las consideran magia pura también.

- sí, pero Jonathan no es un guardián blanco.

- tu papá tampoco lo era cuando me embaracé de ti. Tenías dos años cuando encontramos el libro de luz.

- es cierto... - pensé en la niña con la que jugaba Raphael en mi visión, la volví a ver con mi mamá - para el récord, ¿tú y papá tendrán otra bebé?

- ¡No! - alzó la voz asustada - no, tenemos tres hijas maravillosas y con ustedes es suficiente, las gemelas están entrando en la adolescencia; tú ya eres una adulta joven... No, no tenemos ganas de volver a empezar, ¿Por qué?

Irania (Academia de vampiros)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora