Estaba leyendo el informe que Gideon había entregado, ahí decía que yo había perseguido a otros strigoi, eso me exoneraba al menos de manera oficial porque mi mente y mi corazón gritaban que era mi culpa pero al ver a Eva mi mundo se disparó, pronto sentí que era ella como si sus ojos no me mostraran que ahora era uno de esos monstruos malditos. Me acerqué a Gideon.
- Gracias, hermano, me salvaste el pellejo - me miró furioso
- no lo hice por ti 'hermano', lo hice porque Irania me lo pidió - abrí los ojos
- ella... -
- antes de desmayarse me pidió que ocultara lo tuyo, ella me salvó así que se lo debía pero jamás voy a olvidar que nos dejaste a nuestra suerte -
- es que yo... yo no pude evitarlo -
- ¿no la escuchaste gritar tu nombre? - sentí un escalofrío - dos veces lo dijo y no miraste atrás - me dio un golpe en el pecho - y yo ¿soy tu hermano? - me alejé de él sin responder.
Eva me había dicho que vendría por mi, me transformaría y en algunos años vendríamos por Raphael, incluso habló de transformar a mi madre y a Joel. Ni siquiera era una opción, yo buscaba en ella a mi mujer, mi esposa dulce que cada día tenía un gesto de amor para mi y mi hijo. Con ella no me costaba abrirme, era todo tan natural. Ahora me había dado cuenta de que realmente se marchó esa mujer dejando un ser retorcido que hablaba de mi y de mi hijo como objetos a adquirir.
Fui hacia el hospital, dentro de la habitación de Irania estaban sus padres y hermanas, me quedé en la puerta pero me permitieron entrar. Ambos parecían cansados, y las niñas estaban tristes, en la cama estaba ella, dormida, su piel tenía un tono algo pálido, el cabello negro acomodado a los lados, a pesar de su condición era hermosa, única ¿cómo pude hacer algo así? El momento en que la vi cuando el señor Mikhail la llevaba en brazos algo en mí dolió, supe que la había cagado pero no me imaginé a qué grado, ahora no era capaz de despertar, la curaron pero por algo que no entendía no reaccionaba.
- buenas tardes ¿aún no hay ningun cambio? -
- no, de pronto parece que se altera o se agita un poco pero no despierta -
- debe estar soñando - dijo la princesa Hathaway - no parece contenta - el guardián Belikov maldijo en ¿ruso? - camarada lleva a las niñas a comer - le sonrió
- ¿y si despierta?- una de las pequeñas habló con preocupación
- no queremos que piense que no estuvimos aquí - completó la otra gemela
- tú tampoco has comido -
- ¿por qué no van todos? - sugerí - yo puedo cuidarla un rato, si algo pasa les avisaré - lo analizaron un momento
- de acuerdo - dijo el guardián - gracias, Jonathan -
- regresamos pronto - una de las gemelas besó su mejilla. Salieron los cuatro, me senté en una silla, a su lado. Tomé su mano, la besé, toqué su cabello.
- despierta - le dije - por favor, tú puedes hacerlo -
- lo hará - Aiden entró - es mi turno tratar de despertarla -
- ya trataste - se encogió de hombros
- Sonya dice que la reina pidió que sigamos intentando - se acercó, le sonrió con demasiada ternura - ella debe despertar - trató de curarla pero nada, no funciono - maldición... - pude ver lágrimas en sus ojos, al darse cuenta de que aún estaba ahí me miró de reojo - convendría un poco de privacidad -
- le dije a sus padres que estaría aquí hasta que ellos volvieran - sonrió con amargura, algo me causó celos, él seguía enamorado de ella.
- podrías salir un momento, no voy a llevarmela -
ESTÁS LEYENDO
Irania (Academia de vampiros)
Teen FictionInteligente y con carácter, toda una Hathaway