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—Bienvenida, Pastelito.

No era la primera vez que estaba en la enorme casa de Poe pero él siempre me recibía así en su hogar.

—Gracias —me limite a decir —. Les avisaré a mis padres que estaré en casa de Eris.

Y después de mencionarla recorde como mi amiga no había ido detrás de mi como llego a hacer en ocasiones pasadas.

Poe pareció leer mis pensamientos pues enseguida me aclaro algo que me dejo tranquila.

—La pelirroja malvada —me guiño un ojo —Se quedo abofeteando a Damián mientras yo iba a tu restacate. Estaba muy enojada, juro que vi como su cabello se encendía como fuego.

Reí por eso.

—Por eso no me siguió —apoye en reflexión y Poe asintió.

—Bueno, ahora, ¿por qué no terminas de beber la Ambrosía que estabas disfrutando en la cabaña?

—Por supuesto —me anime —después de todo lo necesito.

Poe llamo a uno de sus sirvientes y el chico llego tan pronto que sonreí por su apuro.

—Dan, llevanos una botella de Ambrosía y dos copas a la terraza, por favor. —Dan asintió y se alejo.

Sin más tome mi teléfono y les envie un mensaje a mis padres, prefería texto a llamada, últimamente no era buena mintiendo y ya no quería más problemas. Menos con ellos, no merecían mi desestabilidad.

Seguí al rubio planta arriba y cruzamos su habitación. Una punsada de nervios me golpeo la boca del estomago cuando Poe se giro a verme de aquella manera tan singular que solo él veía cuando pasamos su cama

—Tienes una bonita habitación —trague duro al ver su sonrisa retorcida y erotica.

—Y la cama es lo mejor.

—Ah.

Un ventanal grande y lujoso lo esperaba frente, lo abrió recorriendo los cristales para darnos paso. La luz de la luna decoraba el piso de marmol de tan bonita terraza. Observe con atención cada rincón, no era muy grande pero tampoco muy pequeña, era justo lo necesario desde la perspectiva para un hombre como lo es él.

Dan llego y dejo sobre una mesita redonda de cristal la botella de Ambrosía y las dos copas. Asintió para nosotros y se retiro después de que Poe se lo permitió. 

—Bueno, Pastelito. Hoy puedes embriagarte, perder la conciencia, alejarte de esos malos pensamientos y disfrutar de la noche y mi presencia.

—Quiero olvidarme de Damián —le dije sin más. Algo dentro de mi picaba, ardía, dolía. Me sentía traicionada, reemplazada. En fin. Se entendía.

—Todo se trata de Damián, ¿no? Pero, ¿qué hay de mí? —y no sé si lo preguntaba en serio o si se trataba de ser catalogado como un buen mentiroso por su naturaleza, pero en ese momento lo sentí sincero. 

—Si, todo se trata de Damián.  —evite responder su pregunta. 

Poe sirvió los tragos y me entrego uno a mi para luego beber él. 

—Damián es mi amigo desde hace años. Lo conozco muy bien, sé que lo que tiene contigo no lo tiene ni lo tendrá por nadie más...

—No abogues por él —lo interrumpí cortando lo que hablaba de nosotros. 

Oraciones dónde Damián y yo nos implicaramos se escuchaban hasta absurdas. Un tiempo lo considere como algo beneficioso pero ahora las cosas habían cambiado.

—El no ser como él me ha hecho mucho daño. Él me ha hecho mucho daño.

—Es nuestra razón de ser, Pastelito. No abogó por Damián, solo, no te compliques la existencia.

Le dí un trago a mi copa y deje que el líquido bajará acariciando mi paladar y garganta.

Mire a Poe y el peso de lo que pasaba cayó sobre mi haciendome sentir fatal. Él estaba aquí, tratando de animarme y Damián seguro estaba... ya ni siquiera quería imaginar que estaba haciendo.

—Quiero bailar. —solté sin más —Quiero hacer lo que él hacía con esa chica. —Poe se río en negación —Creo que ya estoy lo suficiente ebria como para escudarme después. 

El rubio se puso de pie e inclinando su cabeza evaluó mi rostro con esa mirada que hipnotizada. Él siempre imponía y tenerlo de frente de esta manera me hacía sentir nerviosa.

—Recuerdo el día que te conocí —hablo en un tono de voz bajo —Damián te describió y enseguida supe que serías nuestra perdición, bueno, más la de él, yo no me dejo manipular por todo eso. Tienes potencial, Pastelito, lo supe desde el primer momento, pero, cuando me acerque a ti y toda tu gritabas en silencio su nombre, me hice a un lado. Cedí ante mis impulsos. Ahora estas aquí conmigo y no con él, eso me da una esperanza. —se acerco aún más hasta hacerme sentir acorralada ante su presencia.

—¿Una esperanza?

—De estar juntos, apoyandonos, el uno al otro —con un gesto de improvisto termino por tomarme de la cintura y apegar mi cuerpo al suyo —Justo así. Los amigos se apoyan, ¿sabes? Sobre la cama, la mesa, la pared y todo eso esta muy bien. La verdadera amistad.

—Solo invitame a bailar —sonreí por todo aquello. —ya no tienes remedio.

Poe se alejo y haciendo una reverencia. Me pidió que bailará con él, tome su mano y me deje guiar por sus pasos.

Sus brazos envolvían con facilidad mi cintura y su altura le permitía recargar su barbilla en mi cabeza, de un lado a otro, el baile era tranquilo y no necesitabamos música para denominar este baile como algo romantico, pues pese a que con él esto era inusual así se sintió esto.

Esa noche, en la terraza, bajo la luz de la luna y entre los brazos de Poe y la sublime Ambrosía, me prometí dejarme perderme en otro aroma y por otro rostro que no fuera el de aquel chico de cabello oscuro.

Las cosas tenían que cambiar.

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Hello presitas :D
Aquí Gabyy con el segundo cap
Denle amor, apoyen y comenten que les parece, así me motivan a actualizar más seguido.

Nos estamos leyendo.

Besos sabor a Ambrosía :*

AMBROSÍA | Poe & Padme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora