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Dedicado a: Dombage

Poe

—No debió haber ido muy lejos.

Mi casa en estos momentos era un desastre.

—Cualquier cosa llámame, Dan, iré a buscar a Padme. —y tras eso me marche.

Llegue lo más rápido posible al bosque de Asfil, dejando mi auto no muy lejos de la carretera. Lo siguiente que hice fue caminar y caminar. Siguiendo mis instintos, caminando de un lado a otro.

Los ruidos pertenecientes al bosque indicaban que la noche densa se complicaría. No le temía a nada, pero... Padme.

Me desesperaba no tener el control de esta maldita situación.

Me plantee muchas veces el dejarla en casa sola pero Damián insistió en que debíamos ir con Agatha, y ahora él también estaba desaparecido.

Llame a Eris, él ni siquiera atendía a mis llamadas, apenas y había señal en esta parte del bosque.

—¡Poe!

—¿Damián dónde carajos está?

—Dijo que te alcanzaría, ¿aún no está contigo? Hace rato que se fue.

Inhale cansado.

—Estoy en el bosque, no hay rastro de Padme o Mimi, ¿puedes venir a apoyarme?

—Llegó en diez minutos —y colgó.

Pasados los minutos dí con la pelirroja. 

Ella estaba agitada.

—Vine tan rápido como pude.

—¿Hablaste con Damián?

—Su celular parece estar muerto.

Esto no me gustaba para nada y por la mirada que me dedico la pelirroja, a ella tampoco.

—Anda, busquemos.

Pasaron unos minutos más, con la oscuridad era casi imposible ver algo.

—¡Oye Poe! —Eris grito no muy lejos a donde yo buscaba alguna pista.

Fui hasta ella.

Una prenda rasgada se encontraba sobre hierba seca. Eris la levanto con cuidado y ambos la observamos detalladamente. Tenía sangre aún fresca.

—Oh —fue lo único que dijo ella.

Le pertenecía a Mimi. Era parte de su uniforme.

—Eso significa que.. —baje la mirada antes de soltarlo —. Mimi debe estar muerta.

Eris también bajo la mirada.

—¿Buscaremos el cuerpo? —asentí.

—Nos llevará a Padme.

No tuvimos que buscar mucho más.

—Agh —se quejo la pelirroja, tapando su nariz.

El cuerpo sin vida de Mimi estaba tendido sobre el suelo. La tierra cubría parte de su rostro destrozado.

Me acerque sigiloso antes de inspeccionar todo detalladamente. 

—Oh por Dios —volvió a vociferar Eris —Pero, ¿qué es esto? Padme no pudo hacerlo.

Yo también lo veía increíble, pero no imposible.

A su cuello, parte de un hombro y poco más, le faltaban trozos de carne. Sus cuencas estaban vacías, la sangre simulando lágrimas, que bajaban como cascada hasta el pecho.

AMBROSÍA | Poe & Padme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora