¿Quién diría que caería en aquel encanto de cabello rubio?
¿Quién diría que aquella mirada maliciosa al final me haría temblar y no por temerle?
¿Quién diría que el mundo de los novenos me engancharía y no por la razón que me atrajo a el?
Con Damián...
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La manada es la manada, vivimos juntos, matamos juntos, morimos juntos.
~Poe Verne.
—Me apetece hacer algo más que esto.
Poe bebía complacido, su pierna reposando por encima de la mía.
Nos encontrábamos sentados en el sofá de cuero, la zona en la cabaña que todos los demás conocían como nuestra, pues era la única que usabamos. Prácticamente llevaba grabada en la mesa de centro y en el sofa de cuero guinda nuestros nombres.
—¿El qué? —Archie se sentó a su lado, sacandole la botella de la boca.
—Quiero jugar un rato.
—Estas ebrio —sonrió Tatiana al ver a mi rubio sin remedio.
—¿Y qué? Eso no me quita las ganas de jugar.
Entonces se levanto haciendo a un lado mi pierna con delicadeza.
Todos lo miramos un rato.
—¿Y qué se le ofrece hacer al señor?
—Damián, no me llames así porqué es demasiado excitante y luego no apagas el fuego que enciendes en mí.
Damián bufo y los demás reímos.
Creo que Poe no era el único que iba borracho.
—Entonces, ¿qué sugieres que hagamos?
—No lo sé, pero debe ser algo nuevo, emocionante. Salgamos, vamos a divertirnos, para matar el rato y algo más. —se subió a la mesa y pateo una botella que fue a dar de bruces al piso.
Se hizo añicos.
—No podemos demoler la cabaña, idiota, baja de ahí. —Damián se levanto y tiro del brazo de mi rubio para bajarlo.
No funciono.
—Obligame, mataconejitos.
—Joder —entonces Damián también se subió a la mesa.
