POV Wanda
Natasha y yo habíamos dado, hace un par de noches, el salto a los juguetes eróticos y sí que los sabía usar. Me tenía en tenía en una posición donde entraba y salía de mí a un ritmo desquiciante para mi razón.
Tenía la cara enterrada en una de las almohadas y las manos con los nudillos completamente en blanco. ¿Cómo podía ser tan buena? No era justo, o sí, sí lo era, muy justo y necesario. - Ahhh. - Gemí sin poderme contener más, y al parecer la serie de movimientos excitantes que ya me tenían al límite, no le fueron suficiente, puesto que, comenzó a usar una de sus manos para estimularme.
La escuchaba jadear también, sabía que no solo estaba buscando mi placer sino el suyo también y eso me enloquecía más, no tenía idea cómo sincronizaba sus movimientos para que tengan ese efecto en ambas.
Sentí una de sus manos jugar con mi trasero y aquello me hizo sonreír con malicia pero sentir un atisbo de incertidumbre también. No obstante, cuando comenzó a estimular también ahí lo entendí, no es que tuviera la intención de hacerlo por ahí, no aún, pero me enseñaba cada vez más de mi placer y sentirme atendida de todas las formar siempre me excitaba aún más.
El sonido de mi humedad y el choque de nuestros cuerpos era cada vez más obsceno. Fue cuestión de un par de movimientos circulares y precisos para que me comenzara a correr. Era más líquido de lo normal quizás, pero a ella le daba bastante igual. En cuanto salió de mi, en la misma posición comenzó a atenderme con su boca. Solo un par de minutos bastaron para que una secuencia de pequeños multiorgasmos me invadiera y ella me ayudara a cambiar de posición y solo disfrutar de la vista, de verme así.
Sentía la garganta seca, sabía estaba sudada y me sentía con el cuerpo hecho de gelatina. Esta no había sido nuestra primera ronda. Llevábamos quizás un par de horas haciéndolo, pero ella solía usar los juguetes ya casi para terminar, antes solo ella lograba hacerme delirar.
Yo había logrado se viviera para mí quizás unas tres veces pero la cantidad de veces que ella me hacía llegar ni siquiera parecía normal o natural. Me hice una nota mental de buscar la manera de hablar ello con mi ginecóloga y luego, solo me quedé sonriendo mientras ella acomodaba todo y nos limpiaba un poco.
- ¿Puedes quitar esa expresión socarrona de tu rostro? - Dije en cuanto estuvimos cubiertas por la sábana y enredadas en el cuerpo de la otra. La hija de puta sabía que estaba sensible aún pero me tenía con su muslo entre mis piernas. - Te odio. - Agregué y se comenzó a reír. - ¿Te gustó? - Preguntó con diversión. - Quisiera poder mandarte a la mierda con propiedad pero mi cabeza no funciona, lo único que puedo sentir es mi centro palpitar. - Le dije y me abrazó mientras reía. - Sí, yo también lo estoy sintiendo. - Dijo y me sonrojé.
- Lo hemos hecho muchas veces hoy, creo que estoy más sensible que nunca y tengo sueño. - Admití y ella comenzó a besarme suave. - ¿Cómo tienes tanta energía? - Le pregunté y me contestó que no tenía la menor idea. - Algún día te lo haré hasta que caigas dormida sin poder más. - Dijo luego de morder mi labio y me sentí húmeda otra vez.
- De esto hablo, mi cerebro me dice que ya no, que me detenga y mi cuerpo me reclama por ti. - Admití y ella comenzó a acariciar mi rostro. - Aún cuando quisiera seguir, necesitas descansar amor. - Dijo y asentí sintiendo me quedaba dormida entre sus brazos. Las veces que lo habíamos hecho antes de que Lizzie se despertara eran nada a lo que habíamos hecho después. - Te amo. - Le dije y ella sonrió. - Te amo más, Wanda. - Respondió y lo último que vi fue su mirada llena de amor mientras me entregaba a los brazos de morfeo.
***
Cuando desperté estaba sola en la cama. Toqué el lado de Natasha y estaba frío. No creía estuviese en el baño porque ni siquiera había ruido. Lo primero que vino a mi mente fue "Lizzie".
Tomé mi ropa interior y una camiseta bastante grande de uno de los cajones del lado del armario de Nat y me fui al baño. Cuando terminé salí vestida y en búsqueda de la pelirroja y la bebé.
No fue tan difícil a decir verdad, las encontré jugando en el cuarto de mi hija. Natasha estaba explicándole para qué servía cada uno de sus nuevos juguetes y decir que no me sentía a morir de amor en ese momento, era falso.
Natasha Romanoff era testaruda, terca, bastante renegona y perfeccionista sin lugar a dudas, pero ninguno de sus defectos hacía sombra a todas sus virtudes. Era simplemente perfecta para mí y para mí bebé. Nos amaba, podía notarlo y nosotras también la amábamos a ella.
A veces momentos como este me hacían pensar en Robbie también. Lo quería, había una parte de mí que atesoraba su recuerdo, pero sin querer comparaba y pese a que nos llevábamos bien y funcionábamos como pareja y muy probablemente habríamos hecho buen equipo como padres, lo que tenía y había formado con Natasha era fuera de este mundo. Había pensado durante mucho que él había sido el amor de mi vida y no había notado que el amor de mi vida en realidad había aceptado de mí únicamente el título de mejor amiga.
- Hey... - Escuché su voz y sonreí de forma automática. - ¿Hace cuánto estás ahí? - Preguntó y me encogí de hombros. De verdad no lo sabía, me había perdido bastante en mis pensamientos.
Comencé a caminar hacia ellas y saludé a cada una de forma diferente. - Buenos días. - Dije sobre los labios de Natasha una vez dejamos de besarnos y ella sonrió. - Excelentes diría yo. - Respondió y me sonrojé.
- Estaba explicando a la bebé para qué sirven sus juguetes. - Dijo mirando fijamente a la bebé que no dejaba de sonreírle. Sí Lizzie, créeme que te entiendo. - Y estoy segura que me entiende porque ella es la niña más inteligente del mundo ¿verdad? - Dijo alzándola y mi hija sólo se reía.
- Eres una madre genial. - Le dije y ella me miró sorprendida. - Tú eres tan madre de Lizzie como yo, Natasha, no me mires así. - Respondí a su gesto y vi sus ojos cristalizarse. - Hey no, amor... - Le dije tomando su rostro entre mis manos. - Ella en mi corazón es mía, Wanda pero ambas sabemos que no lo es. - Dijo y negué. - No, sí es tuya. El recuerdo de Robbie va a estar presente, él siempre será su padre Nataska. - Le dije y ella sonrió suave. - Tú y yo nos vamos a encargar ella siempre sea consciente de eso, sé que eres tan buen ser humano que a veces le hablas de él incluso cuando yo no lo hago. - Admití y me volvió a ver sorprendida. - Pero tú eres su madre y si ella alguna vez al crecer decide llamarte así, créeme estaré bien con eso y seré feliz por ella y por ti. - Le dije y ella centró su atención en la bebé. - Te juro que las amo. - Me dijo y asentí. - No necesitas jurarlo, lo sé amor, lo veo día a día.
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Tal como dice el título "Buenos días", acabo de ver el último capítulo de Falcon and The Winter Soldier y solo puedo decir ¡Tremendo Final! Lo que se viene en la fase 4 y en sí, en el futuro del UCM es de otro mundo.
Ahora solo nos queda esperar por Loki y por la película de Black Widow en solitario.
Mi Twitter y mi Instagram son @UCMarvel_Fan, por si por ahí alguien quiere compartir teorías. Muchas gracias por leer y por votar. Hoy he escrito más en este tipo de "notas" porque estoy muy emocionada con lo que vi y las conexiones que sé que guarda.
Adiós! Alto aguante al Scarletwidow igual.
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Real e Ideal - Scarletwidow / Wandanat
RomantikNo hay historia más grande que aquella que se cuenta en nuestro a día día. - Esta es una historia inspirada del Scarletwidow pero que en esencia es Wandanat. Algunos momentos son recuerdos, otros fantasía pero no sé qué tanto puedas diferenciar lo...