Flores y Juguetes

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POV Wanda

Natasha siempre procuraba llegar temprano o pasar tiempo en casa, incluso, habían días donde decidía trabajar desde aquí. Aquello sucedía en especial los días en que la niñera de Lizzie se iba una hora o dos antes por sus clases en la universidad.

Sin embargo, había un día en el mes que en serio tardaba y no llegaba precisamente de buen humor. El día de la junta con los accionistas, todos esos cretinos siempre salían con algo que la indignaba o la hacía rabiar. No se desquitaba con nosotras, bueno conmigo sí, pero no de una manera negativa, el punto es que aún estresada separaba bastante nuestra vida personal de su mundo laboral.

Hoy era ese día y ya había venido pensando qué hacer para ayudarla a alegrarse un poco y no solo ayudarla a liberar más tarde la tensión; Aunque eso también era parte del plan. Lo único bueno de que ella se molestara, era lo bien que transformaba esa molestia en pasión. Aquello me llevó a pensar en el porqué le decía a todos Natasha era enojona aún cuando a ellos no se los parecía. Y era lógico, los efectos de sus enojos solo los disfrutaba y conocía yo. Me reí del curso de mis pensamientos.

Cuando reaccioné vi que Lizzie me miraba curiosa desde su silla y que había rayado más de lo debido con sus crayones. - Me gustan tus diseños. - Dije viendo el montón de líneas sin sentido que había plasmado en la hoja y ella sonrió haciendo lo que Natasha llamaba un "chinito". Ella se lo había enseñado a hacer, eso, a sacar la lengua, a decir que tenía un año, a mirarte con los ojos entre-cerrados, a fruncir el ceño, a dibujar, las partes del cuerpo. En pocas palabras, mi hija era su logro. Yo le había enseñado cosas también pero ciertamente de diez, tres eran mías, siete de Natasha.

Comencé a limpiar a la bebé, su silla y el mesón cuando escuché el auto de Nat y de inmediato lavé mis manos, arreglé un poco mi cabello, eché los paños limpiadores a la basura y cargué a la bebé. Cuando la puerta se abrió yo ya estaba en el recibidor con Lizzie en brazos.

El alarido de mi hija me hizo reír y Natasha de inmediato sonrió. Iba vestida de traje y si tenía que reconocer algo, es que lo que más disfrutaba de cuando ella iba a su empresa eran los tremendos atuendos que usaba. Siempre era perfecta pero ahí lograba verse de otro mundo.

- Hola amor. - Dijo besándome y luego besó la cabeza de la bebé. - Hola a ti amor bonito también. - La miró y la bebé le estiró los brazos. - Rayos, hermosa, dame solo un par de minutos bajo un par de cosas y vuelvo por ti. - Dijo mirándola y mirándome con gesto de "perdón" y le sonreí. La bebé comenzó a hacer pucheros en cuanto la vió salir y hacer el gesto de "ven" que le habíamos enseñado a hacer. - Maaaaa. - Renegó y la tranquilicé. - No se va amor, solo tiene que bajar sus cosas. - Le dije y me giré hacia el sofá. La bebé no apartaba la mirada de la puerta. Natasha pasó varias bolsas, dejó su chaqueta dentro y volvió a salir, la vi aparecer con flores y sonreí. - Mamá es una boba. - Le dije a Lizzie quien jugaba con sus manitas en mi rostro. Por fin vi a la pelirroja cerrar la puerta y me acerqué.

- ¿Son para mí? - Pregunté y ella negó y luego asintió. Lo cual generó la vea divertida a causa de su indecisión. - Los tulipanes rojos claramente son para ti. Dijo tendiéndolos hacia mí y acercándose lo suficiente para besarme de forma correcta ahora así. Demonios, la había besado hace un par de minutos y sentía la extrañé. - Tomó a la bebé y le tendió un pequeño ramo también. - Las magnolias son para ti, amor. - Dijo y la bebé estaba embelesada por el color rosa de las flores y ciertamente yo también, pero lo estaba aún más por la imagen que me estaban dando.

- ¿Puedo tomarles una foto? - Pregunté y ella me miró con cara de "obviamente sí". - Posa para la foto amor, a tu mamá le encanta hacernos famosas. - Dijo y se acomodó. - Haz que se ría. - Le pedí y ella comenzó a achicar los ojos y luego a ponerlos saltones. Una vez la bebé se comenzó a reír, la miró normal de forma fija y capturé la imagen. - Diablos, ya tengo nuevo fondo de pantalla. - Dije y ella puso los ojos en blanco.

- Pondré las flores en agua. - Le dije y me acerqué a tomar el pequeño ramo con el mío en brazos. Ella asintió y bajó a la bebé. - Ven amor, ayúdame con las compras y vamos a abrir juguetes. - Le dijo y la niña comenzó a caminar hacia donde estaban las diferentes bolsas de papel que había traído.

- Natasha Romanoff! - Exclamé fuerte desde mi posición. - ¿Qué hablamos sobre no comprarle más juguetes? - Dije y ella me miró con inocencia. - No todos son para ella, traje también para ti. - Dijo y tomé los dos jarrones con las flores puestas dejándolos en la isla de la cocina, antes de acercarme.

- ¿Para mí? - Me sacudí las manos miré y ella asintió. - Esas dos son provisiones, esa de ahí son bebidas, y estas dos son juguetes. - Dijo y me agaché hasta donde estaba Lizzie con una de esas dos. - Revísenlas, dejaré esto en la cocina y subiré a cambiarme. - Dijo dándome un beso y asentí.

Comencé a ver y en efecto, una de las bolsas era para Lizzie y la otra para ella y para mí. Había un Funko Pop! Era una edición especial de Harry Potter, había comprado la varita del señor tenebroso y también había un Funko de Marvel. Era una edición especial que nos faltaba. - Será mejor aleje esto de ti. - Dije mirando a Lizzie quien me veía con cara de "da igual, mi bolsa es más grande y tengo más juguetes que tú". Tenía un Hot Wheels en sus manos. Puse la bolsa sobre el sofá y volví.

- Bien, lamento decirte que no puedes abrir todo hoy. - Dije mirándola y ella me frunció el ceño. - Son muchas cosas Lizzie. - Dije firme y me hizo un "chinito" otra vez y me sonrió. - Esa cara es peor que el puchero. - Le dije y se comenzó a reír ante mi cara de derrota.

Real e Ideal  - Scarletwidow / WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora