Tuya

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POV Natasha

- No quiero hablar aún de eso Wanda. Vamos a acostar a la bebé y hablamos. - Dije firme y ella me miró disgustada.

- Bien. - Espetó y asentí. - La iré a cambiar. - Dijo y asentí sabiendo debía preparar el biberón de la bebé y prepararme para hacerla dormir.

- Te espero en la habitación. - Dijo una vez aparecí y asentí. - Tu mamá está algo enojada conmigo, amor. - Dije sentándome con la bebé en mis faldas y recostada en mi brazo. - Creo que a veces le es difícil entender solo tengo ojos para ustedes dos. - Agarró mi meñique de la mano con la que sostenía su mamila.

- Pero lo voy a solucionar ¿si? - Sonrió como si me entendiera una vez terminó las ocho onzas que le había preparado. - Rayos Lizzie, cada día comes más. Me encanta. - Le dije y la acomodé de forma vertical recostada en mi hombro. - Estás creciendo muy rápido y lo disfruto pero me da miedo. - Admití y a decir verdad me gustaba mucho hablar con la niña. - En algunos años tendré que amenazar menores y eso no es divertido ni cool, pero tú no te vas a enterar. - Dije y escuché eructó. - Genial, llegó el momento de las canciones. - la acomodé de forma tal que en esa posición lograra descansar.

Mi repertorio infantil era bastante nutrido ahora, sin embargo, eran pocas las que le cantaba de ese estilo, solía cantarle las canciones que a mí gustaban. Fueron necesarios sólo diez minutos meciéndola para que quedara completamente dormida.

- Bien princesa, me tengo que enfrentar al dragón. - Dije y en cuanto miré a la puerta ahí estaba Wanda esperándome con una cara divertida. - Venía a asegurarme trajeras contigo el radio-bebé. - Dijo y le mostré el objeto entre mis manos.

Una vez fuera de la habitación habló otra vez. - Así que enfrentar al dragón eh. - Dijo y sonreí. - Estaba molesta contigo pero en serio haces que resulte difícil permanecer así. - La acerqué a mí y la besé en medio del pasillo. - Debemos hablar. - Habló en cuanto nos separamos y asentí.

- ¿Bien? - Dijo en cuanto nos sentamos en la cama y suspiré. - No voy a disculparme por ser amable Wanda. - Dije y ella negó. - Natasha, demonios... - Dijo mirándome. - El que seas amable me fascina pero la amabilidad tiene límites cuando se trata de gente como la cajera que te coqueteó en el maldito supermercado. - Refutó y asentí.

- Lo sé, pero amenazarla no era la solución, ni siquiera me dejaste hablar. - Le dije y sonreí. - No es gracioso, estaba con la bebé ahí, te llamé amor y ella te preguntó si todo bien con tu "amiga". - Dijo y asentí. - Sí Wanda, tú llevas razón, no me molesta hayas intervenido, pero sí la forma en la que lo hiciste. No me dejaste hablar y ya estabas amenazando a la mujer. - Respondí y ella también se comenzó a reír.

- Le debiste decir que soy tu novia. - Me dijo y asentí. - Lo iba a hacer, pero entre que ya habíamos terminado de pagar, que estábamos en fila y que tú le hiciste un pronóstico apocalíptico en cuestión de segundos, me quedé como espectadora y ya. - Respondí.

- Fue como si no entendiera eres mía. - Dijo con un puchero y negué sin poder contenerme más. - Cariño, yo Natasha Romanoff si se trata de alguna mujer que no seas tú o la bebé, no sirvo. - La atraje hasta mí. - Mis sentidos se vuelven obsoletos. - Complementé. Y sentí me empujó sobre la cama y se subió sobre mí. - Esto se está poniendo interesante. - Dije y sentí como atacó mi cuello. - Wanda, joder... no hagas cosas que luego no podamos continuar. - Susurré y ella se separó y me miró. - ¿No me deseas? - Cuestionó y la miré sorprendida. - Claro que te deseo, ¿de dónde viene eso? - Cuestioné y ella me miró fijamente pero no respondió.

- Siempre que parece vamos a hacerlo por fin nos detienes o dices que aún no. - Dijo y me fue imposible no hacer un gesto sorprendido. - Wanda, claro que te deseo! - Exclamé y vi su curiosidad. - Te detengo porque quiero que cuando demos ese paso estés segura. Ya te considero mía pero hacerte mía es algo más, si te tengo de esa forma jamás de dejaré marchar. - Le dije y ella sonrió.

- ¿Y a ti quién te ha dicho quiero marcharme? - Preguntó en tono juguetón. - Estoy segura quiero ser tu mujer, tu amante, quiero ser tuya. - Escuché y sentí sus palabras calar en mis entrañas. - Me muero porque me poseas, porque me marques, por correrme por ti y para ti. - Susurró y a decir verdad estaba entre extasiada y sorprendida. - No sé qué demonios has hecho conmigo, yo ni siquiera era celosa. - Dijo y me reí pero sabía era verdad.

- Lo sé y ciertamente no es que me agrade te sientas celosa pero logras convertirlo en sexo. - Admití e intercambiamos de posición. - Me haces desearte, querer encerrarme en una habitación contigo a hacértelo tantas veces que te sientas completamente segura solo te deseo a ti. - Susurré arrastrando las palabras en su oído.

- Hazlo, estoy esperando por ello. Quiero que me hagas tuya, siento que mi cuerpo arde de necesidad por ti Natasha. - Dijo enredando sus manos en mi cabello y tirando de él.

- Estoy segura eso es lo que quiero, lo sé hace mucho ya. - Sonreí sobre su piel. - Wanda, nunca me cansaré de decir eres mi sueño hecho realidad. - Dije separándome y ella sonrió.

Ayudé a que se sentara y quité toda la parte superior del pijama que llevaba puesto. - No me mires así. - Dijo en cuanto sus pechos quedaron libres ante mis ojos. - Mi cuerpo ha cambiado mucho entre el embarazo y el parto. - Mencionó y negué.

- Tu cuerpo es perfecto, tu piel es tersa y suave, parece irreal incluso. - Me acerqué a ella y la hice caer sobre su espalda. - Y ciertamente ya estaba algo obsesionada con tus pechos pero creo acabo de perder mi último gramo de cordura. - Dije y ella me atrajo a sus labios. Instintivamente con una mano sostenía mi cuerpo y con la otra acariciaba el suyo.

Ella, por otra parte, había aventurado sus manos a mi espalda, sentía cómo arrastraba ligeramente sus uñas ahí y eso lograba hacerme jadear. De un momento a otro también mi camiseta estaba fuera y ella me miraba mordiéndose el labio. - Quiero morder y besar estos. - Dijo delineando mis abdominales y me reí suavemente. - Lo harás, pero primero yo necesito darle atención a estos. - Respondí amazando uno de sus pechos en mis manos y ella asintió en medio de un gemido.

Besaba, acariciaba y mordía ligeramente. Sus jadeos constantes a veces pasaban a ligeros gemidos y la forma errática en que su pelvis se rozaba con mi muslo me estaban enloqueciendo. No tendría palabras para describir la satisfacción de poseer a Wanda y de hacerle el amor.

Había comenzado a descender. Estaba haciendo ligeros movimientos alrededor de su ombligo, su abdomen pese a su creencia era espectacular, a mí me encantaba. Bueno, todo de ella me encantaba, razoné y aquello me hizo reír sobre su piel y llamar su atención. Cuando nuestras miradas conectaron vi sus ojos vidriosos pero aún así me sonrió y acomodó mi cabello.

Volví a besarla y a seguir mi camino. Quitar el resto de prendas de su cuerpo no había sido difícil, verla desnuda frente a mí, tampoco. Tenerla así y no tomarla como una obsesa, eso sí que lo había sido.

- Flexiona un poco las piernas y sepáralas. - Le dije y ella llevó su manos a su rostro para cubrirlo. - Que no te de pena conmigo Wanda, créeme estoy embelesada con lo que veo, no hay mujer más perfecta o hermosa que tú. - Dije y vi cómo por fin me hizo caso. Quité mi pantalón pero no las bragas y volví a la cama por su lado para besarla otra vez, su lengua con la mía y la forma desesperada en que me besaba me hacían saber quería y necesitaba atención. Una de sus manos en mi pecho, la otra en mi cabello y la mordida fuerte que dio en mi labio inferior me hizo saber quería haga algo por fin.

Y lo haría, claro que haría algo, tantas veces como ella quisiera y como nuestros cuerpos aguantaran.

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Bueno, la decisión de publicar hoy o mañana la dejé en manos de alguien más, y siendo que eligió hoy por la noche, a mí solo me queda cumplir.

¿Qué tal? Quizás ni lean mis palabras solo por irse a la parte dos. Pero igual muchas gracias por leer.

Real e Ideal  - Scarletwidow / WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora