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Simón estaba sentado en el parque leyendo su libro favorito, 1984, o mejor, fingía leerlo. No estaba mentalmente presente. Su cabeza estaba llena de lo que le sucedió a su hermano y el funeral de su madre. Aún no le contaron a Martín lo que pasó porque él no preguntó e incluso según el psicólogo será mejor no estresarlo más.  Hubo demasiadas cosas por las que tendrá que pasar y, como dijeron los policías, su salud mental no es realmente buena en este momento, pero para su sorpresa, estaba defendiendo al maestro. Simón se preguntó qué le dijo o le hizo el hombre que su hermano está tan en contra de que lo pongan en la cárcel.  Probablemente lo haya chantajeado o algo así...y cuando todo salió a la superficie, Isaza decidió que sería mejor terminar con sus vidas antes de que hablen.

,,Oye, Vargas". Rápidamente miró a su alrededor asustado y se sonrojó al ver el rostro de Villamil. Su corazón se le subió al cuello, por alguna razón todavía le causaba las mariposas en el estómago, Dios sabe por qué se enamoró del enemigo de su hermano.  Simplemente había...algo dentro de él que hacía que Simón lo mirara cada vez que pasaba, era como una magia.

,,¿S-sí?" Le ardían las mejillas y estaba seguro de que Villamil ve lo rojas que están.Qué vergüenza...

,,Necesito hablar con Martín ", dijo con desgana. ,,Urgente".  Simón estaba como drogado y no tenía idea de cuál era el motivo. Él era la razón por la que Martín estaba aún más destruido mentalmente.

,,¿Por qué?" preguntó con desconfianza, mirando a Villamil de arriba abajo. Se veía tan sucio y recién notó que huele a alcohol y humo. Sus ojos brillaban y una sonrisa estúpida jugaba en su rostro, definitivamente no estaba sobrio.

,,Hice algo malo", ignoró la segunda pregunta y se apoyó en el banco, secándose los ojos. ,,Hay dos de ustedes...", murmuró, mirándolo con confusión y señalándolo con un dedo.  Simón vio, se puso de pie y le puso una mano en el hombro.

,,Está en el hospital", dijo con disgusto y tristeza. ,,Si quieres disculparte, búscalo cuando lo dejen salir", agregó, cerró su libro y se fue.  Inmediatamente después de ir detrás de la esquina, se apoyó en la pared con la mano en el pecho, respirando con dificultad y sintiéndose como un tomate.

¿Por qué siempre tiene que enamorarse de los chicos malos?

...

Martín miraba al techo sin pestañear y pocas veces se atrapó olvidarse de respirar. Ni siquiera sabía cuánto tiempo estaba en esta posición o qué hora era. Pero según dos comidas al lado de él en la mesa, eran como las dos de la tarde. No tenía hambre ni sed, aunque probablemente le dolía el estómago, no lo sentía. Todo era más como un sueño, como otra realidad en la que él no estaba y si alguien no entraba, probablemente estaría así todo el día o al menos unas horas más.

,,Hola Martín", dijo la voz de la mujer y el mate a su lado se inclinó cuando se sentó junto a sus piernas. ,,¿No tienes hambre?" Ella miró el almuerzo y el desayuno no tocados. Es cierto que ni siquiera sabía que estaba aquí o tal vez simplemente lo olvidó...

,,No sé...tal vez", dijo absento, sin dejar de mirar ese lugar. Esta fue la tercera persona que vino hoy, excepto que todos eran hombres, esta fue la primera mujer. Eran abogados, psicólogos y policías, pero él no sabía quién era ella. Y...realmente no importaba.

,,Deberías comer, Martín", dijo con voz dulce que se soltó como la voz de la tía simpática que te da galleta y beso en la frente. ,,Hablé con tu novio", continuó y miró los papeles que tenía en las manos. Martín la miró por primera vez.  Nadie estaba usando este término para él, siempre fue 'Sr.  Isaza' o 'Juan Pablo', pero nunca 'su novio'.

Tenía el pelo negro recogido en una bonita cola de caballo, un vestido ajustado y bonitos ojos marrones.

,,Solo quiero preguntarte algunas cosas, ¿está bien?" Ella era muy respetuosa y hablaba muy despacio, no fruncía el ceño y ni actuaba como si él fuera un criminal. Esta mujer era diferente.

,,Veo que estás confundido...mi nombre es María y soy su abogada", extendió la mano y Martín la estrechó.  Ella sonrió y puso su mano sobre la de él.  ,,Entonces comencemos, si no te sientes cómodo con la pregunta, dímelo y te preguntaré algo más, ¿de acuerdo?" Martín asintió y ella sacó el bolígrafo.

Le tomó como una hora y ella terminó de preguntar y Martín se sintió un poco mejor.  Ella le dijo que después de la corte, tal vez vea a Juan y que hay pocas posibilidades de que pierdan.

,,Pero si no comes hasta entonces, realmente no podrás verlo", dijo antes de irse.

Los días en el hospital fueron largos y aburridos. Tenía sed de toque físico y solo necesitaba un abrazo de Juan, o un beso o cualquier cosa. Le dieron unas pastillas para que al menos pudiera dormir por la noche y lo obligaron a comer un poquito, pero en la mayoría Martín pretendió a comer y a escondidas saltó la comida al basura. Su estomago se niegó a aceptar calquier alimiento.

A veces llamaba con Juan cuando le dejaban, pero no era muy a menudo y se deprimía cada vez más por la falta de amor. Necesitaba tanto a Juan.

También le dijeron que su madre no sobrevivió al accidente y su ansiedad empeoró aún más. No recuerda mucho de ese día, lo único que sabe es que le inyectaron algo y se despertó pocas horas después. Tenía las manos vendadas, lo que le hizo darse cuenta de que probablemente se había lastimado a sí mismo o algo así.

,,No puedo creer que estés despierto, pequeño".

Amor Joven//IsargasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora