- Chicas, por favor. —Chillé.
Lauren se cruzó de brazos. —No podemos parar ahora.
- Un par de tiendas más y descansamos.
Bufé. —Eso habéis dicho hace unas, um, no lo sé, ¿diez tiendas? Perdí la cuenta después de la sexta. —Blanqueé los ojos.
- Que gruñona. —Burló Danielle.
- Bien sabéis que los vestidos no son lo mío.
- Y no entiendo por qué. —Sacó Lauren un vestido de estante. Era uno blanco, algo corto con espalda en V y brillos en la parte del pecho. —Deberias probarte este. —Me guiñó.
Fingí una arqueada. —Si de por si no me gustan los vestidos, los brillitos de ese me dan nauseas.
Ambas rieron y volvió a colgar el vestido en su lugar. —Hemos ido a demasiadas tiendas y vosotras no escogéis algún vestido.
- Es que busco un modelo único, que cuando lo vea sepa que es vestido indicado.
- Es sólo un baile.
- Uno de los más importantes. —Añadió Danielle.
- Voy a la feria de comida. Buscadme cuando estéis listas. —Y me di la vuelta, saliendo de la tienda.
Mi móvil vibró con un mensaje de los chicos y comencé a hablar con ellos. Me senté en una de las mesas y crucé las piernas. No me molestaba para nada parecer asocial o algo por el estilo.
- ¡Blair! ¡Hola! —Se sentó una eufórica rubia a mi lado.
Quité la vista de mi móvil y la miré. Forcé una sonrisa. —Jade. ¿Qué te trae por aquí? —Abrió la boca para hablar pero la detuve. —Déjame adivinar. Buscas vestido.
Asintió. — ¿Cómo lo sabes? ¿Has venido a lo mismo?
- Si pero no. —Reí, negando con la cabeza. —He venido con Lauren y Danielle a acompañarlas a por sus vestidos. —Hizo una mueca en cuanto nombré a mis compañeras.
- ¿Y ellas donde están?
- En una de las mil tiendas que hay. —Rió.
- Que exagerada.
- Nos caminamos todo el centro comercial buscando sus vestidos y siguen sin conseguir algo que les guste. —Y era cierto. Desde muy temprano habíamos salido del internado hasta el centro comercial sólo para comprar sus vestidos para el dichoso baile.
- Así somos las chicas. Indecisas en cuanto a la ropa.
Me sentí incomoda con eso ya que nunca dedicaba algún momento a salir de compras, yo era más como que si veía algo que me gustaba cuando salía, lo compraba.
- ¿Te molesta que espera contigo un rato? Había quedado con unas amigas de venir a ver los vestidos pero como que vienen tarde. —Hizo una mueca. Negué con la cabeza y ella sonrió.
- Genial. —Murmuró Jade, leyendo algo en su móvil.
- ¿Qué sucede?
- Mis amigas no pueden ahora. —Gruñó. —No quiero ver vestidos sola. —Lloriqueó. —Ven conmigo. —Hizo un puchero.
- Ni lo pienses.
- Venga, Blair. Prometo que será sólo un rato. —Le diré una mirada de advertencia. —Por favor. —Unió sus manos en suplica.
- Pero ni pienses que te daré mi opinión. —Accedí. Jade aplaudió, emocionada y me jaló fuera del banco.
- Este está precioso. —Sacó un vestido, si rosa, de otra estantería. Era largo con algunas incrustaciones de piedras brillantes alrededor de las tiras y tenía una abertura que dejaba al descubierto la espalda.
- Es como el cuarto vestido rosa que escoges.
- Me encanta el rosa.
- No se nota. —Me codeó. Reí.
- Iré a probarme este. Siéntate ahí. —Y se perdió en el vestidor.
Tenía que admitir que le sentaba bien el vestido. El rosa resaltaba en su pálida piel y las incrustaciones lo hacían ver realmente elegante. Dio una vuelta y los vuelos del vestido tuvieron un delicado efecto.
- Quizá es muy largo. —Dijo viéndose al espejo.
- ¿No debe ser largo? —Pregunté.
Negó. —Preferiblemente corto. Será mejor que siga viendo. —Suspiró y volvió al vestidor.
Comencé a ojear uno de los estantes. Un turquesa llamó mi atención. Era liso en la parte de adelante sin tirantes, de corte corazón. La espalda tenía dos aberturas dividas por una tira de la misma tela. Era ceñido en la parte de arriba y se dejaba caer de la cintura hacia abajo. Debía llegarme a la altura de las rodillas, aproximadamente.
Escuché a Jade acercarse y tiré el vestido en su lugar con un acto reflejo. — ¿Qué observabas? ¿Un vestido?
- No, no. —Enarcó una de sus cejas. —Quizá. —Gruñí.
- Quiero verlo. —Y me hizo a un lado tomando el vestido que segundos antes había estado en mis manos. —Está, um, lindo. Sencillo pero lindo. Como tú, supongo. —Intentó sonreír.
- No quiero un vestido. No me gusta.
- Has dicho que querías un vestido turquesa. Este es perfecto. Vas a llevarlo. —No era una pregunta.
- Jade, no.
- Claro que sí. No seas boba. —Y pasamos a la caja donde se cancelaba. Mordí el interior de mi mejilla y saqué la tarjeta de mis padres que había en uno de los bolsillos de mi cartera.
- Las chicas me están buscando. —Dije releyendo el mensaje que me había enviado Lauren preguntando donde estaba.
- Vale. Yo debo irme. Había olvidado que tenía algo importante que hacer. —Dijo Jade y me tendió la bolsa con el vestido que recién había comprado.
Era algo sorprendente. Había comprado un vestido por mi propia cuenta, presionada por Jade pero compré un vestido de igual forma. No sabía si asustarme o estar calmada al respecto.
- Oh, bueno. Gracias. Luego te veo.
- Gracias a ti por haberme acompañado, aunque no pude conseguir nada. —Hizo un leve puchero. —Adiós. —Besó mi mejilla y se fue.
Y seguí la dirección donde las chicas me dijeron que estaban.
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Lo contrario a una dama
RomancePensareis que sería bastante ilógico que la hija de una famosa modelo no sea femenina, ¿no? Mucho menos teniendo como padre a uno de los más importantes empresarios de Seattle, sea desaliñada. Pero debéis pensarlo dos veces porque Blair es diferente...