- Levanta tu flojo trasero de la cama ahora mismo, Blair Ross. –Llamó como por quincuagésima vez en la mañana Lauren.
- No estoy de los ánimos de levantarme hoy. –Me cubrí con la sabana hasta la cabeza.
- Me vale. Te levantas, ya vamos tarde. –Haló mi sabana.
Gruñí. –Joder. Que hoy me salto clases.
- En tus sueños, princesita. –Sentenció Danielle.
- Iros ahora mismo que vais tarde.
- Nos vamos pero contigo.
- Bien, entonces todas nos saltamos clase hoy porque no me pienso levantar de aquí.
Ambas bufaron. –Que necia.
- Ni si te ocurra salir de la habitación que si descubren que has faltado por pura gana tuya, estás frita.
- Si, si, lo que digáis. Adiós, besito. –Las despaché, deseando volver a mi anhelado sueño mañanero.
Escuché la puerta siendo cerrada y suspiré, abrazándome a la almohada. Unos minutos más no le harían daño a nadie.
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- ¡Por el amor de Dios, Blair! No busques tantos problemas.
- ¿Quién dijo problemas? –Sonreí con cierta malicia.
Amber suspiró. –Eres imposible. –Negó con una sonrisa. Estábamos teniendo una videollamada. Hacia unos minutos me había levantado y estaba muy aburrida, además ya me hacía falta mi mejor amiga.
Reí. –Lo sé. Pero es que este internado es horrible. Lo odio tanto.
- Hablando de odio, jamás me terminaste de contar como fue lo de Matthew. –Sonrió ella con picardía.
- Nada fuimos a por un café ayer por la tarde.
- ¿Y? ¿Qué tal?
- Fue, –Busqué la palabra correcta. –Agradable.
- ¿Sólo agradable? –Asentí y ella hizo una mueca.
- ¿Qué esperabas?
- Que me confesaras tu amor secreto por él.
- ¿Amor secreto? –Reí.
- Tú no odias a la gente muy seguido, Blair. Ese chico tiene algo.
- Por Dios, Amber. ¡Apenas lo conozco!
- ¡Exacto! No puedes odiarle tan pronto.
Rodé los ojos. –No le odio.
- Eso no es lo que decías antes de ayer. –Enarcó una de sus cejas.
- Lo juzgue mal. –Me encogí de hombros.
- Te co—. –Amber fue interrumpida por su hermano mayor, quien irrumpió en su habitación.
- Mamá está llamándote—. Oh, hola, Blair. –Se ruborizó un poco al verme del otro lado del ordenador.
Sonreí y ondeé mi mano hacia él en saludo. –Hola, Ashton.
- ¿Cómo van las cosas por Seattle? –Preguntó.
- Digamos que podrían estar peor. –Hice una mueca y él sonrió. Esos hoyuelos a los costados de su sonrisa eran tan adorables.
Si, puede ser que tuviera una especie de crush en el guapetón hermano de mi mejor amiga.
- Bien, Blair tengo que irme, mi madre llama. –Le sopló un beso a la cámara como dirigido hacia mí. –Te amo y te extraño muchísimo. Luego hablamos.
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Lo contrario a una dama
RomancePensareis que sería bastante ilógico que la hija de una famosa modelo no sea femenina, ¿no? Mucho menos teniendo como padre a uno de los más importantes empresarios de Seattle, sea desaliñada. Pero debéis pensarlo dos veces porque Blair es diferente...