Capítulo 25

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Sería un eufemismo decir que mis compañeras de cuarto enloquecieron cuando les conté cada jugoso detalle, como ellas demandaron, de los acontecimientos con Matthew, también lo sería decir que no estaba jalandome de los pelos por mi cita de ésta noche, entre los nervios y emoción.

Sí, la semana se había pasado lentamente pero ya el viernes había llegado con un leve pronostico de lluvia, y me aterraba tanto saber que saldría con Matthew del mismo modo que lo hacia que Lauren y Danielle me ofrecieran, obligaran, a dejarme arreglar por ellas. 

Nuestros encuentros entre clases no habían cambiado, cosa que agradecía, sólo actuábamos más tímidos el uno cerca del otro, y es que constantemente rodeada de chicas de todas las formas y clases, era difícil no sentirme intimidada, además no creo que a Jade le hiciera gracia saber lo que pasaba entre nosotros, mucho menos a sus padres.

Ahora que lo pienso me preguntaba como haría para que saliéramos con el permiso de ellos sin problemas, menos después de como traté a su madre. Era ilógico que su hijo estuviese atraído hacia mí y que yo también le correspondiera de algún modo, tampoco quería imaginarme como se lo tomaría sí Matthew se atrevía a contárselo, aunque aun era muy pronto para definir algo con exactitud.

- ¿Dónde estabas? -Una furiosa Lauren me esperaba dentro de nuestro compartido cuarto, ambas de sus manos en sus caderas.

Suspiré. -Deja el drama por favor, aún no estoy lista.

- Eso puedo verlo. -Rodé los ojos porque retorció las cosas, sabia que hablaba de no estar preparada para una cita con Matthew y poder arruinarlo todo.

- Vete a bañar que hay que arreglar tu cabello.

- No vayan a exagerar demasiado, no quiero asustarlo.

- Déjalo en nuestras manos. -Danielle me empujó dentro del pequeño baño y dejé que el agua fría cayera sobre mi cuerpo después de haberme quitado el uniforme. Cepille mi cabello unas diez veces para calmar mis ansias y salir del baño en toalla con solo la ropa interior puesta debajo.

Un conjunto estaba tendido sobre la cama y agradecía que no fuese una falda o un vestido, porque no sería muy mi estilo y quería sentirme tan cómoda como fuese posible. Me coloqué el conjunto que consistía en un top sin tirantes negro y rosa con una chaquetilla de jean suave corta de un color claro y unos pantalones negros a juego con unas zapatillas del mismo color.

Tendieron la toalla por sobre mis hombros y me sentaron de espalda a la mesa con todos sus cosméticos y productos para el cabello que tenía un espejo. Dani pasó el secador por mi cabello y después usó la rizadora para las puntas, fijándolo con unos prendedores negros. Mordí el interior de mi mejilla y observé a Lauren sonreír con el tarro de base en sus manos.

Cerré mis ojos y confié en ellas, casi quedándome dormida con tantas brochas y pinceles corriendo por mi rostro. - ¡Lista!

Fruncí el ceño. -Eso fue rápido.

- No creerías que te dejaría como un payaso, ¿cierto?

Me miré en el espejo y sonreí, mi maquillaje estaba natural y nada sobre cargado. La base tapaba una que otra imperfección de mi rostro y mis cejas estaban contorneadas con delineador al igual que mis ojos con una sombra y una línea negra sobre el párpado, finalmente mis labios llevaban un rosa mate y se veían más voluptuosos. Mi cabello caía en ondas por los costados de mis hombros y espalda.

 Mi cabello caía en ondas por los costados de mis hombros y espalda

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Lo contrario a una damaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora