Capítulo 26

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Desperté en una especie de trance, aun en una nube de plena felicidad, aún con la molesta alarma sonando de fondo. Los recuerdos de la noche anterior me perseguían y hacían que una sonrisa se deslizara automáticamente entre mis labios, casi sin darme cuenta. La noche con Matthew había sido más allá de lo perfecta. Casi no podía creerlo, el hijo perfecto de los directores gustaba de mí, una “insípida chica sin clase”, como en más de una oportunidad me habían dicho sus padres, o mejor dicho su madre, que ahora que lo pensaba no había tenido la grata sorpresa de conocer al padre aunque seguramente era igual a la madre o hasta peor.

- Vaya, vaya. Como que nos levantamos de buen humor. -Escuché la voz de Lauren y quise volver a enterrar mi cabeza entre las almohadas.

- ¿Qué? -Intenté voltearle los ojos pero la sonrisa no desaparecía de mi rostro y ambas sólo rompieron en carcajadas antes de tirarse a mi cama y apoyar sus cabezas sobre sus manos, viéndome curiosas. -Iré a ducharme.

- ¿Sin antes contarnos? No lo creo.

Corrí hasta el baño y simplemente las ignoré. Me miré en el espejo, atando mi cabello en una coleta. Dios, debía dejar de actuar como una colegiala enamorada. Se me estaba escapando todo de las manos. Todo estaba sucediendo muy pronto, tenía sentimientos que aún no quería admitir y me daba miedo hacerlo, no tenía tiempo para una desilusión. Me chispee algo de agua en la cara y tomé una profunda respiración, siendo finalmente golpeada por la realidad.

Me coloqué correctamente el uniforme y me puse algo de maquillaje, ya no sintiéndome tan extraña como al principio. Cepillé mi cabello y simplemente les conté todo a mis compañeras de cuarto que no hicieron más que corear la melodía de las campanas de la iglesia como si una boda estuviera próxima. Les blanquee los ojos y me dediqué a ignorarlas, ya estaba básicamente acostumbrada a ellas y sabía que por parte de mi mejor amiga, Amber, con quien tenía ya varios días sin hablar, sucederia algo bastante parecido.

Salimos camino al comedor y saqué mi móvil para marcarle a Amber. Hablé con ella que estaba más que feliz con los acontecimientos. Casi se pone a llorar por no estar lo suficientemente presente en mi vida por culpa de tanta distancia, le pregunté por mis padres que según ahora trabajaban más que nunca y casi ni estaban en casa. No me sorprendería ver en las noticias algo sobre su repentino divorcio sino hacían más que caer en lo rutinario, aunque supongo que mamá prefería morir antes de dar semejante escándalo y tanto de que hablar para la sociedad.

Quedamos de armar una videollamada con todo el grupo o squad como Amber gustaba llamarle, me reí y despedí apresuradamente casi entrando al comedor. Tomé asiento junto a mis chicas y llegó la tutora justo a tiempo para desayunar con nosotras y ver que lo hiciéramos con la mayor clase y sofisticación.

- Ross, venga conmigo por favor. -Se acercó la tutora a donde yo estaba y dijo en voz baja.

- ¿Cómo? ¿A qué se debe? -Pregunté obviamente extrañada. Lauren y Danielle no tardaron en ver hacia mi para averiguar que sucedía.

- La directora quiere hablar con usted, justo ahora. -Bufé y me levanté.

Esa vieja en serio tenía algo contra mí.

No podía haberse enterado tan pronto de lo que había sucedido con Matthew, ¿o sí?

Creo que ahora si tenía razón para estar preocupada yo, y ella para estar molesta.

Caminé jugueteando con los dedos de mis manos detrás de la tutora, aunque ya bien sabía donde quedaba la oficina de la señora Clark. Supongo que me acompañaba para saber que iría. Rodeé los ojos y aceleré la caminata.

Por algo dicen que al mal paso, darle prisa.

Llegamos a la puerta de la oficina y me quedé ahí sola, mientras veía como la mujer se devolvía por donde habíamos venido. Suspiré y toqué la puerta, aunque sabía que no lo ameritaba.

Impartí un ritmo chocando mi pie derecho contra el suelo, esperando con impaciencia.

- Adelante. -La escuché decir y giré el pomo de la puerta, antes de hacerme espacio dentro de la lujosa oficina que ya había visitado en varias ocasiones.

- Buenos días. Dijeron que quería verme.

- Así es. -Asintió. -Toma asiento, aunque seré breve. De alguna u otra manera me han llegado unos aturdidores rumores de que estás detrás de Matthew Clark, mi hijo. -Mi corazón dejó de latir por alguna razón que desconocía. -Matt, ya tiene su vida organizada desde mucho antes que tu aparecieras, no sé si me entiendes. Pero el caso es, que sobras Blair Ross. No eres el prospecto de chica ideal para mi hijo. Sí, quizás ha estado saliendo contigo porque sabe que a su padre y a mí nos disgustaría y está haciendo todo esto para obtener lo que quiere y para evitarte malentendidos o algún daño, te lo comento. Si eres inteligente, sabrás que es lo correcto. Ya hay alguien en su vida, que si es lo que él necesita y merece.

Había algo en todo eso que me decía que era cierto. Yo no podía estar hecha para estar con alguien como Matthew pero de algún modo sentía que congeniabamos de buena manera. Sabía que tod esto lo decía porque no toleraba la idea de su hijo conmigo, pero el hecho de que me prohibieran algo sólo hacía que mis ansias aumentaran y lo hiciera únicamente por la satisfacción de llevarle la contraria a las personas y demostrar que a fin de cuentas, sería como yo lo había predispuesto.

- Sé que no la conozco mucho y todo eso, pero podría jurar que quien no quiere un nexo, el cual es inexistente por cierto, entre su hijo y yo, es usted. Pero no puede ir por la vida diciéndome o no que hacer, quizá con su hijo funcione, pero no conmigo. Además deje de hacer como que se preocupa por mí, porque bien sabemos que no soy santa de su devoción ni mucho menos. Yo veré que hago o dejo de hacer. -Chasquee con mi lengua y me puse lentamente de pie.

Ella me miró despectivamente y se encogió de hombros. Sonrió como sabiendo algo que yo no, y eso, eso sí me preocupó de una manera no muy convincente.

Lo contrario a una damaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora