Me dejé caer en el solitario sofá de la sala de descanso del internado.
Era espaciosa con un gran televisor en el centro y varios sofás esparcidos por el lugar. Crucé mis piernas al estilo indio y abrí la página donde me había quedado de mi libro.
- ¡Blair! Hola. -Saludó una chillona voz que ya conocía.
Suspiré y levanté la mirada de mi libro apenas. -Me mentiste.
- ¿Qué? -Dijo Jade, dejándose caer a mi lado en el sofá.
Cerré el libro y la encaré. -Hiciste que comprara un vestido corto cuando estabas más que consciente que no se podía.
- Yo no, no es cierto. Yo no sabía. Pensé que el vestido te había gustado y eso era lo importante.
- Más mentiras. Claro que lo sabías.
Se cruzó de brazos y frunció el ceño. -Es lo que gano por intentar ser buena con alguien como tú. -Me miró con cierta repulsión.
- ¿Estabas sólo fingiendo? -Apreté con fuerza mi libro.
- Ay no, querida.
- Vete a la mierda.
- Te conviene estar de mi lado, Blair.
Me levanté rápido y caminé decidida hasta mi habitación.
Había pasado tiempo desde que mi genio hubiera salido a la luz. De algún modo u otro iba a terminar explotando.
Mi móvil interrumpió mi creciente ira y contesté con molestia.
- ¿Si?
- Alguien no anda de humor.
- Chase, hola. Yo, ugh, sólo me topé con una rubia por ahí.
- ¿Hubo arañazos, golpes o algún tipo de violencia?
Quise reír pero no pude. Aún seguía fastidiada. -Serás imbécil.
- Yo también te amo, nena. -Dijo con una risotada. -Eres tan aburrida. Debiste haberle estampado un buen golpe.
- Si, debí. -Solté un bufido.
- No te dejes encabronar por una oxigenada. Pensé que tu mal genio estaba controlado.
- Lo he tenido oculto mucho tiempo pero con tantos oxigenados, en algún momento debía salir. -Le oí reír y yo sonreí. -Gracias, Chase.
- Cuando gustes, nena.
- ¿Qué te ha dicho? -Oí por lo lejos la voz de Lucas. - ¿No? Serás imbécil. Dame acá.
Solté una risotada porque justo eso le había dicho segundos atrás. -Hola Luke.
- ¿Qué hay B?
- No mucho, aquí contando hasta el mil pero perdí la cuenta después del mil cien.
Le oí reír. - ¿Aún con tus arranques?
- ¿Qué puedo decir?
- Yo sé que te hace falta.
- No digas que un polvo. -Pedí.
- Eso también pero no. ¡Fiestar!
- Bien sabes que encerrada aquí es imposible.
- Escuchame primero. Nos quedaremos otra noche en Seattle porque nos enteramos de una gran fiesta con Calvin Harris y sé lo mucho--.
- ¿¡CALVIN PAPI HARRIS!? -Chillé, interrumpiendole.
- ¡Joder tía! Que me dejas sin tímpano. -Me lo imaginé con una mueca en su rostro.
- Sabes que ese hombre es el futuro padre de mis hijos.
ESTÁS LEYENDO
Lo contrario a una dama
RomancePensareis que sería bastante ilógico que la hija de una famosa modelo no sea femenina, ¿no? Mucho menos teniendo como padre a uno de los más importantes empresarios de Seattle, sea desaliñada. Pero debéis pensarlo dos veces porque Blair es diferente...