Capítulo 21

5.6K 449 67
                                    

Me encargaba de pasar todo lo que había escrito en el pizarrón hasta mi cuaderno, cuando una mujer entró, creo que la secretaria y le entregó a la señorita Stephen una nota antes de retirarse nuevamente por donde mismo había entrado.

- Matthew Clark, se le solicita en la dirección. –Leyó ella la nota. Elevé la mirada de mi libreta y observé como Matthew gruñía, levantándose de mala gana. Al parecer no serian buenas noticias.

Salió del salón y traté de volver a ni tarea de seguir copiando.

- Bien clase. Hasta el próximo jueves. –Sonrió cálidamente, la señorita Stephen.

La clase había acabado y Matthew no había vuelto. Quizá le habían encomendado salir a la ciudad con alguno de sus padres.

El salón había quedado vacío para cuando terminé. Pasé la correa de mi bolsa por sobre mi hombro y salí a mi siguiente clase.

++++++

Mi última hora era con Matthew pero nunca apareció y no era común que se saltara dos clases en el mismo día, si es que no se había saltado las de todo el día.

Recogí mis cosas cuando la clase acabó y caminé a paso rápido al edificio de hombres. Quedé de pie frente a la puerta de su habitación y golpeé, suavemente esta.

- ¿Quién— Blair, perdón, yo sólo, uh, pensé que eras alguien más.

- Supongo que entonces no has tenido un buen día.

Negó. –Ni de lejos. –Suspiró. – ¿Qué haces aquí? Dime que al menos tienes permiso de—.

- Shh, no empieces con eso. ¿Puedo pasar?

- mmm, seguro. –Se hizo a un lado y cerró la puerta después. –Como eres de problemática, ¿eh?

Me encogí de hombros con una sonrisa. –Me esfuerzo. –Soltó una carcajada mientras me senté en una de las esquinas de su cama. – ¿Cómo es que no compartes habitación?

- Digamos que viene con esto de ser hijo de los directores y tener responsabilidades fuera del horario establecido que ningún otro interno debe soportar.

- Oh, claro.

Nos quedamos en silencio por un momento. – ¿Qué es lo que haces aquí?

- Ah, pues no llegaste a la última clase y quise saber si todo estaba bien.

- Si, todo está más que perfecto, sólo salí, a hacer unos deberes que mi madre mandó.

- Seguro. ¿Y es ésta la parte en la que finjo creerte o? –Me crucé de brazos.

- ¿Por qué piensas que estoy mintiendo?

- ¿Ah, no lo estás haciendo? –Negó. –Te rascas la nuca cuando estas nervioso. Me evitas la mirada a toda costa y tu otra mano está dentro del bolsillo de tu pantalón. Eres fácil de leer, Clark.

Su cara mostró sorpresa y después sonrió a medias. –No dejas de sorprenderme, Ross.

- Lo sé. Pero deja de cambiarme el tema, no funcionará. –Me recosté en su cama y me abracé una de sus almohadas. Tenía su aroma impregnado en ella. Quizá cabria en mi bolso y podría llevármela.

Suspiró y se sentó también. – ¿Podrías guardar un secreto?

- No. Correría directamente hasta todas las amigas que tengo aquí y les diría, obviamente. –Matthew rió y me miró. –Venga, dime.

- Es sólo que estos días no me he estado sintiendo cómodo respecto a todo esto de Jade. Les hablé a mis padres respecto a la posibilidad de terminar con ella y enloquecieron. Yo no lo sé, mis padres quizá tienen razón y Jade es una buena chica, educada y sofisticada. Entiendo que crean que es lo mejor para mí pero yo simplemente, ya no lo estoy sintiendo así.

Presioné mis labios juntos y lo miré. –No soy precisamente la persona a que deberías recurrir con este tipo de inconvenientes, porque bueno, la última vez que mis padres me obligaron a hacer algo, terminé aquí.

- No, no. Mis padres no me obligan a estar con Jade, no fue eso lo que quise decir. Es sólo que ellos creen saber qué es lo mejor para mí porque después de todo son mis padres y los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos, ¿no? –Mi mente se quedó en blanco, nunca me había puesto a pensar en eso realmente.

- Pues sí, pero no pueden simplemente prohibirte tomar tus propias decisiones o querer controlar tu vida a su gusto y gana. Está bien que se preocupen hasta cierto punto, pero es tu vida y debes tener eso muy claro.

- Lo sé. –Soltó un suspiro y cerró sus ojos. –Cuéntame de tus padres, por lo que veo no tienes una buena relación con ellos.

Hice una mueca. –Lo haría pero debo irme ya a mi habitación. Amber quedó de llamarme y debo estar lista para salir a cenar—.

- ¿Qué te parece si cenamos aquí? Puedo pedir una pizza o lo que gustes.

Enarque ambas de mis cejas y lo miré, incrédula. – ¿Hablas en serio? –Asintió. – ¿Y qué hay del castigo? Digo, a mí me da igual pero no creo que a ti también.

Se encogió de hombros. –No quiero salir de aquí, en realidad. Puedo simplemente conseguir persuadir a mis padres y no habría castigo.

Me aguanté una carcajada. –Definitivamente soy una mala influencia. –Me tiré a sus brazos y le abracé con fingido llanto. –Estoy tan orgullosa.

Matthew rió y enrolló ambas de sus manos alrededor de mi espalda, riendo contra mi cabello. Sentí las vibraciones de su cuerpo, sacudiendo el mío y enviando placenteras corrientes eléctricas por toda mi anatomía. Era como si de repente entre sus brazos me sintiera segura, como en casa, como todo aquello que tanto había extrañado.

No quería soltarme pero sabía que debía hacerlo. Me separé un poco y nos miramos. Su mirada bajó fugazmente a mis labios y volvió a subir a mis ojos. Sentí la necesidad de impactar mis labios contra los suyos pero de algún modo, me las arreglé para no hacerlo.

Carraspeó. – ¿Es entonces un sí a la pizza?

- ¿Cómo podría negarme a una propuesta tan tentadora como lo es la pizza?

Sonrió y mi corazón se saltó un latido. Buscó su móvil y marcó algo en él, seguido de ponerlo en su oído.

Algo iba mal conmigo.


Lo contrario a una damaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora