Lo contrario a una dama

Capítulo 27

Los días simplemente pasaban y no sabía nada de Matthew, era como si la tierra, el internado o sus padres, se lo hubiese tragado. Me colocaba en un estado de ansiedad que me empeñaba en controlar, o por lo menos eso intentaba. Mis compañeras de cuarto tampoco lo habían visto, y eso que habían clases que compartíamos, la de baile por ejemplo.

Suspiré con pesadez y recogí mis cosas, dispuesta a irme a mi habitación, suficiente clase por el día, por la semana, y hasta por mi vida diría. No terminaba de acostumbrarme a todo lo que requería estar en este internado. Ya no me molestaba tanto como al principio, eso era seguro, pero tampoco me encantaba el hecho de estar a tres horas de distancia de mis mejores amigos. Los extrañaba, joder. Las clases de aquí me estaban cambiando aunque no quisiera aceptarlo. Mi madre tuvo razón después de todo, si podría convertirme en una dama, porque ya podía maquillarme sin queja alguna, o usar faldas por decisión propia, las sandalias también formaban parte de mi clóset ahora. Hasta estaba Matthew que era todo lo contrario a mí y a cualquier cosa que yo pudiese buscar en un hombre pero se las había apañado para colarse en mi mente y sentimientos, que por cierto aun no sabia como manejar todo eso.

Jade caminaba delante de mí con paso apresurado y pude darme cuenta que se percató que venía tras de ella. No hizo más que caminar mas de prisa y me quedé de pie en seco cuando la vi colgarse del cuello del rubio que no había aparecido en lo que restaba de la semana.

“Ya hay alguien en su vida, que si es lo que él necesita y merece"

Fruncí el ceño y los pasé de largo, sintiendo una extraña sensación en mi pecho, como si de repente quisiera vomitar. Prácticamente troté hasta mi habitación y cerré la puerta, apoyando mi espalda al respaldo de ésta, dejándome caer hasta el suelo. Abracé mis rodillas contra mi pecho y dejé mi bolsa a un lado. Intenté normalizar mi acelerada respiración y me quedé unos minutos así.

El corazón se me detuvo cuando alguien tocó a la puerta. Me puse de pie lentamente, no soportando más el insistente ruido y miré por el picaporte. Era Danielle y de algún modo me sentí decepcionada, aunque no sé si quería ver exactamente a Matthew después de lo que habia visto y la conversación con su madre repitiéndose en mi mente como una desquiciada mantra.

Abrí la puerta con un suspiro y forcé una sonrisa antes de encerrarme en el baño para cambiarme y mojarme el rostro para despabilarme. Más bien necesitaba una larga ducha fría.

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Kyle me llamó esa tarde y hablamos un largo rato, vaya que me hacía falta hablar con alguno de mis amigos y distraerme, o despejarme la mente por al menos un rato. Tomé un respiración lenta y me puse de pie para abrir la puerta, mis compañeras se habían empeñado de dejar sus llaves el día de hoy cuando estaban por salir y quedaba yo como la propia portera.

Mi sonrisa tensa se convirtió en una línea delgada cuando observé a la figura masculina del otro lado de la puerta, y no a Lauren o Danielle.

Los brazos de Matthew me envolvieron cálidamente y me quedé estática, con mis brazos a los costados de mi cuerpo sin corresponderle, sólo cerrando los ojos y pegando mi rostro a su pecho, absorbiendo su aroma varonil. Luché contra el impulso de abrazarle de vuelta. Dejó un beso en la parte más alta de mi cabeza y luego apoyó su barbilla allí.

Sin soltarme, nos movió a ambos para que estuviéramos dentro de mi habitación, cerrando la puerta y evitar que alguien lo viera, supongo. -Hola hermosa, te he buscado desde que llegué ésta mañana. -Arrugué mis cejas en confusión y ladeé un poco la cabeza. - ¿Te pasa algo?

- ¿Dónde habías estado?

Soltó un suspiró pero igual me dedicó una sonrisa a medias. -Es una larga historia. Mis padres me mandaron a Oregón a resolver unos asuntos contables, sin siquiera darme tiempo de avisarte. Lamento mucho eso, cariño, quise avisarte antes pero mi móvil no se que se hizo y tuve que comprar uno nuevo pero ni como obtener tu número.

Sentí un alivio inexplicable y medio sonreí, pero mi rostro volvió a tonarse inexpresivo en cuanto recordé lo que su madre me había dicho ese día, existía la posibilidad de que todo hubiese sido a propósito para que Matthew y yo no nos viéramos, lo que me hacía pensar en que más seguirían haciendo para evitar que estuviéramos juntos, aunque oficialmente no lo estábamos.

Mordí el interior de mi mejilla, bastante indecisa sobre contarle o no. Creo que estaba teniendo una montaña rusa en estos momentos de sentimientos y pensamientos muy confusos. Decidí que no era momento para contarle, menos sin estar segura que hubiese sido todo un plan, quizá si tenía que ir a Oregón a resolver algún pendiente y yo sólo estaba sensible con todo lo que estaba aconteciendo en tan poco tiempo.

- ¿Qué sucede, cariño? -Elevó su mano a la altura de mi rostro y pasó su pulgar por mi mejilla. Alcancé su mano con la mía y cerré los ojos con un suspiro, acentuando su agarre en mi cara. Volvió a abrazarme y esparció un reguero de pequeños besos en mi frente y cabello, dando por sentado que no me sentía con muchas ganas de hablar y le agradecí internamente.

- Jade es la chica que tus padres quieren para ti, es de ella de quien me hablaste ese otro día, ¿No? -Pronuncié luego de un rato de estar el uno abrazado al otro. Me solté de su abrazo pero tomé su mano y lo jalé para que ambos nos sentaramos en mi cama.

Su cuerpo se tensó y mostró confusión a lo único que salió de mis labios, seguramente no esperando ser de Jade que habláramos. Asintió y buscó algún indicio en mi rostro. - ¿Es eso lo que te tiene así? Porque puedo asegurarte que no hay nada entre ella y yo, puede ser lo que mis padres quieran pero en serio ya estoy cansado de que crean que pueden manejarme a su antojo, lo único que realmente importa es a quien yo quiero, Blair, y esa no es otra más que tú. -Sonrió, tomandome por el mentón y obligándome a mirarle. Se acercó con cautela a mí y presionó sus labios contra los míos. En mi pecho se extendió una cálida sensación y le correspondí, tratando de dejar de lado, por aunque fuera un momento, a aquellos que no fueran él o yo.