Capítulo 8

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*Capítulo con contenido sexual*

Alex Silvestri

Me despierto y veo la cabeza de la rubia apoyada en mi pecho. Sus ojos están cerrados y con legañas, si, con legañas. Pero se seguía viendo hermosa. 

Que cursi eres Alex. 

La rubia se acomoda pegándose más a mi cuerpo. La abrazo. Jessica se soba la cara y quita las  legañas. 

—¿Te desperté?—mi voz sale ronca. 

—No, en realidad estaba media despierta—dice con voz dormida levantando su mirada para encontrar mis ojos. 

Esos hermosos ojos color miel encuentran los míos y siento como se dilatan, como si la rubia fuese droga. 

¿Te gusta?

No, no me gusta, solo me atrae.

¡Sí, te gusta!

Bueno, puede que sí me guste, pero un poco. 

Te gusta más de un poco. 

Después de tener esta pequeña ''charla'' mental, pongo a la rubia encima mío. Ella se acuesta en mi pecho y escucha los latidos, algo acelerados, de mi corazón. 

[...]

Pasamos todo el día en las piscinas, obligaba a Jessica a comer, pero costaba menos, ya que la pizza si le gustaba. Ahora estábamos cogiendo sol en las hamacas que hay por los alrededores de las piscinas. 

—Me voy a arreglar—informa la rubia cerrando el libro que se había traído. Es de los libros que compramos en nuestra visita a la ciudad. 

—Vale—le digo mirándola aunque no puede ver mis ojos debido a las gafas de sol. 

Jessica se levanta, coge sus cosas y se va por el camino de piedras. Cuando la pierdo de vista, voy hacia Catriel que está a unas hamacas de mí. Me siento en la que está al lado de la suya. 

—Catriel—llamo su atención—, tengo entendido que vas a traer un cargamento de armas en unas semanas, ¿es así?—éste asiente—, me gustaría pedirte una MK416D para Jessica. Sé que quiere una, si puede ser en rojo. Le gusta ese color.

—Lo tomaré en cuenta—dice él seco y volviendo a cerrar los ojos para coger sol. 

Me levanto y vuelvo a mi hamaca.

No es su cumpleaños, pero le quiero hacer un regalo para que cada vez que mate a alguien con esa arma se acuerde de mí. 

Que turbio. 

Lo sé, lo nuestro también es algo turbiom, y me encanta.

[...]

Voy de camino a la habitación. El chico de ojos verdes y pelo rizado que ''conversó'' con Jessica viene de frente. 

—Será mía—murmura al pasar cerca mío.

—¿Perdona?—me giro hacia él, éste se gira para mirarme.

—Lo que escuchaste Alexandro, Jessica será mía—se acerca un poco a mí de manera amenazante. 

—¿Cómo sabes mi nombre?—entrecierro los ojos intentando buscar lago que me recuerde o me indique la respuesta de mi pregunta.

—Sé todo de Jessica y colateralmente sé sobre ti. Al igual que sé sobre tu pasado, como sé lo de Isabella. Una pena. 

Me tenso al escuchar ese nombre.

La víbora Roja✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora