31.10.2011
París, Francia
Jessica Fernández (10 años de edad)
Mi padre nunca deja que me divierta. Dice que soy demasiado pequeña para salir de noche. Me da igual que no me haya dado permiso para salir, él no tiene ningún poder sobre mí, y mucho menos si ha comenzado a salir de casa dejándome sola con el servicio.
—Señorita Fernández—oigo que dice uno de los guardaespaldas que me ha acompañado esta noche.
Me había quedado mirando a la nada buscando a una nueva víctima. Giro la cabeza hacia mi izquierda y tengo que levantar la mirada para ver al gran e imponente hombre de traje negro que hay a mi lado.
—¿Quiere tocar las puertas para pedir truco o trato?—me pregunta agachándose un poco.
Agarro fuerte el bate de béisbol que tengo en mi mano izquierda y lo levanto para apoyarlo en mi hombro. Se suponía que era un martillo el idóneo para el disfraz de Harley Quinn, pero me gusta más el bate, le tengo más práctica. Además, es mi bate, el que llenaba de dibujos y palabras cuando me aburría o simplemente quería reventarle la cabeza a todos.
Mi disfraz es sencillo; una camisa de manga larga roja y negra y unas mayas de los mismos colores, mi pelo rubio como el sol del verano está recogido en dos moños dándome una pinta más infantil, pero el maquillaje negro con las fracciones de mi cara seria hace que parezca menos mona y más mala.
Miro al hombre que me ha hablado y le hecho una de mis mirada haciendo que traje saliva en seco. No sería el primero que recibe un golpe con el bate de mi parte.
Hay muchas veces que me pregunto si ellos llegarán a comprender que no soy la misma de antes, yo lo sé, después de todo ¿quién se recuperaría de eso? Nadie. Nadie está preparado para eso.
Ruedo los ojos y vuelvo a mirar hacia delante encontrándome a un niño de unos nueve u ocho años, sin acompañante. El niño está buscando a alguien desesperadamente, se le nota a leguas.
—Él—digo con la vista aún en el crio—, él va a ser mi víctima de hoy—hablo por primera vez en toda la noche desde que salimos de la casa.
No espero siquiera que los tres hombres trajeados digan una sola palabra y me dirijo hacia el niño que está disfrazado de una araña.
—¿Te has perdido?—le pregunto al llegar a su lado.
El niño me mira a los ojos y puedo ver como el maquillaje negro de su cara está corrido por haber llorado.
—Sí—dice y absorbe su nariz—, ¿sabes dónde está mi mamá?—me pregunta.
—No, pero sé de un sitio donde estarás a salvo—miento.
El niño absorbe sus mocos antes de hablar.
—Vale—dice con los ojos llenos de...¿esperanza?
Me doy la vuelta y él se coloca a mi lado para seguirme.
Llego a donde están mis tres guardias, los cuales han estado mirando todos mis movimientos, y paso de largo dirigiéndome a la camioneta negra en la que he venido.
Abro la puerta y entro primero dejando el bate a los pies de mi asiento, me coloco el cinturón de seguridad y el niño entra con un poco de dificultad por la pequeña altura que tiene el vehículo. Se sienta y se coloca el cinturón. Después comienza a mirar a los alrededores un poco más...¿contento?
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La víbora Roja✔️
AçãoANTERIORMENTE: Jugando contigo [COMPLETA] Libro #1 de la Bilogía Legado +21 Ser la hija de uno de los mafiosos más importantes del mundo crea muchos enemigos, y más si se comete un error. Jessica ha sido la perjudicada del error de su padre causando...