Capítulo 11

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*Capítulo no apto para todas las personas*

Alex Silvestri

Con el mismo cuchillo la rubia comienza a dibujar sus iniciales en la mejilla del hombre. El castaño no opone resistencia ante su acto. Cuando la rubia termina se levanta y vuelve a donde antes estaba, en medio de nosotros. Saco del bolsillo de mi chaqueta un pañuelo, se lo extiendo y ella lo agarra, comienza a limpiar el cuchillo que antes utilizó.

La puerta por donde había salido el castaño es abierta y de ella sale Catriel con el resto de guardaespaldas y los tres otros socios. Catriel manda a dos guardaespaldas a que levanten al castaño y éstos lo hacen.

Veo que ya conoces a mi hija—el tono de Catriel refleja seguridad y control—. No te recomiendo hacerte enemigo de ella, así que no falles en los pagos.

Señor Fernández, no volveré a fallar, lo prometo—el tono del castaño expresa perfectamente el temor que siente.

Que no se repita—dice la rubia dándose la vuelta sin mirar a nadie. 

Catriel y yo miramos como se va la rubia por el callejón. 

El dinero—dice Catriel volviendo a mirar al castaño que está sujeto por los guardaespaldas—. Ya—dice mientras hace una señal con la mano para que lo suelten. 

El castaño, Jon, cae al suelo nada más los guardaespaldas lo sueltan. Se levanta torpemente, le da una mirada a Catriel y se dirige con paso apresurado al interior del local. Un guardaespaldas impide que la puerta trasera del local se cierre, los demás se reúnen para hablar mientras esperan. Catriel camina en mi dirección y se coloca a la misma altura que yo. 

¿Qué le pasa a Jessica hoy?—le pregunto en español a la vez que dirijo mi mirada a él.

—Creo que no ha tenido una buena noche—contesta éste en italiano a la vez que mira al frente.

No sabía que Catriel hablara italiano. 

—Eso lo sé—Catriel me mira—. Le dan ataques de ansiedad por la noche. 

—¿Cuántos?—su tono expresa un poco de alteración.

—¿Cuántos he visto?—pregunto al no haber especificado. Éste asiente—. Sólo he visto uno, pero sé que se despierta por las noches, no sé si es por los ataques o alguna pesadilla que tenga. 

—Pensé que lo tenía controlado—dice por lo bajo, más para él que para mi—. Por cierto, adelanté la entrega de armas, ya tengo lo que me pediste. Justo a tiempo para su cumpleaños. 

—¿Cuándo cumple?—sabía que Jessica cumplía en menos de una semana, pero no el día exacto.

—Mañana—dice Catriel a la vez que se dirige a la puerta que hay en el callejón por donde está saliendo Jon. 

¡¿Mañana?!

Jessica me dijo que en un mes, más o menos, cumplía, no en unos días. Me da que no quería que supiera de su cumpleaños, cuando me lo dijo noté un poco de duda pero era muy ligera, al menos lo que yo percibí. 

Catriel coge un sobre gordo que le da Jon. Sin decir nada por ninguna parte, Catriel da media vuelta y sale del callejón seguido por su séquito y por mí. 

Volvemos a nuestros respectivos coches. Entro en el que vine y me siento al lado de la rubia. Catriel da indicaciones al guardaespaldas que conduce nuestro coche para que regrese a la casa del Señor Fernández. 

La víbora Roja✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora