Somos una familia

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POV normal

-Un hijo...

La noticia lo atrapó con la guardia baja. De todas las razones por las que imaginó que Riza pudiera renunciar al ejército era la única que ni siquiera había contemplado.

-Riza está embarazada...

Cuando él y Riza aclararon sus sentimientos ni siquiera pensó en esa posibilidad, claro que no habían sido descuidados, pero eso solo le daba más confianza para no pensar en ello. La idea de tener un hijo, un hijo de Riza, de el amor de su vida, lo tenía atónito.

La cabeza le daba vueltas, no podía pensar con claridad.

-Voy a ser padre...

Escuchaba a lejos la voz de la teniente pero por más que intentara no podía volver en sí. De a poco y como pudo se sentó en su silla, aún en shock.
Imágenes de Riza con su vientre abultado pasaban por su cabeza, ella sonriendo y acariciando su panza. Él inclinándose para sentir sus pataditas.

Una lágrima atravesó su rostro y entonces Riza se preocupó y se acercó él.

-Roy lo siento, no sé cómo pasó, fuimos tan cuidadosos. Sé que debo irme antes de que todo se sepa y tenga consecuencias mayores sobre ambos.

Él seguía sin responder y solo veía su mirada perdida. Temía que la noticia fuera un golpe aún mayor de lo que ella pensaba. La idea de que Roy no amara a su bebé le hacía un hueco en el corazón.
Aunque cuando ella supo lo que estaba pasando se asustó mucho, luego de asimilarlo no pudo estar más feliz. La preocupación del qué pasaría se vio opacada por la tremenda felicidad que le causó.

-Un hijo, un hijo de Roy. Nuestro.

Instintivamente se tocó el vientre aún plano y se sonrojó. Era el fruto de su amor, tan solo tenía unas pocas semanas y ya se sentía realizada.

La idea de ser madre nunca había pasado por su cabeza, incluso llegó a pensar que nunca tendría hijos, y no porque no le gustasen, sino porque no era capaz de verse como madre. Pero en el instante en que tocó su vientre todo cambió, su cuerpo entero cambió, y no físicamente. Riza se sintió madre desde el primer momento, y se sorprendió de estar tan feliz con una noticia tan grande. Poco le importó las consecuencias que traería. Pero de pronto recordó que no estaba en esto sola, que Roy debía saberlo y que debían hablar sobre lo que pasaría ahora.

Al ver a Roy en ese estado le preocupó que la noticia le hubiera afectado más de lo que creía. Que quizá el no esperaría a este niño como ella, incluso quizá la dejaría y eso la llenó de temor. Pero no se acobardó y dijo muy decidida:

-Sé que esta es una noticia muy repentina, y sé que traería consecuencias a tu cargo, por eso renuncio. Hemos pasado hermosos momentos juntos, pero entenderé si esto es demasiado para ti, aunque debo decirte que deberás cargar con tu parte de la responsabilidad.

Roy salió de su asombro y se puso en pie.

-Oh mi niña...-tomó a Riza entre sus brazos y le dijo.- Disculpa si mi reacción te ha hecho pasar un mal rato, pero no sabes la alegría que me has dado Riza. No podría estar más contento.

Tras escuchar esas palabras Riza se relajó en sus brazos, volvió a respirar y le correspondió el abrazo.

-¿Qué haremos ahora?-preguntó ella.

-Debemos arreglar lo de tu renuncia, creo que es lo mejor, pero no por mí si no por ti. Me odiaría por siempre si algo te pasara a ti o a nuestro hijo por mi culpa.

Nuestro hijo.

Ambos se sonrojaron como si fueran unos niños.

-Me quedaré tranquila mientras tengas a esa bola de idiotas tras de ti.

Llama eterna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora