¿Una cita?

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POV Riza

¿Flores? ¿Quién demonios me traía flores? Y lo que era más importante, ¿quién era ese sujeto para que lo dejaran pasar?

La puerta se abrió y yo no pude más que sorprenderme por esa visita.

-¿Johnny?-pregunté aún en shock.

-Me reconforta saber que no me has olvidado-contestó con esa típica sonrisa.

Verán, Johnny era teniente en el este, francotirador, al igual que yo. Fuimos muy unidos en Ishval o quizá mucho antes, pero un disparo lo dejó mal herido. Lo último que supe fue que estaba en coma.
Por supuesto lo visité varias veces, pero había perdido la esperanza hacía ya un tiempo. Verlo allí...simplemente me dolía.
No pude evitar derramar una lágrima que aparté rápidamente.

Iba a ir a saludarlo cuando fui interrumpida.

-Teniente Johnatan, me alegra verlo recuperado. Bienvenido.-dijo el coronel muy serio.

Y de repente el resto del equipo saltó a saludarlo y demás, olvidando por completo que yo estaba ahí.

-Estoy bien, muchas gracias. Si me permiten...

Él se acercó a mí, estiré la mano para saludarlo y sin previo aviso me abrazó. Pude ver sobre su hombro la mirada fría de Roy. Pero era un viejo amigo, y estaba feliz de verlo, no pude más que corresponder su abrazo. 

-Me alegro mucho verlo de nuevo, recuperado.-dije, algo nerviosa.

-Te extrañé.-dijo.

Me empezaba a sentir incómoda sintiendo la mirada de todos sobre nosotros. Y él empezó sentirla también.

-Coronel, ¿me permitiría robarme a la teniente unos minutos?

-No hay problema.-dijo Roy con voz grave.

¿Qué? ¿Lo decía en serio? Mustang me sorprende cada vez más.

Luego de acomodar las flores en mi escrito fui acompañada por el teniente fuera de la oficina.

-¿Te gustaría que hablemos tomando un café?

-Me encantaría.-dije con sinceridad.

Caminamos hasta un pequeño café, discreto pero acogedor. El clima era favorable y soplaba una brisa fresca.
Luego de hacer nuestro pedido él me miró.

-No viniste más.-me dijo, algo dolido.-Podía oirte, y saber que estaba allí aunque no pudiera abrir mis ojos ni moverme. Pero luego no te sentí más.

Bajé la mirada entendiendo a qué se refería.

-No me era fácil verte allí. Además, hubieron muchos pendientes que no pude posponer.

Él asintió, no muy convencido. Me sentía incómoda por el ritmo de la conversación. Luego de unos segundos llegó nuestro pedido.

-¿Hace cuanto saliste del hospital?

-Salí hace una semana. Traté de venir en cuanto me enteré de lo que te pasó.

-¿Cómo te enteraste?

-Ese tipo de cosas no se mantienen ocultas mucho tiempo.

Hubo un corto silencio, y luego él habló.
 
-No sabes lo desesperado que me encontraba. Intenté escaparme del hospital, -dijo sonriendo- pero me fue casi imposible huir. Me dieron de alta pero me tuvieron bajo control en casa, hasta ayer pude salir solo por fin. Y vine a verte.

En ese momento me sentí culpable. Yo había dejado de ir a visitarlo porque me dolía verlo ahí, sin embargo no creí en su recuperación, y lo dejé cuando más me necesitaba. Y aún después de todo lo que pasó, él se enteró de mi estado y trató de venir aún convaleciente.
Me tomó la mano y yo lo miré.

Llama eterna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora