Llama eterna.

Recuerdos y líos

POV Roy

Desperté con el primer rayo de sol, pequeñas partículas de luz bailaban en mis pestañas haciendo que abriera los ojos.

Caí en la cuenta de lo había pasado anoche e instintivamente me giré. Me decepcione al no verla ahí. Supuse que estaría preparando café o tomando una ducha. Pero luego recordé que se trataba de Riza Hawkeye.

Sonreí amargamente, me hubiese gustado despertar con ella en mis brazos.

Vi la hora y me levanté, no me tomé la molestia de preparar café, ya le pediría el habitual favor  a la teniente.

Dejé que el agua cayera directo a mi rostro, necesitaba aclarar los turbios pensamientos que ya había empezado a formular. Estaba ansioso de llegar a la oficina y verla. Me apresuré y en unos minutos ya estaba listo.

Mientras estaba manejando, recuerdos de la noche anterior surgieron.
Estabamos desnudos.

Su piel, tan suave, tan dulce. Parecía porcelana, blanca, temblando al tacto con mis manos. Su olor era embriagador. No podía creer lo que iba a pasar, pero no me molesté en reconsiderarlo. Había estado esperando esto mucho tiempo, cada vez que la veía no podía evitar dejar que mi imaginación volara.

Besé su cuello con delicadeza, disfrutando el momento, procurando que ella también lo hiciera. Para mi dicha, fui recompensado con leves gemidos. Sin poder evitarlo eso me excitó aún más.

Empecé a acariciar su cuerpo, tome uno de sus senos y comencé a masajearlos, eran perfectos, cabían completamente en mi mano. Sonreí como un niño con la idea de que estaban hechos a mi medida. Con mi otra mano libre comencé a explorar cada parte de su anatomía. Bajé por su brazo mientras la besaba, pasé mis dedos por su vientre y ella tomó mi nuca, profundizando el beso.                Tal acto me insitó a seguir a más.

Seguí bajando, tomé su múslo con fuerza y posé su pierna en mi cadera. Riza era poseedora de las piernas más hermosas que he visto nunca.

Un escalofrío recorrió mi espalda cuando mordió el lóbulo de mi oreja y empezó a recorrer mi espalda. Se me escapó un gemido involuntario.
Ahora me daba cuenta de lo apasionada que podía llegar a ser.

Me aventuré a más e introduje uno de sus senos en mi boca. Pude sentir como su cuerpo se tensaba, notaba su piel eriza. Quise bajar mis besos pero me aprisionó poniendo ambas piernas al rededor de mi cintura.
En una milésima de segundo ella me giró, quedando yo bajo su escultural figura.

Era la vista más alucinante que había visto, me puso en trance unos instantes. Volví a la realidad cuando comenzó a repartir dulces besos por mi pecho. Sentí el jugo de su excitación mojando mi vientre, no pude evitar agarrar sus fabulosas nalgas. Esta mujer era toda una aparición.

De pronto vi cómo bajaba sus besos hasta mi abdomen, allí me miró con un brillo en sus ojos que nunca había visto.

Me descolocó totalmente cuando tomó mi miembro y lo introdujo en su boca. Jamás había sentido algo como lo que ella me hacía sentir. No sé qué me sorprendió más, si que alguien como Riza, tan sería y reservada, me estuviera haciendo eso, o el hecho de que lo hiciera tan bien.

Estuvo así un rato hasta que sentí que que llegaba al límite. Estuve a punto de llegar, pero de pronto ella paró y subió hasta rozar mi oído con sus labios.