YUQI
-Arriba- Di un manotazo a aquella molesta mano que intentaba quitarme mis preciadas cobijas. Dando un par de vueltas para que no pudiera quitármelas -Tienes clases.
Un día más, un día menos. Da igual si iba o no.
-No quiero ir.
-Eso dices todos los días, pero al final terminas levantándote- Lucas dejó de insistir y segundos después escuché como sus pasos salían de mi habitación, dirigiéndose seguramente a la cocina.
-Tiene un punto- Murmuré aún siguiendo en mi posición. Extrañamente escuchando como la puerta volvía a abrirse segundos después.
-Vamos. Se te hará tarde- Ni siquiera me dio tiempo a reaccionar cuando sentí que me cargaba con sus fuertes brazos -Apestas, necesitas un baño.
-¿Sabes la hora que es?- Me moví bruscamente por un par de segundos hasta que sentí un golpe en mi cabeza.
-Sí, soy muy consciente- Finalmente me quitó las cobijas de encima -Por eso mismo debes apurarte.
-Son las 5 de la mañana- Me crucé de brazos y miré a otro lado, resoplando en el proceso -Ni loca me voy a bañar a esta hora.
-No te estaba preguntando. Es una orden- Me dio una última mirada de advertencia antes de salir del pequeño baño, dejándome tirada en el suelo.
-¿Quién te crees que eres? ¿Mi padre?- Solté un par de maldiciones mientras me levantaba y me miraba en el espejo.
¿A quién demonios le importaba si me bañaba o no? Igualmente en el instituto no se me iba a acercar ni una mosca. Todos me evadían como si tuviera algún tipo de enfermedad mortal.
-Yuqi- Unos suaves golpes en la puerta me hicieron dar un pequeño brincó en mi lugar -Tengo que ir a trabajar. Nos vemos en la tarde.
-Seguro. Suerte.
-No olvides demostrarle a esos idiotas quien es la mejor.
A veces olvidaba que mi hermano era completamente ajeno a lo que me pasaba en el instituto. Le había dicho que me molestaban pero no hasta que punto. Lucas pensaba que solo eran un par de bromas de mal gusto de vez en cuando.
No sabía que todos los días en el instituto para mí eran un completo dolor de cabeza.
-Es mejor que no sepa nada.
Y sí, estaba segura de que si le contaba lo que pasaba no dudaría en ir y formar un escándalo. Dándole su tan merecido escarmiento a todos los que me molestan, pero no. Esa no era la salida más recomendable a mis problemas.
Me tomé un par de minutos para mirarme fijamente al espejo. Odiaba madrugar, siempre me quedaban unas ojeras enormes. Parecía un mapache cuando estábamos en época de exámenes. Estudiaba hasta tarde y tenía que levantarme muy temprano.
-Bueno, solo faltan dos años más.
Eso no era precisamente algo con lo que debería alentarme, porque solo de pensar que tenía que estar rodeada de idiotas durante dos años más me hacía deprimir, y me daban ganas de quedarme encerrada por todo lo que restaba del día.
-Enserio que Lucas está loco- Solo había metido ligeramente mi brazo bajó el agua que salía de la regadera y ya estaba muriéndome de frío -Quiero un calentador.
Soñar no costaba nada, y es que era muy consciente de que eso no iba a pasar, si quería agua caliente tendría que ir a calentarla en la estufa y eso solo daría más gastos en el recibo del gas, por otro lado, la ducha consumía bastante energía, así que tampoco era muy factible que mi hermano pudiera colocarla en casa.