SOYEON
Definitivamente debí haber hecho algo muy malo en mi vida pasada como para que en esta tenga tanta mala suerte y las desgracias me persigan.
Porqué si, tener a Suga nuevamente en mi casa era una desgracia, y más cuando venía en ese estado.
-Eso duele Soyeon- ¿Y yo que culpa tenía de que fuera un llorón? Con todas las palizas que ha recibido a lo largo de su vida, imaginé que ya estaría más o menos acostumbrado al dolor, pero no, apenas pasaba el algodón con alcohol por la herida en su labio y ya estaba revolcándose como un gusano.
-Hazlo tu solo entonces- Le tire el algodón, y me crucé de brazos mientras miraba a otro lado. No quería tenerlo cerca, y menos después de que tuviera una pelea con su padre.
Sabía perfectamente lo que vendría después, y no estaba de ánimos para nada.
-Tu padre te pidió que me ayudarás- Me tomó por las mejillas y me hizo girar nuevamente en su dirección. Ugh. Sacudí mi cabeza con fuerza cuando lo vi acercándose a mi rostro.
-Suga no- Por suerte su beso chocó contra mi mejilla, aunque eso no evitó que un malestar se me implantará en la boca del estómago. Por Dios, ¿Cuántas veces tendré que rechazarlo para que me escuché? Debería estar agradecido de que le tengo una paciencia enorme, o mejor dicho, estaba obligada a tener paciencia con todas sus actitudes.
-¿Por qué no? Un beso no le hace mal a nadie- Oh, seguramente si Yuqi se entera sí que te va a hacer mucho mal. Negué suavemente con la cabeza mientras retrocedía, tratando de tener la mayor distancia posible entre nuestros cuerpos.
Debería salir corriendo. Miré de reojo la puerta de mi habitación. Es un hijo de… El muy maldito se había tomado la molestia de cerrarla con llave.
-No sé cuantas veces tengo que decirte que no me gusta estar encerrada contigo- Solté un pequeño suspiro mientras me ponía de pie. Ten calma Jeon, algún día podrás deshacerte de él -Suga- Le advertí cuando sentí una mano apretándose con fuerza sobre mi hombro -Mira no estoy de humor- Me solté de un manotazo y le quité la llave a la puerta, dejándola un poquito abierta por si las dudas.
-Pensé que tú y yo teníamos algo- Quisieras.
-Pues pensaste mal, muy mal de hecho- Lo miré por sobre el hombro. Hasta cierto punto me daba penita que tuviera parte de su rostro todo magullado a golpes, pero luego recordaba cómo me había tratado y se me pasaba la compasión -Tú y yo no podemos considerarnos ni siquiera amigos.
-¿Por qué me besas entonces? Sabes muy bien que te quiero- Nuevamente sentí una mano sobre mi hombro, pero esta vez me hizo girar bruscamente para que lo mirará -Me estas lastimando- Ow, mira que coincidencia, ahora mismo también me está haciendo daño tu agarré -Esto me duele Soyeon- Y todos tus malos tratos también me duelen Sugita lindo -¿Por qué me haces esto?- Yo llevó preguntándome lo mismo desde hace muchos años.
-Estamos a mano- En realidad no lo estábamos pero bueno -Así que no te hagas la victima ahora- Me solté de su agarre nuevamente y caminé de regreso a mi cama -Ahora, vamos a arreglar ese desastre que tienes en el rostro y te largas de mi habitación.
Ojalá las cosas fueran tan fáciles. No pasaron ni cinco segundos cuando sentí mi cuerpo chocar violentamente contra el colchón.
-¿Sabes que no tengo la culpa de que tu padre te golpeé verdad?- Pregunté una vez sentí su peso sobre mi cuerpo, nuevamente estaba de prisionera en mi propia cama. Que patético de mi parte.
-No la tienes, pero puedes ayudarme a pasar el rato- No gracias. Suga tenía a muchas otras mujeres detrás y justo se había fijado en mí. ¿Algún día iba a poder estrenar toda mi suerte acumulada de todos estos años?