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SOYEON

-¿Qué tan jodida tiene que estar la sociedad para aceptar tal cosa?- Cállate. Y ya no sé cuantas veces llevaba pidiendo lo mismo. No había podido terminar de desayunar debido a los constantes reclamos de mi padre nuevamente a ese pobre televisor, y me encantaría mucho pedirle a viva voz que se callará, pero no quería peleas.

¿Y por qué estaba tan furioso? Pues…

“La ley ya está siendo discutida. Se espera que el matrimonio entre personas de un mismo sexo se legalice en nuestro país dentro de los próximos meses. Una de las voceras de la comunidad…”

-¿En serio lo están considerando? Todos aquellos que lo apoyan deberían ir a la cárcel- Ya cállate. No podía comer, el estómago se me revolvía con solo escuchar el tono de voz tan despectivo e incluso asqueado con el que hablaba mi padre. 

-Por amor a Dios- Esperaba que alguien se apiadará de mí, y finalmente pudiera escapar de este lugar antes de que realmente terminará gritándole. 

-Querido- Después de lo que me pareció una eternidad, mi madre finalmente apareció en la sala, y esperaba que solo estuviera aquí para apagar la televisión y mandarlo a dormir o algo porque yo ya estaba teniendo suficiente -Soyeon no puede comer por tus gritos.

-Es que no me lo puedo creer, ¿En serio existen personas que apoyan esa ley?- Y más de las que crees. Enserio que no sabía en qué época era que pensaban que estábamos, joder, que en pleno siglo XXl leyes estúpidas como aquellas ya deberían estar escritas en la constitución desde hace mucho, ya todos deberían estar viendo la homosexualidad como algo normal, pero no.

-Las personas de bien somos más querido, esa ley no llegará a ningún lado- ¿Las personas de bien? Ok, ya es suficiente. Solté bruscamente la cuchara sobre el plato de porcelana, provocando un sonido que llamó la atención de todos -¿Qué pasa?- ¿Qué pasa? Pues que ingenuamente pensé que mi madre estaba a favor de ese tipo de leyes, pero ahora resulta que es una más -¿No vas a comer?

-Como si pudiera con tantas porquería que dicen- Negué con la cabeza mientras tomaba mi maletín, e ignorando las miradas de los dos, caminé hasta la salida -Me voy- Avisé simplemente antes de cerrar la puerta, tomando una fuerte bocanada de aire cuando estuve afuera. 

Me sentía sofocada en mi propia casa.

Quería ignorar el pequeño temblor de mis manos mientras caminaba pero no podía, sentía el fuerte retumbar de los latidos de mi corazón golpeteando en mi pecho, incluso hasta estaba respirando más agitada de lo normal y no era porque estaba caminando a toda velocidad, no, la causa era mucho peor.

Tenía miedo.

¿Qué iba a decir mi padre si se enteraba de lo que había hecho? De seguro lo más lindo que me esperaba era que me echarán de la casa.

-¿No existe manera de que se entere verdad?- Y el solo pensar en que alguien podía llegarle con el chisme me hacía entrar en pánico, sentía mis manos sudar -No, el nunca se enterará- Tenía que asegurarme de que así fuera, no era ni una remota opción el que él se enterará de lo que había hecho.

Tenía que hacer algo para que todo pareciera seguir siendo lo mismo.

-Suga- En cuanto puse un pie dentro del instituto, nuevamente mi mirada viajo por todo el lugar en busca del chico, lo encontré, pero no estaba solo -Por Dios. Dame paciencia- Yuqi estaba con él, bueno, no me imaginaba que ella quisiera estar ahí, siendo nuevamente la burla por su color de cabello, por lo que podía ver, no estaba muy segura -Oh, dime que no lo harás- Me detuve en seco cuando Suga levantó un pedazo de cabello y lo cortaba sin siquiera dudarlo un poco. 

WHAT I CAN'T SAY •SOQI•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora