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YUQI

Creó que fue un grave error haber pensado que estar suspendida por tres días era algo bueno. Realmente había sido desastroso tener que contarle todo a mi hermano, creó que hasta estuvo a punto de golpearme cuando le dije que estaba suspendida por tres días, pero como el buen hermano que es, simplemente me dijo que buscaría la manera en que le dieran permiso para ir a hablar con la directora.

Y eso solo me hacía sentir peor...

¿Qué tan idiota tienes que ser para ayudar a la persona que solo ha estado humillándote? Quiérete un poco Song. Y me gustaría hacerlo, pero no podía.

¿Por qué tenía que haber abierto la boca? Porque la quieres más a ella que a ti misma. Y esa era la respuesta correcta, solo me había bastado con escuchar su tono desesperado para querer ayudar.

¿En que se suponía que estaba pensando? Y la respuesta era que en realidad no pensé en las consecuencias, sinceramente no estaba pensando en nada, lo único que me importaba en ese momento era ayudar a Soyeon.

¿Te arrepientes? No lo sé, por un lado me siento bien al haberla salvado, pero por otro lado no puedo evitar sentirme como un completa estúpida.

-Es tan difícil- Murmuré para mí misma al mismo tiempo que apretaba con fuerza mis puños. Estar frustrada puede resultar horrible, sientes esa presión asfixiante en tu pecho y sabes perfectamente que no va a desaparecer hasta que hagas las cosas bien.

Pero yo no podía hacerlo bien, por más que quisiera hacerlo no podía.

Porque sabía perfectamente que hacer las cosas bien significaba rendirme, y no podía hacerlo, no con ella.

-Es tan triste estar así- Después de una noche en la que no había conseguido dormir nada, de nuevo, solo me quedaba estarme aquí, mirando el techo de mi habitación como si eso fuera a solucionar mis problemas.

Quería llorar, pero no encontraba una buena razón para hacerlo.

Todo lo que me pasaba sentía que era mi culpa, y no tenía ganas de llorar por algo que yo misma había causado. Me sentiría ridícula si lloraba por culpa de mis estupideces.

Y eso me hacía reprimirme, tal vez más de lo que debería. Mi hermano me había dicho una vez que estaba bien llorar, no importaba si la razón era estúpida, o si realmente no tenía una razón para hacerlo, que lo importante era no seguir guardándote lo que sientes.

Que estúpido. Seguramente en otra parte del mundo alguien está pasando por cosas peores que yo, y no tienen ganas de llorar como un bebé, así que yo tampoco tenía ningún derecho a hacerlo.

-Simplemente guárdalo- No sé cuánto tiempo pase en esa misma posición, pero estoy segura de que pasó un buen rato hasta que finalmente me digne a levantarme de la cama.

No tenía ganas de nada, pero tenía que hacer algo. No iba a estar tres días vagando por la casa como un zombie mientras mi hermano seguía trabajando como un loco para traer comida a la casa.

¿Y si lloró por ser una buena para nada? No sonaba mal llorar por eso, es más, me sentía bastante identificada con querer derrumbarme por no poder hacer nada bien.

Caminé a paso lento hasta la cocina, lugar en donde Lucas había dejado preparando el desayuno para mí.

Como decía, llorar por ser una inútil no sonaba tan mal.

-Ni siquiera lo merezco- Miré por unos segundos lo que había preparado, y aunque mi boca se estaba haciendo agua, y mi estómago pedía a gritos que le diera algo para calmar el ruido que hacía, me negué a comer.

WHAT I CAN'T SAY •SOQI•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora