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La primera hora estuvo bien. Su estómago estaba lleno, la habitación cálida, e incluso tenía algo parecido a un plan. Thomas estaba aliviado y algo sorprendido por el castigo que Dylan eligió para él. Esperaba algo peor. Había estado algo aprensivo cuando ideó el plan de ser atrapado en el acto, pero todo salió a la perfección. Dylan se lo había comprado. Y ahora que el tipo estaba seguro de su superioridad e inteligencia, seguro de que podría ver a través de Thomas, sería más fácil suavizarlo y guiarlo hacia una falsa sensación de seguridad. Thomas sintió una punzada de vergüenza, antes de recordarse que no fuera tonto.

Dylan O'Brien era un criminal. Hombres como él no merecían otra cosa. Además, no era como si estuviera planeando matarlo o algo así. Sólo quería salvarse a sí mismo. Sólo quería ir a casa. Eso era todo.

La segunda hora fue más difícil, y la tercera fue peor. Estaba volviéndose más incómodo a cada minuto. Sus rodillas estaban doloridas por arrodillarse en el suelo durante tanto tiempo y sus brazos y hombros ya estaban empezando a doler.

La cuarta hora dejó en claro por qué Dylan había elegido un castigo aparentemente tan suave. El cuerpo entero de Thomas dolía por la rígida posición que estaba obligado a mantener, sus pies estaban dormidos, y su cuello y espalda dolían bastante mal. Thomas tuvo que recordarse que esto era parte del plan. Tenía que ser "castigado" y aceptar el castigo del ruso para que pensara que fue forzado a la sumisión... por decirlo de algún modo.

Pero casi se rindió hacia el final de la quinta hora. Sus párpados se cerraban, su vejiga estaba llena, estaba agotado, sus magulladas costillas aún le dolían por la paliza que había recibido unos días atrás, y deseaba tanto dormir que era un esfuerzo físico no hacerlo.

El reloj de pared parecía burlarse, marcando el tiempo tan lentamente. Los minutos arrastraban. El tiempo avanzaba tan lentamente que se preguntaba si el reloj se habría roto. Thomas se mantuvo despierto imaginándose formas creativas de torturar y matar a Dylan. El gilipollas probablemente estaba durmiendo como un bebé en una cama suave, cómoda, sin preocupaciones en el mundo. Thomas ya no podía sentir sus extremidades.

Para las seis de la mañana, se volvió vagamente consciente de que su rostro estaba mojado por las lágrimas que surcaban sus mejillas. Le dolía todo, y solo quería enroscarse sobre sí mismo y desmayarse por fin.

Notó que ya no estaba solo cuando un par de manos fuertes lo levantaron por los hombros. Las piernas de Thomas cedieron. No podía moverse, con los pies aún dormidos y su cuerpo entero doliendo. Lloró, ocultando su húmeda cara en el ancho hombro del hombre.

—Shh —dijo una voz suave, baja, y largos dedos acariciaron su pelo—. Lo hiciste bien.

Parte del cerebro, privado de sueño y mareado, de Thomas le gritaba que dejara de agarrarse como un bebé al gilipollas que le había hecho esto, pero la sentía muy distante e insignificante. Esto se sentía bien -las manos se sentían bien- y estaba tan agotado.

Resoplando contra el hombro de Dylan, dejó que el tipo lo levantara y lo cargara hasta el baño. Una vez allí, Dylan lo bajó junto al inodoro, dejando que Thomas recayera contra él, abrió la cremallera de los pantalones de Thomas y le dijo, —Puedes aliviarte ahora.

Cualquier otro día, Thomas le habría dicho que se fuera al carajo. Pero estaba agotado, privado del sueño, y le dolía todo.

Quizás debería haberse sentido mortificado por su impotencia física y emocional, pero ya había superado el límite de la vergüenza.

—Si me voy, te caerás de culo —la voz de Dylan sonaba seca, con un dejo de impaciencia.

Probablemente lo haría.

En silencio, Thomas sacó su polla con sus dedos entumecidos y torpes. Intentó honestamente hacer lo que le dijo, pero con el amplio pecho de Dylan presionado contra su espalda y sus manos en las caderas de Thomas, no podía relajarse lo suficiente para hacerlo. Tampoco ayudaba que su vejiga estuviera tan llena... estaba tan llena que le era difícil orinar y dolía mucho.

—No puedo— susurró Thomas, cerca del llanto nuevamente.

Estaba tan, tan cansado. Deseaba... Cielos, solo quería cerrar los ojos y ser atendido.

—Puedes y lo harás —dijo Dylan—. No voy a tenerte ensuciando la ropa y apestando mis habitaciones.

¿Sus habitaciones?

Pero antes de que pudiera preguntar nada, Dylan empujó su mano, agarró la polla de Thomas y le dijo: —Sólo relájate y hazlo. Tengo cosas más importantes que hacer que cambiarte los pañales.

Thomas contempló aturdido su reflejo en el espejo. Parecía una frágil muñeca en los brazos de Dylan. Una mano de Dylan sostenía su polla. La otra mano de Dylan subió hasta su vientre y comenzó a frotarlo en círculos. Había algo vagamente inquietante en el contacto del hombre: era tan decidido, como si... como si Thomas fuera alguna cosa de su pertenencia.

Y aun así, de alguna manera, lo ayudó. Thomas casi gimió de alivio cuando su reticente vejiga finalmente obedeció. Fue una experiencia totalmente surrealista cuando Dylan sacudió un poco su polla antes de volver a guardarla.

Nuevamente, la agotada mente de Thomas notó cómo de práctico y arrogantemente posesivo era el toque de Dylan, como si esto fuera completamente normal, como si Thomas fuera algo que le pertenecía a lo que estaba haciendo algún tipo de mantenimiento.

Debería haberlo enfurecido, pero la ira requería de energía, y él ya no tenía ninguna. Su cuerpo estaba quedándose sin combustible, luego de días de hambre debilitándolo y la falta de sueño ralentizando su velocidad mental.

—Ahora, a la cama —dijo Dylan, levantándolo de nuevo con un brazo y cargándolo fácilmente de regreso a la alcoba. Dejó caer a Thomas en el colchón y dijo— Tu ropa apesta.

Thomas parpadeó hacia él con ojos legañosos.

—Por supuesto que apestan —murmuró—. Sus matones no me dejaron lavarlas. No tengo otra cosa.

Los labios de Dylan se apretaron. En un abrir y cerrar de ojos, se había ido.

Los párpados de Thomas ya estaban cerrados cuando fue despertado por las sacudidas. Se quejó, dándose vuelta sobre su estómago y abrazando la almohada suave, perfecta.

—Dormirás luego de cambiarte —una voz odiosa voz familiar dijo—. Apestas.

—Uhum —Thomas murmuró contra su almohada.

Escuchó alguna maldición en ruso, pero su mente estaba medio dormida y no lograba entenderla del todo.

Blya, eto mne chto li nado¹ —dijo Dylan con tono irritado, antes de sentar a Thomas de un tirón y desnudarlo rápidamente.

Thomas no abrió los ojos, apenas vagamente consciente de ser empujado dentro de algo largo y suave. Olía bien. Estaba completamente enterrado boca abajo en la cama, cuando una mano gentil acarició su cabello.

—Duerme.

—Uhum —Thomas murmuró antes de abrazar su almohada y caer en un profundo y despreocupado sueño.

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glosario

¹ A la mierda con todo, esto es necesario.


me pareció muy corto el anterior así que aquí les va otro jsjs

(in)correcto ᵈʸˡᵐᵃˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora