tredici

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—Recuérdale a Sergei que selle el trato con Gazprom cuanto antes —dijo Dylan, sin levantar la vista de su computadora. —Espero un informe detallado a fin de mes. ¿Alguna noticia de Anna?

Vlad dudó, preguntándose si debía decirle a Dylan lo sorprendida que estuvo Anna por su ausencia en las negociaciones. Usualmente, Dylan era bastante adicto al control.

Pero entonces otra vez, nada era jodidamente normal por aquí últimamente.

—Está haciendo todo lo que puede —respondió Vlad, decidiendo no hacerlo. El humor de Dylan podía ser impredecible. —Ella dijo que las negociaciones van razonablemente bien.

Dylan tarareó.

—¿Algo más?

—Recibimos a algunos investigadores del Servicio Secreto de Inteligencia Británico.

Dylan levantó la mirada.

—¿Otra vez?

Vlad asintió, frunciendo el ceño.

—No parecen sospechar nada, no tienen nada que nos incrimine, pero están solicitando una reunión contigo. Por lo que dicen, hace un mes, fuiste la última persona con la que Thomas Sangster se reunió antes de su desaparición.

—Ya le he dicho todo lo que sé a la policía rusa —dijo Dylan, aplastándolo con una mirada inexpresiva. —El SIS ¹ puede preguntarles. ¿Por qué me molestas con esto?

Vlad frunció los labios.

—¿No crees que deberías acordar una reunión con ellos? ¿Para disipar cualquier sospecha?

—Soy CEO en múltiples corporaciones de todo el mundo —dijo Dylan lentamente, como si estuviera hablándole a un niño pequeño. —Mis citas son reservadas con meses de antelación. Sería demasiado sospechoso si conviniera a una solicitud extraoficial, considerando que, supuestamente, apenas conozco a la persona desaparecida y pasé un total de cinco minutos en su compañía. Tengo una coartada a prueba de balas.

—Sí, pero... quizás Sangster les ha dicho sobre el coraje entre ustedes —dijo Vlad. —Si lo hizo, ellos sabrían que tienes un motivo.

—Richard Sangster perdería mucho más que yo, si hablara. —dijo Dylan antes de regresar su mirada a la computadora. —Puedes irte.

Cuando Vlad no se movió, Dylan alzó la vista nuevamente.

—¿Algo más?

Vlad se mordió el interior de la mejilla.

—No tengo todo el día, Vlad —dijo Dylan.

—Ha pasado más de un mes desde que tenemos al muchacho. —dijo Vlad, con voz entrecortada. —Y aún no lo has utilizado.

Dylan clavó sus ojos en él.

Vlad tragó, recordándose que él era lo más parecido que Dylan tenía a un amigo desde la muerte de Misha.

—¿Me estás pidiendo que te explique mis motivos? —Dylan dijo por fin, en un tono bajo y aparentemente casual.

Vlad lo conocía mejor.

—No, para nada —dijo rápidamente. —Es solo que... estoy preocupado. Cuanto más lo mantengamos aquí, será un mayor riesgo de seguridad. Al menos déjame moverlo a una posición más alejada y segura... Quizás a la casa de seguridad cerca de Omsk. O...

—No.

Vlad esperó, pero cuando no hubo ninguna explicación adicional, apretó los dientes. No era que pensara que tenía derecho a conocer todos los proyectos de Dylan, pero esta cuestión era en realidad su trabajo. Se suponía que fuera informado sobre cualquier riesgo potencial a la seguridad, y el muchacho que actualmente estaba encerrado en la habitación de Dylan sería un mayor riesgo de seguridad cuanto más se quedara en la casa, apenas en las afueras de San Petersburgo.

Mientras que Vlad confiaba en la lealtad de sus hombres, él no se engañaba a sí mismo pensando que las traiciones eran imposibles.

—Pero... —intentó de nuevo. —El muchacho...

Dylan se lo quedó mirando.

—El muchacho no es asunto tuyo. Puedes irte.

Asintiendo con fuerza, Vlad salió de la habitación.

Una vez de regreso en el centro de control, se sentó en su silla y miró fijamente a los monitores de vigilancia.

Luego de un momento, tecleó el código de acceso en el teclado, y emergieron las imágenes de la cámara de seguridad en la habitación del muchacho Sangster.

El chico estaba tumbado en la cama, leyendo un libro. Vlad frunció el ceño; no pensó que hubieran libros en aquella habitación.

Se quedó mirando la pantalla un poco más, desconcertado por lo cómodo que se veía el chico, para alguien que estaba cautivo.

Vlad estaba a punto de apagar la pantalla de seguridad cuando el chico de repente levantó la vista del libro, mirando hacia la puerta.

Dylan entró en el cuarto y dijo algo. No había audio, por lo que Vlad solo podía adivinar lo que le estaría diciendo. Thomas le respondió y, frunciendo los labios, regresó su mirada al libro.

Descartando su chaqueta, Dylan se acercó a la cama y levantó la cabeza del muchacho. El mocoso de Sangster lo miró fijo, con los labios haciendo pucheros.

La mandíbula de Vlad se desencajó cuando el muchacho prácticamente saltó sobre Dylan y lo besó, enroscando sus piernas en la cintura de Dylan.

Así que el muchacho era un homo. Ahora tenía sentido por qué Vlad se sentía raro en torno a él.

Burlándose, Vlad esperó a que Dylan empujara al maricón y le metiera un puñetazo en la boca. Excepto que Dylan le devolvió el beso, afirmando sus manos en el trasero del chico.

Qué mierda.

Que jodida mierda.

Cuando Dylan tiró al chico sobre el colchón y se trepó sobre él, Vlad apagó la transmisión y se quedó mirando la pantalla en negro.

Sabía que algo estaba ocurriendo cuando Dylan dejó de follarse cualquier tía, pero nunca habría adivinado esto luego del regaño que había recibido de Dylan por estar algo distraído con ese maricón.

Maldito hipócrita, Vlad pensó sombríamente, con una sensación apretada enroscándose en la boca de su estómago.

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glosario

¹ Servicio Secreto de Inteligencia Británico.


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(in)correcto ᵈʸˡᵐᵃˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora