ventinove

572 66 13
                                    

—Te ves diferente —dijo Jack, viéndolo desde el lado opuesto de la mesa.

Thomas se encogió de hombros y excavó en su ensalada, negándose a sentirse cohibido por su camisa con flores algo desabrochada o sus entallados jeans. Si alguien pensaba que se veía extravagante, no era problema de Thomas. Ya no se sentiría avergonzado sobre quién era. Se sentía bien con esta ropa. Eso era lo importante.

—Amigo... —dijo Jack con cautela —¿Ese hombre te obliga a vestirte así?

Thomas parpadeó.

—¿Qué?

Al darse cuenta de que Jack iba en serio, empezó a reírse como un niño. Sabía que Jack no había estado precisamente emocionado cuando Thomas le contó que estaba viéndose con Dylan, pero Thomas no había entendido el alcance de ello. Era la primera vez que estaban pasando el rato en casi un mes.

—Hey, no es gracioso —dijo Jack—. Estoy preocupado, tonto. Primero empiezas a follar con el tipo que te tuvo secuestrado por meses, y ahora estás cambiando tu forma de ser por él.

—No estoy cambiando por él —dijo Thomas con una sonrisa torcida. —Este es quien soy. Este es quien siempre fui. Lo único que él cambió fue... que me ayudó a ver que no había nada malo en mí. Ya no siento como si tuviera que esconderlo.

Las cejas pálidas de Jack se juntaron, sus ojos azulados llenos de confusión.

—Pero... ¿por qué no me dijiste antes? ¿Pensaste que te juzgaría?

Thomas encontró su mirada.

—Recuerdo claramente cuando me contaste cuánto te desagradaba que Fred fuera tan extravagante y afeminado.

Jack se sonrojó.

—Me desagradaba Fred porque no era Ryan, no porque... seguía comparándolo con Ryan. Por lo que todo sobre él me molestaba.

—No puedo culparte porque te gusten machotes —dijo Thomas, riendo. —Sería muy hipócrita de mí parte.

Compartieron unas miradas divertidas antes de que Jack se pusiera serio.

—Realmente no me importa, lo sabes, ¿verdad? Lamento si te di esa impresión —sonrió un poco. —Puedes usar una falda y seguiré amándote, Tommy.

Rodando los ojos, Thomas le dio una patada por debajo de la mesa.

—No me va el travestismo. Solo me gustan las cosas bonitas, y decidí que no me va importar si algunas personas con la mente estrecha consideran que es extraño o afeminado. Los estereotipos de género son estúpidos de todas formas. Soy feliz como soy.

—Te ves feliz.

Thomas sonrió, pensando en los últimos meses.

—Porque soy feliz.

Jack lo miró pensativamente.

—Eres serio respecto a él, ¿verdad?

Thomas encontró la mirada de su amigo.

—Nunca fui más serio.

—Es solo que es algo loco —dijo Jack, suspirando. —Lo sabes, ¿verdad? Es un hombre que te secuestró y se forzó en ti.

Thomas frunció el ceño.

—Ya te lo dije: nunca me obligó a hacer nada que no quisiera. Sí, Dylan dista mucho de ser un santo, pero no es un violador. Así que déjalo, ¿sí?

Jack apretó los labios.

—Es solo que no lo veo funcionando a largo plazo. Va a romper tu corazón.

(in)correcto ᵈʸˡᵐᵃˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora