Thomas no podía respirar.
O mejor dicho, podía, pero cada respiración requería muchísimo esfuerzo, porque su rostro estaba enterrado en la almohada y él estaba aplastado debajo de algo grande y pesado. Antes de que el pánico se asentara en su soñolienta mente, un aroma familiar golpeó sus fosas nasales. Dylan. Por supuesto que era él.
Thomas expiró aliviado y casi se echó a reír. Todo este tema era algo bizarro. Alivio es lo último que debería sentir en esta situación. No podía ser tan estúpido como para pensar que estaba a salvo con este hombre, sin importar el fantástico sexo que habían tenido anoche.
Pensar en la noche anterior ciertamente no ayudaba con su erección matutina. Tampoco lo ayudaba que la barba de Dylan raspara la piel sensible de su mejilla cada vez que respiraba. ¿Y eso era...? Sí, esa larga dureza presionada en su trasero era inconfundible.
Mordiéndose el labio, Thomas escuchó con atención. Dylan todavía estaba dormido, su respiración era lenta y pareja. Estaba estirado sobre Thomas, pesado y firme en las partes correctas. Su cuerpo era musculoso, el cuerpo de un hombre en su cúspide, nada parecido a los cuerpos de los tipos de su misma edad con los que Thomas generalmente se acostaba.
Cielos, todo era tan injusto. Thomas siempre había tenido debilidad por los hombres mayores y en forma, idiotas, figuras de autoridad, hombres que parecían poder aplastarte sin siquiera sudar —y Dylan representaba todas esas cosas. Era como si Dylan fuera la mezcla perfecta de todas las cosas malas que no deberían atraer a Thomas, pero lo hacían.
No debería haber dejado que Dylan lo follara. Debería haberse alejado cuando Dylan le dio la oportunidad; Thomas lo sabía. Solo que no había querido pasar otra noche escuchando los gemidos de alguna tipa. Era él quien había provocado esa erección en Dylan. Era suya.
Genial. Al parecer ahora se estaba volviendo posesivo con la erección del tipo. Lo cual no era, para nada, descabellado.
Thomas se retorció un poco, intentando sacudirse a Dylan y salir de la cama, pero era inútil. No solo no lo había logrado, sino que tanto retorcerse solo lo excitó, y Thomas se encontraba sonrojado y jadeante debajo del cuerpo de Dylan, inseguro ahora de querer levantarse o no. Olvidemos eso, obviamente sí quería —apenas podía respirar y se sentía pegajoso por dentro y por fuera— pero su estúpido cuerpo traidor estaba perfectamente feliz de quedarse donde estaba, debajo del hombre que lo tenía secuestrado, quién sabrá por qué motivos.
Se retorció otra vez sin demasiado entusiasmo y su aliento quedó atrapado en su garganta cuando la erección de Dylan asomó entre sus mejillas, atrapada al sobre su agujero.
Dylan gruñó y se tensó contra él, su respiración ya no era estable. Unos dientes rasparon el cuello de Thomas.
—Hochu yobnut tebya, kudryashka ¹—dijo Dylan en ruso, con su voz todavía ronca por el sueño. —Hochu trahnut tebya bez rezinki. ²
Thomas se estremeció. No había entendido todo lo que había dicho Dylan, pero la idea general era bastante clara: Dylan quería follarlo sin condón, y había usado algunas de las palabras sucias rusas para decir "follar". No fue las palabras lo que lo sorprendió; fue el hecho de que Thomas lo quisiera también, y eso lo agitó bastante. El sexo sin condón era la más profunda forma de intimidad, algo que requería una total confianza en la pareja. Thomas nunca dejó que nadie lo follara sin uno. Desearlo con este hombre era una locura. ¿Estaba loco?
Profundamente incómodo, Thomas murmuró.
—Me estás aplastando.
Luego de un momento, Dylan rodó apartándose y se puso de lado, apoyándose en un codo.
Respirando, Thomas volteó la cabeza hacia él. Dylan lo observaba atentamente, sus ojos mieles todavía algo desenfocados por el sueño, barba oscura enmarcando su mandíbula.
Thomas se preguntaba cómo se sentiría esa barba contra sus muslos.
—Ni siquiera lo piense —dijo, tratando de no comerse con su mirada los anchos hombros y el pecho musculoso de Dylan. —No dejaré que me folle sin condón. Nunca se lo permití a nadie.
La comisura de la boca de Dylan se torció.
—¿Ese es un honor reservado para tu "hombre perfecto"?
Allí definitivamente había un borde burlón cuando había dicho la palabra "perfecto".
Thomas frunció el ceño.
—Puede que sí, o puede que no. Pero un hombre que toma a una mujer distinta cada noche, definitivamente no.
El bastardo de hecho sonrió.
—Eres lindo cuando te pones celoso —Antes de que pudiera decirle cuan ridículo era, Dylan se inclinó y lamió la comisura de los labios de Thomas. —Ve a lavarte los dientes. Quiero besar tu bonita boca.
—Su aliento mañanero tampoco huele exactamente a rosas.
Thomas se quejó, aunque el aliento mañanero de Dylan estaba bien.
—Los villanos tienen ciertas libertades —dijo Dylan, con el rostro serio. —Está escrito en "Cómo Ser un Villano para Principiantes", última edición.
Thomas no pudo contener la risa.
Dylan se lo quedó viendo con una expresión extraña.
—Tienes treinta segundos para cepillarte los dientes, rubito. Luego vas a regresar, chuparme la lengua y sentarte en mi polla.
Fue más que vergonzoso cuan rápidamente Thomas rodó fuera de la cama y se dirigió directamente al baño.
Por lo menos, Thomas se consoló después, tuvo la suficiente fuerza de voluntad como para insistir en un condón.
Era un pequeño consuelo.
🧦
glosario
¹ Quiero romperte, rubito.
² Quiero joderte sin condón.
perdón por la demora:(((
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(in)correcto ᵈʸˡᵐᵃˢ
Romancedonde dylan es una persona horrible, pero thomas igual se enamora. adaptación dylmas. libro seis.