Cuando Thomas se despertó, ya estaba bien entrada la tarde, aunque si no hubiera sido por el reloj de pared, no tendría forma de saberlo. Nevaba fuera de la ventana.
Thomas se frotó los ojos y se estiró en la suave cama, sintiéndose deliciosamente bien descansado y cómodo. Sus músculos le dolían un poco, pero se sintió más a gusto de lo que lo hizo en siglos. Todavía no estaba seguro de por qué lo habían mudado de su antigua habitación a un sospechosamente agradable cuarto, pero esperaba que no fuera solo un golpe de suerte.
Entonces, recordó algo. ¿Realmente le había dicho Dylan que estas eran sus habitaciones personales?
Thomas se sonrojó, recordando las circunstancias. Mierda. ¿Realmente había dejado que ese hombre lo manipulara, sostuviera su polla mientras orinaba, y en términos generales lo tratara como a una cosa? ¿Su cosa?
El estómago de Thomas dio un pequeño salto. Repentinamente, sentía un impulso irresistible de salir corriendo. Correr a algún sitio alejado de ese hombre extraño con ojos crueles y manos gentiles y dominantes.
Aunque... no podía negar que todo había salido bastante bien. Mejor de lo que Thomas podría haber esperado. Sí, había sido castigado, y eso apestaba, y su necesitada caída emocional posterior fue poco digna, pero Dylan fue casi agradable con él. El tipo se había encargado de él cuando no tenía por qué hacerlo.
Podría haber dejado a Thomas tirado allí, exhausto y desvalido, hasta que se meara encima y se quedara dormido en el piso duro.
Incluso había cambiado la ropa de Thomas y lo había metido en la cama. Es cierto que Dylan difícilmente había sido suave mientras lo hacía, pero aun así. Thomas decidió contabilizarlo como una pequeña victoria. Siempre le gustó ser optimista.
Bostezando, Thomas se estiró y se sentó. Sus músculos se sentían algo doloridos, pero para nada tan malo como habría temido. Su mirada cayó sobre la mesita auxiliar y sus ojos se ensancharon. Había una gran bandeja con comida allí. Con todo tipo de comida. Incluso había frutas y verduras.
Thomas sonrió, su estómago gruñendo.
No, ducha primero, estómago.
Con mucho mejor humor, entró al baño, miró al espejo y se quedó congelado, notando lo que vestía. Una camiseta blanca de manga larga. Pertenecía claramente a alguien mucho más grande y ancho de hombros que él: le llegaba casi hasta los muslos. ¿Era de Dylan?
Un escalofrío subió por su columna al pensarlo. Normalmente no le habría importado. Feliz de sacarse su ropa sucia... pero luego de la experiencia surrealista de la noche anterior, usar la ropa del hombre lo hacía sentir verdaderamente inquieto. Sin mencionar que estaba desnudo bajo la camiseta.
Había otra puerta al otro lado del baño. Thomas se acercó y escuchó. Nada. Empujó la puerta, pero no se movió. Cerrado. Por supuesto.
Incluso si realmente estaba en las dependencias de Dylan, como este había insinuado, difícilmente sería dejado solo, libre de deambular a sus anchas.
Suspirando, Thomas empezó a desvestirse. Necesitaba ducharse. Necesitaba relajarse y dejar de pensar en la noche pasada.
Pero mientras estaba bajo el chorro de agua caliente, los pensamientos de Thomas seguían regresando a aquella noche. Algo sobre ella lo molestaba mucho.
No es como si Thomas no tuviera idea de los castigos disciplinarios y todo lo que implicaban: contrario a su apariencia, no era un muchacho inocente e inexperto. Lejos de ello. Estaba de hecho bastante familiarizado con ese estilo de vida gracias a su segundo novio, Alan, quien estaba involucrado con el BDSM¹ y lo convenció de que lo intentara. Al final, luego de experimentar un poco, Thomas le había dicho a Alan que, mientras que respetaba su estilo de vida, no le gustaba ser azotado, encadenado y golpeado con un flogger ². Alan no se había sentido exactamente feliz de escucharlo, y Thomas todavía se estremecía al recordar su horrible ruptura.
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(in)correcto ᵈʸˡᵐᵃˢ
عاطفيةdonde dylan es una persona horrible, pero thomas igual se enamora. adaptación dylmas. libro seis.