Capítulo 29: El Rostro de La Muerte.

4 0 0
                                    

A pesar de un inicio extraño en un calmado amanecer, algo particularmente bizarro y también perturbador por cómo se mostraba la situación, que, si claro se hace memoria del pasado capítulo, Kevin había hecho su aparición a través de una llamada telefónica.

Kevin: Aquel joven de aspecto indigente, saludaba detrás del vidrio con su mano de lado a lado, con una sonrisa mientras aún sostenía el brazo desmembrado el cual aún tenía el celular. – ¡Hola! – Exclamó Kevin con tono alegre.

Kiro: – ¿Kevin? ¿Qué demon...? ¿De dónde sacaste eso? – Sin levantarse de la silla, Kiro miraba al chico con preocupación.

Kevin: – ¿Qué? ¡Ahhhh! Eh, pues... Internet. –

Kiro: – Kevin, sea lo que... Ash, olvídalo. – Se levantó Kiro de la silla, y caminó en dirección a la ventana que conducía al balcón. – ¿Qué haces aquí? –

Kevin: – Pues... Estaba aburrido así que, quería pasar tiempo con mi jefe favorito. – Mientras hablaba, lanzó aquel brazo cercenado del balcón junto al aparato.

Kiro: – ¿Qué es lo que quieres? – Preguntó en seco.

Kevin: – ¿Qué te hace pensar que quiero algo? – Respondió a la pregunta, con otra pregunta. Tras su diálogo, introdujo sus manos en los bolsillos de su pantalón acompañado de un ligero suspiro. – ¿Tienes tiempo libre? –

Kiro: – No, ve al grano. –

Kevin: – Tch... Qué problema... – Encorvó la columna, bajando la cabeza. – Bueno, lo discutiremos luego. – Se dio media vuelta, dándole la espalda a Kiro mientras caminaba hacia el balcón. – Nos vemos más tarde. –

Kiro: – Yo no lo creo. –

Kevin: Soltó una pequeña carcajada. – Claro, claro... – Sin decir nada más, aquel joven saltó del balcón.

Ireki: – ¿Ese era Kevin? Sí que se mueve y habla muy raro. – Decía Ireki mientras masticaba la comida.

Kiro: – No hables mientras masticas, es irritante. En fin, voy tarde. – Caminó lentamente hacia habitación, y entró. No tardó mucho en salir, pues salió un poco alertado. – ¡Ireki! ¡¿Dónde pusiste mi espada?! – Dijo un poco desesperado.

Ireki: – ¿Eh? ¿Tu espada? ¿No estaba en el closet? –

Kiro: – ¡Sí, pero ya no está! –

Ireki: – Qué raro... Aquí las cosas suelen perderse, pero no de esa manera... ¿Seguro que buscaste bien? –

Entonces, un pequeño chirrido se escuchó afuera del balcón, algo como unos zapatos haciendo fuerte fricción en algo muy liso. Los dos jóvenes, dirigieron la mirada en dirección de donde provenía el sonido. A través del balcón, se podía ver a Kevin agachado encima del pequeño muro, sosteniendo en su mano una herramienta bastante familiar, era la espada de Kiro.

Kevin: – ¡Oye! ¡Pendejazo! ¡¿Se te cayó algo?! –

Kiro: – Tch, hijo de... ¡Dame eso! ¡No tengo tiempo para tus juegos! – Enojado, caminó con prisa hacia Kevin.

Kevin: – Si la quieres, tendrás que alcanzarme. – Rápidamente, se levantó y se dio la vuelta rápidamente, sin perder el equilibrio. Entre pequeñas risas, Kevin saltó hacia el pequeño edificio de enfrente, cayendo el borde del tejado. – ¡Veamos si puedes seguirme el paso! – Con voz alzada, Kevin miraba de reojo al balcón sin siquiera empezar a correr, como si quisiera darle una pequeña ventaja a Kiro.

Listo para empezar su juego, Kevin miró hacia el frente y comenzó a correr a una gran velocidad, saltando entre los edificios. A medida que iba avanzando, poco a poco se iba dando cuenta de que Kiro, no lo perseguía. Al mirar hacia el balcón de reojo, pudo notar a Kiro mirándolo desde el balcón. No tenía la intención de detenerse, seguía corriendo sin parar hasta que decidió lanzarse de espaldas a un callejón mientras miraba a Kiro de lejos, haciéndole muecas. Para cuando entonces cayó al suelo, pudo notar que alguien lo atrapó entre sus brazos, nada más ni nada menos que Kiro.

Heart of a DevilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora