Capítulo 11: La Leyenda Continúa.

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Pasó un día desde aquel inesperado reencuentro en el negocio de historietas, el cual dejó mucho de qué hablar entre Kiro e Ireki ese día. A partir del cierre de la tienda, todo fluyó como un día normal hasta el siguiente día. Kiro, se encontraba despertándose en otro frío amanecer de un nuevo día, en el departamento de su mejor amigo.

Kiro: Seguía recostado en la cama esa misma mañana, aunque despierto, no podía dormir puesto que Ireki, le estaba pinchando la mejilla con un palo. – Aargh... ¿Podrías dejar de joder e irte a trabajar? –

Ireki: – Es domingo, así que hoy no trabajo, por lo que te joderé hasta que te levantes. –

Kiro: – Tch. – Tomó el palo con su mano, y de tanto apretarlo, logró partirlo a la mitad. – Dije que dejaras de joder. – Se levantó, con mirada malhumorada. – ¿Qué? –

Ireki: – Oye, ¿de qué va esa mirada? Te pusiste así de repente. –

Kiro: – No es tu problema. ¿Qué es lo que quieres? –

Ireki: – Vaya, sí que estas de malas hoy. Pues, quería que me llevaras a esa cueva de la que me hablaste, pero ya que estas así, mejor dejo de molestarte. –

Kiro: – Hfmp, bueno, podría llevarte... Pero no por mucho tiempo. –

Ireki: – Agh, bueno, está bien. ¡Vístete y vamos! –

Kiro: – ¿Qué? ¿Quieres ir ahora? – Arqueó una ceja, mirando a Ireki dudoso. – Todavía es temprano, podríamos ir más tarde. –

Ireki: – Pues, quisiera hacerlo antes porque tengo cosas que hacer, por lo que quiero desocuparme primero con mis actividades sociales para comenzar con mis actividades asociales, como ver anime y jugar videojuegos. –

Kiro: – Vaya caso perdido que eres. – Se levantó de la cama, y tomó la chaqueta para luego colocársela. – Está bien, vamos, si así puedo dormir más tarde. –

Ireki: – ¡Bien! – Tomó un suéter y se lo puso, así también, que una bufanda alrededor del cuello. – Hace frío, por lo que deberías de cubrirte con algo. –

Kiro: – No es necesario, puedo aguantar. – Salió de su habitación junto al castaño, así también pues, saliendo de aquel departamento.

Ambos adolescentes iniciaron un pequeño viaje, a través de medios de transporte como autobuses con el fin de salir de Tokio. Al salir de la ciudad, se dirigieron a un bosque el cual poseía un camino oculto entre los arbustos, que dirigía al lugar de donde provino Kiro al inicio de la historia.

Ireki: Seguía los pasos del azabache con cansancio, ya que, por supuesto, había caminado casi toda la mañana. – ¿Estás seguro... De que es por aquí?... – Preguntó con la respiración agitada, soltaba las palabras entre cansados jadeos.

Kiro: – Sí. – Finalmente, después de tanto caminar, reconoció la cueva a la distancia. – La encontramos. – Se dirigió directamente hacia la caverna.

Ireki: – Vaya, no parece una cueva tan interesante. – Caminó detrás del azabache.

Kiro: Al llegar, se detuvo frente a la entrada de esta cueva. – Es aquí. –

Ireki: Con firmeza, se paró a la par del pelinegro, notando la profundidad de la cueva. – Ya veo, es muy sombría. Me sorprende que hayas sobrevivido con tanta oscuridad. –

Kiro: – Sí, yo tampoco sé cómo logré sobrevivir tanto. Supongo que no me quedó de otra que cometer canibalismo. –

Ireki: – Qué lúgubre. Bueno, ¿entramos? –

Kiro: – No creo que sea buena idea. Digo, puede que me traiga malos recuerdos. –

Ireki: – ¿Tú crees? Bueno, si logras recobrar la memoria, sería mejor, así me ayudas a escribir mi novela, ¿no? – Mencionó el castaño mientras se adentraba a la cueva.

Heart of a DevilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora