Capítulo 10: ¿"Cuando llegue el momento"?

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La mañana hizo acto de presencia en el cielo, mientras que nuestro demonio protagonista, y la bella mujer, descansaban. Los rayos del sol que atravesaban el cristal de las ventanas, lograron despertar a Kiro tras reflejarse en sus ya perturbados ojos.

Kiro: Inhaló bastante hondo, estirando su cuerpo cuando a duras penas, podía abrir los ojos. – Tch, joder... Quiero dormir más. – Se reacomodó en el sofá, acostándose de lado.

Anju: Ésta pelo castaño, salió de su recámara a su vez que se arreglaba el cabello. – ¿Um? Oh, buenos días, Kiro. – Mencionó con una agradable sonrisa.

Kiro: Molesto, hizo un gesto de queja con la boca. – ¿Cómo es que lo haces? –

Anju: – ¿Eh? ¿Hacer qué cosa? – Inclinó su cabeza hacia un lado.

Kiro: – Despertarse todas las mañanas. Yo aún tengo sueño, que se joda el mundo. –

Anju: Mientras caminaba hacia su contrario, soltó una pequeña carcajada. – Supongo que es durmiendo bien, ¿no? – Colocó su mano encima de su cabeza, para acariciar su pelo.

Kiro: – Si haces eso, me voy a dormir más rápido, además, tengo que regresar a casa antes de que el pendejo ese comience a sospechar. –

Anju: – Uh, vale, de acuerdo. ¿Quieres que te ayude a levantarte? –

Kiro: – No esperes a que te lo diga. –

Anju: – Oh, bueno... ¿Qué quieres que haga? –

Kiro: – Sólo tírame agua fría encima o... No sé, aliméntame. –

Anju: – Um... Supongo que la comida funcionará. – Caminó directamente hacia la cocina para revisar la nevera, tomando un frasco lleno de helado de chocolate, entonces en eso, regresó con Kiro para extenderle aquel frasco. – ¿Te gusta el helado? –

Kiro: Antes de que Anju se diese cuenta, se había levantado y con prisa, tomó el envase de helado. – ¡Chocolate! – Empezó a comerse el helado, como si no hubiese un mañana.

Anju: – ¡O-Oye! ¡No te lo termines todo! –

Kiro: – ¡No prometo nada! – Se levantó, y corrió por toda la casa, sin dejar de comer.

Anju: – ¡Hey! ¡Vuelve aquí! – Fue detrás de éste, mientras soltaba carcajadas.

En esa mañana, ambos jóvenes pasaron el rato jugando como si todavía fuesen niños, y Kiro sin notarlo, había recuperado otro pequeño fragmento de sus recuerdos. Al terminar con su travesía de juegos, los dos se alistaron y salieron de aquella casa, tomando caminos separados. Kiro, quien iba a su departamento, y Anju, quien iba a un distrito comercial a comprar víveres.

La historia continuó en el sendero de nuestro protagonista, que iba caminando con las manos en los bolsillos, a la par de estar pensativo con su mirada al suelo y cabizbajo, que iba acercándose cada vez más al departamento de Ireki. Repentinamente, lo detuvo una voz un tanto familiar, que provino de un callejón el cual había pasado de largo.

???: – ¿Ya encontraste lo que querías, Kiro? – Preguntó una suave y muy grave voz al fondo de aquel callejón.

Kiro: Había detenido su andar de golpe, expresando asombro y furia a la vez. – Pa... Papá. – Se giró rápidamente, logrando ver a un ser de gran estatura que vestía de una túnica negra que cubría todo su físico, menos su rostro, que parecía tener dentro, una calavera con unas luces rojas dentro de ambas cuencas, sin mencionar que sostenía un largo bastón negro.

J: Aquella entidad, miraba al joven con una sonrisa que parecía macabra. En eso, éste estiró su esquelética mano hacia el chico. – Ven aquí, hijo. –

Heart of a DevilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora