Capítulo 20: El Soldado de Inviernos Perdidos.

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Gorumu: – N-Ngh. – estaba enterrado contra el muro, con la cara destrozada. – (¿Como alguien pudo haberme dado un golpe tan devastador? ¡¿Cómo no pude verlo?!) – Cayó de rodillas, mirando al hombre que lo había atacado de la nada. – Q-Quién... ¡¿Quién eres tú?! ¡¿Cómo puedes interferir en una batalla de ese modo?! –

YA: – Simplemente soy... Una distracción. – Aquel alto castaño de tez blanca, de gran estatura y vestimenta de invierno, se acercaba a él con un lento andar. En su espalda, se podía ver que una enorme hacha se balanceaba levemente de un lado a otro. – Y posiblemente... Tu derrota. – El campo, empezó a oscurecerse levemente, la luz del sol que caía sobre el campo, empezaba a ser apagada por una nube.

Gorumu: – G-Grr. (Mi cara está totalmente destrozada... Si uso mi fuerza para abatirme a duelo mano a mano contra este tipo, acabaré hecho polvo.) – Sin espabilar, enterró su mano en el suelo, sacando una pequeña masa de roca derretida el cual usó para untársela en el rostro, dejándola como nueva.

YA: – ¿Ho? Interesante. Pero no importa lo que hagas, volverá a deshacerse. –

Gorumu: – Una nueva ronda está por comenzar, lo que eso implica estar intacto. – Se levantó del suelo con las piernas desbalanceadas, pero rápidamente logró recobrar el equilibrio. – Tch... Preguntaré una vez más. ¿Quién eres tú? –

YA: Sin decir nada, sólo miraba a su contrario con ojos aburridos. – Si tanto quieres saber, está bien, te diré mi nombre. Me llamo Yutaro Aiko, soy un soldado de tierras nevadas. – Se colocó en posición de combate. – Y el ser humano más fuerte sobre la tierra. – La luz regresaba lentamente, el cielo finalmente se estaba despejando.

Gorumu: – ¿Un ser humano? No eres un hibrido, ¿eh? Esto puede que sea sencillo. – movió de lado su cabeza, tronándose el cuello. – A juzgar por tu apariencia, eres de origen ruso, y también por esa placa, deduzco que eres un militar, ¿me equivoco? –

Yutaro: – Exmilitar, abandoné aquellas fuerzas. –

Gorumu: Lo miraba detenidamente, buscando algún otro detalle, además de su hacha. – ¿Quién te hablo de mí? ¿Cómo sabes mi nombre? –

Yutaro: – Oh, pues... Debo decir que tuve un contacto especial con "La Muerte" hace algún tiempo. Supongo que ahora estoy en deuda con esa deidad. –

Gorumu: – (Así que Juuzo, ¿eh?) Hfmp ... Interesante, pero basta de charla. – Se colocó en posición, dando la introducción al enfrentamiento. – Veamos qué tan fuerte eres siendo un humano. –

Yutaro: – Ni te darás cuenta. – Con gran determinación, saltó en aproximación hacia él, tan rápido que desapareció completamente de su vista. Su impulso, fue tan fuerte que fue capaz de dejar una abolladura en el suelo. Al estar lo suficientemente cerca de él, realizó una patada que fue capaz de liberar una enorme corriente de aire. Su movimiento, fue sin duda alguna, evadido, pero no se detuvo ahí. Con velocidad, llevó a cabo una serie rápida de golpes que, a duras penas, el gólem humanoide de roca podía soportar. – ¡No eres tan fuerte y poderoso como me dijeron! ¡Vamos! ¡Ve en serio! –

Gorumu: – ¿"En serio"? Bien, toy a mostrarte lo serio que puedo ser. – Con un contraataque, tomó su brazo y lo arrojó contra el suelo, para luego golpearlo con su brazo impulsado con vapor. – ¡¡Huooooah!! –

Yutaro: – Tch. – Resistía el ataque, endureciendo su abdomen, pero por lo visto, no bastó para su contrarió el haberlo golpeado de esa forma, y por ello, su brazo liberó más vapor, siendo hundido todavía más en lo que se formó un gran cráter. – (Este tipo...)

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