Capítulo 13: Hermanos Urak y Valha.

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Ya era de mañana, y los dos familiares salieron de sus habitaciones del gigantesco palacio del Shinigami. Se pusieron manos a la obra, preparando el ataque al Área Norte. El Shinigami, antes de salir notó que su hijo no traía un atuendo de batalla.

Juuzo: Se quedó en silencio, mirando a su hijo con algo de preocupación – ¿No tienes una armadura que te puedas poner? –

Kiro: – ¿Mm? – Se giró para ver a su padre. – ¿Para qué querría uno? Además, tú no llevas una armadura. –

Juuzo: – Si, pero es porque poseo una habilidad de desmaterialización que puedo usar cuantas veces yo quiera. Si quieres puedo prestarte uno. –

Kiro: – ¿Tienes armaduras? – Con una expresión de curiosidad, miraba al Shinigami.

Juuzo: – No, pero podría prestarte uno mío que es viejo. –

Kiro: – Tentador, en cierto modo. Adelante. –

Juuzo: – De acuerdo. – Con un simple chasquido, hizo que la ropa de Kiro cambiara drásticamente a una armadura negra. – Este atuendo lo usé en una guerra. Es como verme a mí mismo, pero... Pálido y con los ojos azules. –

Kiro: Observó a detalle, cada parte de aquel traje con impresión. – Se ve bastante genial, y es bastante cómodo. –

Juuzo: – Bien, bien, no perdamos tiempo. – Nuevamente, chasqueó los dedos llevando a cabo su teletransportación. Habían aparecido de repente ante una cueva diferente, en medio de un bosque con otro tipo de ecosistema, no parecía el lugar de donde Kiro surgió hace algo de tiempo. – Es aquí. –

Kiro: – ¿Eh? – Miró a su alrededor, notando que el lugar era totalmente distinto al de su lugar de origen. – ¿En dónde estamos? –

Juuzo: – Estamos ante la entrada de las "Catacumbas de Hermanos Espartanos", estamos en Roma. – Se abrió paso a través de la oscuridad de la espelunca.

Kiro: – (¿Esto es una entrada al infierno?) – Contempló unos segundos la entrada, para luego avanzar a espaldas de su padre.

Padre e hijo, se adentraron en la oscuridad de las catacumbas ocultas de Roma. Cuando ya la luz del exterior no alcanzaba a donde habían avanzado, Juuzo logró avivar una llama púrpura en la punta de su bastón, iluminando el sendero. El lugar, no dejaba de hacerse oscuro amén de avanzar más al fondo, ni siquiera la luz que Juuzo podía emanar podía extenderse por el túnel rocoso por el que viajaban. Continuaron el paso, hasta finalmente llegar a un espacio totalmente expandido e iluminado por la luz que atravesaban las grietas, claramente, se podía notar un puente con soportes delgados e inestables y distintas plataformas también, todo ubicado debajo de un acantilado cubierto de piedras que parecían lanzas; esqueletos y cadáveres yacían en estos picos.

Juuzo: – Ya estamos cerca. Trata de no hacer mucho ruido y muévete lentamente, o moriremos dolorosamente. Y cuidado, también puede haber trampas en cualquier lado. –

Kiro: Asintió, mientras se movía con cautela a las espaldas de su padre a lo largo del puente, con la guardia en alto. – ... No parece haber trampas. – Ni siquiera pasaron ni dos segundos, para que el lugar empezara a estremecerse de la nada, notando que algunas piedras de enorme tamaño comenzaban a caer sobre ellos.

Juuzo: – ¡Tch! ¡¿Y lo tenías que preguntar?! ¡Corre! –

Menuda situación en la que se habían metido Kiro y Juuzo. Ni cortos ni perezosos, ambos comenzaron a correr como si no hubiese un mañana, el camino por donde habían venido, repentinamente comenzó a derrumbarse, así como así. Lograron llegar a las plataformas, pero mientras iban saltando de soporte en soporte, se iban derrumbando y de la nada, flechas comenzaban a salir disparadas desde el suelo. Kiro y Juuzo tuvieron la dicha de repelerlos fácilmente con sus armas, pero aterrizar a la última plataforma, fue el problema puesto que, en vez de caer, se deshizo en pedazos lo cual, desequilibró a ambos. Kiro, consiguió la forma de saltar hasta la salida, mientras que Juuzo, bueno... Abrió un portal debajo de él y apareció junto a Kiro como si nada, esto molestó un poco al azabache.

Heart of a DevilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora